horacio_duque_1Horacio Duque.

El «golpe suave» organizado contra el gobierno socialista del Presidente Nicolás Maduro por los laboratorios ideológicos de la ultraderecha gringa en sus conocidos Think Tank o Centros de pensamiento, tiene un aliado en el simulacro del señor Santos, el Jefe de la Casa de Nariño en Bogotá.

Santos es un político de la burguesía santanderista colombiana, caracterizado por su oportunismo, por sus jugadas traicioneras, por su falta de hígados. En cualquier momento te traiciona y te mete cuchillo como es costumbre en estos políticos neoliberales, para quienes lo más importante son sus fortunas, sus negocios y su sistema sociopolítico de explotación y despojo del pueblo. Con este caballero siempre es mejor estar muy pendiente porque, seguro, te sale con lo peor. Lo digo por experiencia, pues he sido víctima de sus trampas y golpes bajos desde el 2007.

Cuando llegó al gobierno en el año 2010, para sustituir a Uribe, uno de sus pasos iniciales consistió en tender su mano de «amistad» al Presidente Hugo Chávez, quien sin dudarlo la acepto, pues sabia lo importante que era normalizar las relaciones con la nación y el pueblo colombiano. Pueblo entrañable para la Patria de Bolívar. Era la ruta para superar la difícil coyuntura orquestada por el fascista de Uribe Vélez, quien llevó las relaciones entre ambos Estados a una situación muy peligrosa, casi al borde de un conflicto bélico, con graves consecuencias económicas, sociales, políticas y diplomáticas, especialmente en la zona fronteriza. Uribe planteo un escenario de provocaciones, insultos e injerencias, que muy inteligentemente manejo nuestro líder eterno, el Presidente Hugo Chávez. Se necesitó la sagacidad, el talento y la destreza de un revolucionario como Chávez para lidiar con la podrida casta oligárquica colombiana representada en Uribe y Santos.

Más o menos, con uno que otro tropiezo, las relaciones han avanzado en estos años. Santos ha procurado buenas maneras y ha tenido cuidado de no incurrir en las andanzas de la época uribista.

Sin embargo, a raíz de la siniestra coyuntura diseñada por el imperio norteamericano para destruir la revolución bolivariana, mediante un golpe blando que incluye una cruel guerra económica, -como la implementada para derrocar y asesinar al Presidente Salvador Allende en Chile en 1973 e implantar el criminal sistema neoliberal pinochetista-, guerras mediáticas, planes golpistas y sabotajes a la democracia popular, el señor Santos ya está mostrando sus garras golpistas y reaccionarias. Piensa que llego el momento del golpe.

En Bogotá, se ha instalado uno de los principales nodos globales de esta estrategia contrarrevolucionaria para destruir la revolución socialista. La Casta española, en uno de los lados más salvajes del capitalismo neoliberal global como es el grupo Prisa, es la propietaria de la Cadena Caracol (Radio, televisión, redes), operada por reconocidos miembros del Opus Dei de origen paisa. Emisoras, noticieros de televisión, programas de opinión y espacios de entretenimiento, son utilizados abiertamente en esta guerra sucia y golpista contra el gobierno constitucional del Presidente Nicolás Maduro. Todo ocurre con la aceptación, anuencia y tolerancia del gobierno neoliberal del señor Santos.

Día a día montan programas de «análisis» con supuestos intelectuales, todos reconocidos idolatras del mercado y el capitalismo neoliberal, para mentir sobre la realidad de las profundas transformaciones realizadas en Venezuela por la revolución socialista en los recientes años. En esos programas la libertad de opinión es una completa farsa.

Recientemente, Santos hizo un discurso en la Casa de Nariño, en el que se dio licencia para inmiscuirse descaradamente en asuntos internos muy delicados de Venezuela. Ignorando que en Colombia hay una guerra civil de más de 60 años en la que han muerto millones de campesinos, que ese conflicto ha provocado más de 7 millones de desplazados los cuales viven un infierno en las principales ciudades, que los paramilitares se han reactivado y siguen como Pedro por su casa asesinando cada 5 días un líder de derechos humanos, que el desempleo es disfrazado con empleos desechables en las ventas ambulantes, que los políticos oficialistas se robaron las regalías petroleras obtenidas con los altos precios del petróleo en años recientes, que la prensa es un monopolio de castas oligárquicas nacionales y regionales que desconocen la libertad de opinión, que el fraude electoral es la norma en las elecciones, que 5 millones de colombianos han debido irse para Venezuela por causa de la miseria, este caballero se metió directamente en la vida interna de Venezuela para colocarse del lado de la ultraderecha fascista que conspira con golpes de estado y actos magnicidas para derrocar al Presidente Maduro.

Parte del juego traicionero del señor Santos es su apoyo abierto a la casta española del grupo Prisa que dispara cohetes mediáticos contra el bravo pueblo de Bolívar.

Santos hace parte de la «tiranía mediática» contra Venezuela, financiada, patrocinada y operada por la casta oligárquica española y sus testaferros colombianos.

Ese es el cuadro hoy de este nuevo capítulo de guerra contra Venezuela operado desde la Casa de Nariño. Por lo visto Santos quiere regresar a la nefasta época de Uribe Vélez y su sanguinario paramilitarismo.

No hay que dejarse engañar y reaccionar a tiempo como lo está haciendo el Presidente Maduro.

Nota. Hay algunos personajes que engañan con discursos de «izquierda» para atacar al Presidente Maduro. No me opongo a la crítica, pero ella debe tener sentido de las proporciones y consultar las circunstancias y las características de la coyuntura. Con sus necedades verbales y sus narrativas disparatadas a quien favorecen esos tipos es a los poderes del imperio y a las oligarquías escuálidas, todos ellos en el plan de recuperar la mayor riqueza petrolera del Planeta. Son unos tontos de remate que quieren llamar la atención diciendo pendejadas, a la manera de Dietrich. Estamos con el Presidente Maduro y con la revolución bolivariana socialista.