Por: Juan Hernández Machado, miembro de la Unión de Historiadores de Cuba.

En el mundo moderno nos llenamos de mucha información que, en ocasiones, lejos de ayudarnos nos hace daño, porque es información falsa, mal intencionada, destinada a desvirtuar la verdad y la historia.
Un claro ejemplo de eso es cuando se dice que Cuba está en una lista de los países promotores del terrorismo. Lista que confecciona- hay que investigar quién le dio el permiso para hacerlo- el brillante Departamento de Estado del gobierno de los Estados Unidos (lo de brillante se dice con toda la ironía posible).

Y la información es parte verdad (Cuba sí fue incluida en esa espuria lista) y al mismo tiempo es falsa (Cuba fue incluida sin razón alguna, solo como una medida más de la guerra multidimensional que libra el gobierno estadounidense contra nosotros).
Y hablando de terrorismo, ¿por qué no indagamos un poco para buscar más claridad en este tema?
Terrorismo puede ser dominación por el terror; violencia aplicada con el objetivo de atemorizar a personas; actos violentos para crear inseguridad o derribar un gobierno establecido; actos violentos para infundir terror; actuación de bandas organizadas para mediante acciones de terror pretender crear una alarma social con fines políticos, y varias definiciones más por el estilo.

Descrito de esas formas se aplica a personas o grupos de personas. Pero, qué sucede cuando esas acciones son organizadas por un Estado y dirigidas contra otro Estado sin que medie ninguna declaración o estado de guerra entre ambos y utilizando diferentes coberturas, engañifas o justificaciones. En ese caso, se denomina terrorismo de Estado.
Múltiples son los ejemplos de terrorismo de Estado que pudiéramos presentar, desde los más de 600 intentos contra la vida de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz hasta la destrucción del avión de Cubana de Aviación en pleno vuelo el seis de octubre de 1976.
Pero les sugiero concentrarnos en las acciones de terrorismo de Estado cometidas por instigación del gobierno de los Estados Unidos de América a través de sus agencias de inteligencia contra nuestras representaciones diplomáticas en el exterior, utilizando lo mismo a exiliados cubanos, a personas vinculadas con la mafia como a simples asesinos como a bandidos que les venden su alma al diablo por un puñado de dólares.

La protección física de todas las instalaciones diplomáticas de los Estados, así como las inmunidades de su personal están reguladas por la Convención de Viena, aprobada en la conferencia que contara con la participación de 81 Estados en esa ciudad austriaca entre el dos de marzo y el 14 de abril de 1961. La Convención fue firmada el 18 de abril.
En los últimos sesenta años, los enemigos de nuestra revolución han ejecutado más de 600 acciones terroristas contra nuestro país, las cuales han ocasionado más de 3,400 muertes y más de dos mil discapacitados.
De esas acciones, solo entre 1959 y 1980 se realización 54 acciones de importancia contra nuestras embajadas, consulados y representaciones comerciales en Estados Unidos, Canadá, países latinoamericanos, europeos y una en un país africano.

