Por Maylín Vidal

Buenos Aires, 10 dic (Prensa Latina) A un año de asumir las riendas de una Argentina en recesión, el gobierno de Alberto y Cristina Fernández enfrenta hoy difíciles obstáculos en un 2020 complejo, con el norte en poner al país de pie.
El tiempo pasó de prisa desde ese histórico momento cuando el mandatario fue investido y en un discurso desde el Congreso llamaba a dejar atrás la grieta -aun latente-, convocaba a la unidad en un contrato social fraterno y abogaba por abrazar al diferente.

A 12 meses de recibir una Argentina desguazada y en default, Fernández, acompañado por un equipo en el que cada cual cumplió un rol importante en estos tiempos de pandemia, ha llamado a reconstruir el tejido social en medio de divisiones palpables y una oposición cada vez más acechante.

Cuando se disponía a levantar al país de la profunda crisis heredada y que entró en terapia intensiva con la Covid-19, la gestión del Gobierno tuvo que sortear duros momentos. Empero, se concentró en tenderle la mano a los sectores más vulnerables y sobre todo lograr una verdadera Argentina federal.

Esa ha sido la principal premisa con la que hoy el Ejecutivo intenta poner de pie a la nación, trabajar en lo social, lograr un país con oportunidades para todos y dar bríos al trabajo y la producción.

Le ha tocado duro esta primera etapa al gobierno de Fernández. Además de tener a cuestas una importante deuda que condicionaba a Argentina, nunca imaginó que apenas entrar a la Casa Rosada llegaría una pandemia que hasta hoy cobró la vida de más de 40 mil personas.

Pese a la polarización y las críticas, al presidente no le tembló el pulso para poner todos los recursos necesarios al servicio de la gente, priorizando la salud, lo cual permitió que el sistema no colapsara. Hoy muchos consideran de muy bien su manejo de la pandemia.

Así lo demuestra una reciente encuesta de la consultora Aresco en la que la imagen positiva del mandatario es del 46 por ciento pese a las enormes dificultades de 2020. En lo que respecta a su manejo de la situación sanitaria, el 62 por ciento opinó que lo hizo bien.

Acompañado por la vicepresidenta Cristina Fernández, quien en su rol también de presidenta del Senado ha jugado un papel primordial, el Jefe de Estado intenta conducir esta primera etapa con un panorama regional muy diferente al de cuando asumió.

Alejado de la sombra del neoliberalismo, quedará para siempre en la historia su papel fundamental para salvar la vida y darle refugio político al expresidente boliviano Evo Morales después del golpe de estado del cual fue víctima.

También sentó posiciones en diversos foros sobre la necesidad de terminar con el bloqueo que impone Estados Unidos a Cuba y Venezuela, y brega por un pacto de solidaridad global y un fondo mundial de emergencia humanitaria en medio de la situación mundial.

Quien fuera el jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, con su peculiar estilo ecuánime y el arte de buscar consensos, además de la batería de iniciativas y medidas en tiempos de pandemia, logró un importante paso de avance para saldar parte de la deuda.

Un acuerdo con acreedores extranjeros con el cual garantizó salir del default que ponía en jaque a Argentina, obligada a pagar de 2020 a 2025 unos 45 mil millones de dólares, y ahora avanza en la negociación para restructurar la deuda pendiente con el Fondo Monetario Internacional.

En víspera de cumplirse el primer año de gobierno del Frente de Todos, la vicepresidenta Cristina Fernández se refirió en una carta abierta a los retos que afrontó la gestión.

La vicemandataria destacó que durante este período el Congreso aprobó 40 leyes y dio media sanción a 87 proyectos a favor de los argentinos, para ampliar derechos, hacerle frente a la pandemia, cuidar la economía, fortalecer el federalismo y defender la soberanía.

Cumplimos, como siempre, con todas nuestras responsabilidades, afirmó en su misiva, en la cual resaltó que el Ejecutivo ‘sin duda ha hecho un gran esfuerzo para afrontar dos tragedias. Una anunciada y otra inesperada. La primera: la economía arrasada del macrismo. La segunda: la pandemia inédita’.

No exento de constantes críticas de una oposición que exacerba a la más rancia derecha, el Gobierno del Frente de Todos trabaja hoy sin pausa, con un año 2021 que se avecina también complejo.

car/may