POR: ÓSCAR RIVERA LUNA

Crece el PIB y aumenta la miseria y el hambre

A mandíbula batiente celebró el Gobierno de Colombia el asombroso crecimiento del Producto Bruto Interno de 10.6 % en el 2021 y 8,5% hasta el mes de abril, y expresó con orgullo “ser el primer importador de alimentos de América Latina”. El Tiempo del domingo 12 de junio celebra que, según la OCDE, Colombia lidera las perspectivas de crecimiento del PIB en 2022.

Surge entonces la preocupación: ¿Cómo es posible que en tan boyante, exitosa y feliz economía, líder mundial del crecimiento PIB, se multipliquen el desempleo, el hambre y la desolación en millares de hogares de Colombia? Desaparezcan más líderes sociales y ambientales asesinados, y el 40% de la población habite en condición de pobreza crítica?

Funcionarios de Estado se desplazan desde la Casa Blanca hasta la helada cumbre económica de Davos en Suiza, a los rascacielos de acero y cristal en Doha y a la Cumbre de Las Américas, convocada para resolver el conflicto humanitario de millones de migrantes pobres de Colombia, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala que huyen de la violencia, en busca de trabajo y comida. Pero sin México, escenario principal de la tragedia migratoria.

En todas esas latitudes Colombia manifiesta su preocupación y dolor por el hambre en Venezuela, pero no se percata, ni se pronuncia sobre el hambre en barrios de Bogotá, de Puerto Carreño, en Cali, mitigada por comedores comunitarios, de los niños de La Guajira que continúan muriendo de hambre y desnutrición, de niños indígenas y negros en los pueblos palafíticos del Chocó.

Mientras tanto contratistas inescrupulosos continúan birlando el presupuesto nacional del PAE tranquilamente y entregando alimentos descompuestos, irrisorios o no los entregan, afectando la vida y el crecimiento de los niños en su etapa de formación, cerebral, cognitiva, ósea y muscular. Por cada dólar que se produce en Colombia, el 58% debe ser utilizado para pagar el servicio de la enorme deuda externa. En un alto porcentaje de los hogares, se come con las remesas enviadas en dólares desde otros países, favorecidas por la tasa de cambio.

A medida que crece el PIB, en Colombia aumentan los encajes de los bancos, la pobreza y el hambre. Si la perspectiva de la OCDE es que Colombia duplique el crecimiento del PIB mundial, quiere decir que se duplicaría la extravagante acumulación del capital financiero inútil, la carestía de alimentos, la miseria y el hambre.