Las acciones fueron desde disparos procedentes de vehículos en marcha, colocación de artefactos explosivos, lanzamiento de artefactos incendiarios, envío de cartas y paquetes conteniendo bombas, intentos de secuestros y secuestros.
Algunas de las organizaciones que se adjudicaron la realización de esas acciones fueron Alpha- 66, Omega- 7, Comandos- L, Comandos Contrarrevolucionarios y la Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), todas radicadas en territorio de los Estados Unidos y con conocidos vínculos con sus organizaciones de inteligencia, en especial la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Solo para que se tenga una idea de esta desenfrenada campaña terrorista contra instalaciones diplomáticas cubanas, veamos algunos ejemplos:
• El cinco de junio de 1959 muere un niño dominicano a causa de los disparos que se hicieran contra la embajada cubana en República dominicana.
• El 22 de octubre de 1961, uno de nuestros custodios en la embajada en Uruguay resultó gravemente herido por disparos contra esa sede.
• El tres de mayo de 1967, cuatro cubanos fueron heridos como resultado de un ataque con armas de fuego contra la embajada cubana en Ciudad de México.
• El cuatro de abril de 1972, falleció un compañero y siete resultaron heridos por una explosión en la Oficina Comercial cubana en Montreal, Canadá,
• Adriana Corcho Calleja y Efrén Monteagudo Rodríguez perdieron la vida el 22 de abril de 1976 debido a la fuerte explosión que destruyó buena parte de nuestra embajada en Portugal.
• Artaignan Díaz Díaz, un técnico de la pesca, murió el 24 de julio de 1976 durante el intento de secuestro del cónsul cubano en Mérida, México.
• El nueve de agosto de 1976, los funcionarios Jesús Cejas y Crescencio Galañena fueron secuestrados en Buenos Aires, Argentina. Los restos del segundo aparecieron en julio del 2012 dentro de un tanque de 200 litros relleno con cemento, mientras que los de su compañero aparecieron al año siguiente.
• El 11 de septiembre de 1980, Félix García Rodríguez, integrante de la Misión de Cuba ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), fue asesinado a pleno día en medio del Condado de Queens en la ciudad de Nueva York. Sus asesinos confesos, pertenecientes a la organización contrarrevolucionaria Omega 7, participaron también en otros asesinatos de cubanos en Estados Unidos y Puerto Rico que abogaban por un mejoramiento de las relaciones entre el exilio y el gobierno cubano, así como en el intento de magnicidio contra el Comandante en Jefe en el Paraninfo de la Universidad de Panamá cuando él se dirigiría a profesores y estudiantes de la misma. ¿Usted hizo algo contra ellos? Lo mismo hicieron las autoridades estadounidenses…! nada!
• El 30 de abril del 2020, un ciudadano con vínculos con la contrarrevolución cubana radicada en Estados Unidos, tiroteó con un fusil de asalto AK nuestra embajada en Washington D.C, capital estadounidense. Esta es la hora que estamos esperando que el gobierno de Estados Unidos se digne a darnos una respuesta del final que tuvo esa acción terrorista, ya que el autor fue apresado ese mismo día.

Al despedir a las 73 víctimas de la voladura de un avión de Cubana de Aviación el seis de octubre de 1976, nueve días después en la Plaza de la Revolución de La Habana, nuestro Comandante en Jefe denunciaría: “En los últimos meses el Gobierno de Estados Unidos, resentido por la contribución de Cuba a la de¬rrota sufrida por los imperialistas y los racistas en África, junto a brutales amenazas de agresión, desató una serie de actividades terroristas contra Cuba. Esa campaña se ha venido intensificando por día y se ha dirigido, fundamentalmente, contra nuestras sedes diplomáticas y nuestras líneas aéreas”.

Como usted puede apreciar, amigo lector, si estas no son acciones terroristas entonces el sol no calienta. Además, de las 54 acciones reportadas, 17 se cometieron contra la Misión de Cuba ante la ONU, en la ciudad de Nueva York, y tres contra nuestra representación en Washington, DC. En total, 20 de las acciones fueron ejecutadas en territorio estadounidense, con intervención de las autoridades en muy pocas de ellas sin los resultados que debían esperarse de una acción de ese tipo.
Entonces, ¿con qué moral puede el gobierno estadounidense y sus instituciones calificar a ningún país extranjero como terrorista cuando sus manos están manchadas, no solo de pólvora y restos de explosivos, sino de la sangre de inocentes que han perecido o han sido fuertemente afectados por sus acciones?

Un patrón similar encontramos en otras esferas donde ese gobierno aplica sanciones unilaterales y mueve al odio colectivo dentro de las organizaciones que domina contra otros Estados, cuando su historia de agresiones, invasiones, pillaje, asesinato de dirigentes, uso de agentes químicos y tóxicos y otras es bien conocida hasta por niños de la enseñanza primaria.

Ahí está la historia que el hermano pueblo venezolano está viviendo con el compañero Alex Saab, diplomático que buscaba, al igual que han hecho y hacen miles de buenas personas allá, en nuestro país y en cualquier lugar, cómo mejorar las condiciones de vida de su pueblo mediante la adquisición de productos que les son negados por las acciones unilaterales estadounidenses.
Lo secuestraron utilizando los favores de un tercer país y sigue la pelea.

Lo peor de todo esto, y es por eso que hay que hablar y escribir una y otra vez sobre hechos como estos, es que todavía la respuesta a los mismos necesita coordinarse mejor y ser más fuerte.
De aquí la importancia de recordar la historia y que las nuevas generaciones la conozcan por quienes la vivimos y no por quienes quieren tergiversarlo todo para que sus impúdicas acciones sean el patrón a seguir.

Enero del 2023.

BLOG DEL AUTOR: Juan Hernández Machado