Jorge Freytter-Florián*

El gobierno bolivariano, en su resistencia heroica junto a su pueblo, ha venido sorteando una inmensa cantidad de retos y amenazas que realiza el gobierno de Estados Unidos —el imperialismo estadounidense— y su principal aliado en la región, el bloque de poder contrainsurgente dominante en Colombia; empeñados en acabar con la revolución bolivariana, y para lo cual han desatado una guerra multiforme que ha obligado al gobierno bolivariano, desde sus inicios, a reformular permanentemente los objetivos de acción interna y de relacionamiento internacional.

Tras agotar la modalidad de terrorismo interno, expresado en las llamadas guarimbas de 2014, 2017 y las más recientes provocaciones, los enemigos del pueblo bolivariano han intensificado la guerra económica contra toda Venezuela desde el exterior.

Lo que vemos actualmente es un empeoramiento de la situación general, que es muy delicada. Los catires y escuálidos —como se les dice a los voceros de la derecha en Venezuela— y su sostén, los yanquis, están dudando y analizando la opción de una invasión abierta, en medio de un escenario de alta tensión geopolítica. Sin embargo, el pueblo venezolano ha alcanzado un grado de conciencia política y organización popular sin precedentes, lo que le ha permitido resistir y seguir construyendo el socialismo bolivariano en las condiciones más adversas que se le han planteado, obligándolo a resistir.

Como lo señaló el presidente Nicolás Maduro a raíz de su reelección, se ha abierto un nuevo escenario para rescatar la soberanía nacional y consolidar democráticamente el proyecto bolivariano. Los observadores internacionales hemos constatado que en Venezuela es difícil hacer fraude electoral: el sistema electoral es uno de los más transparentes del mundo, con amplia participación popular y garantías democráticas.

Las narrativas que presentan a Venezuela como dictadura carecen de sustento; lo que existe en Venezuela es un pueblo que defiende su derecho al voto, a participar directamente y a decidir su destino por cuenta propia.

La solidaridad no es un acto de caridad, es un acto de justicia.” — Hugo Chávez Frías

Esa justicia es la que reclama la movilización cívico-militar-policial que hemos visto en las calles venezolanas: una verdadera fiesta de democracia popular. El pueblo venezolano ha dado un nocaut político, con su diplomacia de paz, a los Estados Unidos y a sus aliados periféricos de la región con los intereses más ultraconservadores del planeta.

Hoy, más que nunca, es el momento de fortalecer la solidaridad internacional con Venezuela, impulsar el fin de las medidas coercitivas unilaterales y apoyar las acciones que refuercen la paz, la soberanía y la democracia participativa y protagónica que construye día a día el pueblo venezolano.

Sin embargo, el llamado poder corporativista, militar y paramilitar construido por el imperialismo en la región se fortalece cada vez más, y hace necesario luchar por su desmonte total, allí donde gobierna de facto e impunemente. La idea central, entonces, debe ser clara: estamos con los ideales y enseñanzas del Libertador Simón Bolívar, tanto en las buenas como en las malas. Siempre el pueblo venezolano podrá contar con nosotros.

Los verdaderos amigos políticos y camaradas se prueban tanto en las comodidades que da la paz como en las adversidades y dificultades impuestas por las potencias imperialistas extranjeras. Es hora de transformar esta resistencia en las agendas políticas de los movimientos sociales, populares, internacionalistas y políticos. Una guerra contra Venezuela alterará y desestabilizará no solo al país sino a toda la región, y el eco de las balas también llegará a incomodar la “tranquilidad” de la Europa actual.

Venezuela sigue siendo, según la teoría marxista, el eslabón más débil de la cadena imperialista, el nudo donde se concentran las contradicciones principales y secundarias en la región. Por eso, el destino de la revolución bolivariana es también el destino de la lucha por la emancipación de los pueblos de la región latinoamericana y caribeña, así como del Sur Global.

Nuestra tarea, desde Euskal Herria y desde cada trinchera internacionalista y antimperialista, es acompañar, denunciar los ataques y reafirmar que la paz, la justicia y la democracia participativa y protagónica, tal como lo establece la Constitución.

¡Viva la solidaridad internacional con el bravo pueblo venezolano!
¡Viva Venezuela libre y soberana!
¡¡Viva el pensamiento y la praxis del Libertador Simón Bolívar!!

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