Por: Juan Hernández Machado, miembro de la Unión de Escritores y de la Unión de Historiadores de Cuba.
Ciento treinta años es un período muy largo. Y ese es el tiempo transcurrido desde la caída en combate del Héroe Nacional de Cuba, José Martí Pérez.
Por lo general, cuando llega ese momento te recordamos en tu caballo blanco, solo con un revólver enfrentando a una hueste colonialista española que finalmente truncó tu vida ese 19 de mayo de 1895.
Pero no queríamos que en esta ocasión, a ciento treinta años de distancia nos centráramos solo en eso y pasáramos por alto tu impronta en nuestra vida toda.
Por eso nada mejor que la Sala Circulante de la biblioteca nacional que lleva tu nombre para confraternizar con funcionarios de cultura y de comunicaciones, combatientes de la revolución, historiadores y alfabetizadores cubanos, quienes recordaron momentos importantes de tu vida.
En todos los pasajes resaltó una palabra: ejemplo.
Y eso eres, no solo para el pueblo cubano sino para los pueblos de Nuestra América y del mundo también, José Martí Pérez, Pepe como te llamara tu mamá porque quienes te conocen bien te sienten a su lado librando todas las batallas de nuestra época para continuar viviendo con el honor que nos enseñaste.
También fue obligado hablar de tu mejor alumno, el joven abogado oriental que se convirtiera en el líder histórico de la revolución cubana: Fidel Castro Ruz. Y en su caso, también la palabra anterior cobró vida por todo lo que nos dejara a las generaciones siguientes.
Somos conscientes que hablamos de seres humanos y no de dioses, pero en el caso de ustedes dos el balance entre lo positivo y lo negativo se inclina sobremanera para el primer caso.
Lo agradecemos de corazón y es algo que nos estimula en nuestro actuar diario, porque también somos conscientes de que las personalidades en la historia solas no llegan muy lejos, y las que saben aglutinar a su pueblo como ustedes hicieron en sus respectivas épocas consiguen transformaciones inimaginables en circunstancias diferentes.
Así lo expresaron el joven mecánico de 19 años de edad y hoy coronel de la reserva de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Jesús Boza, al narrar sus vivencias en la epopeya de Playa Girón, en abril de 1961, cuando los mejores hijos de la patria cubana, con su Comandante en Jefe al frente, derrotaron en menos de 72 horas a la brigada mercenaria organizada, financiada, armada, entrenada y transportada por la Agencia Central de Inteligencia yanqui con el objetivo de destruir a la revolución cubana.
También lo hizo Salomé Nejme Franco, quien con 14 años terminaba el curso de enfermería y participó también en la epopeya de Girón. La victoria frente a los mercenarios se logró el 19 de abril y al día siguiente ella cumplió sus 15 años, los que le celebraron sus compañeros milicianos en el litoral donde aún estaban desplegados, con una torta hecha de boniato y una gran vela, de la que aún conserva- y nos mostró- la base de la misma.
No se quedó atrás Alba Cortina Aguirre, maestra que desde inicios de 1960 fue ubicada en la Ciénaga de Zapata para enseñar a leer y escribir a los campesinos de la zona.
Cuando se produjo la agresión mercenaria conoció que su padre se encontraba en una de las unidades de milicia allí desplegadas y fue a buscarlo, logrando convencer a los jefes correspondientes que le dieran un arma para defender la patria sagrada junto a su papá. Posterior a la victoria frente a los agresores, regresó a la zona de la Ciénaga como alfabetizadora para culminar la campaña que permitió eliminar el analfabetismo en Cuba en solo un año.
Y en esas simples, humanas pero históricas actitudes de estos cubanos con juventud acumulada estuvo Martí y los ha acompañado hasta hoy.
Por eso, Maestro, no nos arrepentimos de esta recordación diferente, donde los representantes de las nuevas generaciones que estuvieron presente se dieron cuenta que en nuestro pueblo hay mucho de Martí y de Fidel.
Y que esas son razones que nos mueven a todos a dar el máximo esfuerzo para lograr salir de las dificultades en las que nos encontramos, motivadas en gran parte por la acción del enemigo imperial que durante más de 60 años ha pretendido ahogarnos pero no ha podido, y también por errores e insuficiencias propias que se detectan y se adoptan medidas para superarlos.
Como se dijo en este encuentro, tú, hijo de españoles, con un alto coeficiente de inteligencia, maestro de la oratoria y de la escritura, representante consular y diplomático de varios países latinoamericanos, bien hubieras podido vivir hasta la vejez sin grandes complicaciones.
Sin embargo, escogiste la estrella que ilumina y mata, fundaste el partido que dirigiría la etapa final de la revolución, uniste a los cubanos de bien para la nueva etapa de la lucha independentista, la Guerra Necesaria, y cuando muchos pensaron que te quedarías en Nueva York, ejerciendo tu cargo de Delegado, regresaste a la patria por Playitas de Cajobabo para ocupar tu puesto de combate como un luchador más.
Hoy, cuando el imperialismo hace ingentes esfuerzos por destruir todo lo de positivo, revolucionario, humano y realmente democrático en el mundo; cuando se produce el genocidio de un pueblo como el palestino, a la vista de todo el mundo y hasta las principales organizaciones internacionales demuestran ser inefectivas para detenerlo, tu ejemplo es más importante que nunca.
Debemos estudiar tu obra rica en enseñanzas, pero más importante es profundizar en tus acciones, en tus ejemplos diarios y hacer el mayor esfuerzo por aplicarlos en nuestra vida cotidiana, para mejorar lo que nos corresponde, influir en los demás y contribuir a la unidad de las fuerzas progresitas, revolucionarias y amantes de la paz en el mundo.
El próximo 19 de mayo no servirá solo para conmemorar el aniversario 130 de la muerte de un prócer cubano, sino que será un momento de recuento, de análisis, de reflexión de lo que hemos hecho, de lo que nos falta para salir del bache y avanzar más unidos hacia metas superiores.
Todo momento servirá de recordación, de agradecimiento y de convencimiento de que en cada paso positivo que demos nos acompaña el Pepe de su mamá, el Cubano Mayor, José Martí Pérez.
15 de mayo 2025.
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