Serví de puente para que Piedad se reencontrara con Petro. En esa reunión que tuvo lugar en la oficina de aquel en el Senado, se protocolizó su ingreso al Pacto. En su humildad me dijo que aspiraba a estar en el puesto 10 de la lista. Cuando supo que había quedado en el 8 me dijo que habíamos sido muy generosos.
Lo que no imaginamos es que ese día Piedad empezó a morir. No fue sino anunciar que aspiraba al Senado para que empezara esa persecución tan barbara y tan rastrera que la envió a la Clinica Antes de la posesión.
Costó tiempo a su familia levantarle la moral y recuperarla. Los ataques implacables no paraban.
Yo no me quiero meter en las acusaciones que le hacían, soy respetuoso de la ley, pero puedo decir que con todo lo que le esculcó la Fiscalía y la Corte, de haber hallado alguna prueba, le hubieran expedido una orden de captura. A ella jamás se la hubieran perdonado porque se enfrentó toda la vida al establecimiento. Porque ganas no les faltaron de llevarla a la cárcel.
Luego vino lo de su hermano. Eso la desmoralizó mucho. Un día me dijo en Medellín, que si Petro lo extraditaba, se pondría muy triste porque creía en su inocencia pero que no se iba a poner brava con el Presidente. “Que cada quien responda por sus actos” agregó.
En efecto Petro lo extraditó a los Estado Unidos y ella siguió defendiendo al gobierno hasta el último minuto de su vida.
Piedad murió triste, vilipendiada y perseguida. Es el precio que se debe pagar por no alienarse con los poderes oscuros de este país.
Fue secuestrada, al igual que su hija y se salvó de ser asesinada por las AUC de Carlos Castaño. Calumniada a más no poder. Odiada con saña pero también admirada. Al verla así, un día le pregunté si valía la pena entregarle la vida a una causa para terminar masacrada por los moralistas sin moral. Me dijo que sí. Que si volviera a nacer volvería a entregar su vida a la lucha por los derechos de los pobres y de los negros y su lucha incansable por la paz.
Bueno ya se fue la negra grande. Abrazo a Natalia y a Juan. Ella su bastón Fisico y emocional, él mi compañero de luchas en el Senado.
El aporte de Piedad Cordóba al progresismo en Latinoamérica es grande. Su lucha por la paz no será en vano. Su inteligencia quedó plasmada en sus discursos y en sus tuits. (Ver algunos)
Quienes deseaban su muerte que celebren.
Solo les digo que todos vamos a morir y que nadie es Dios para atribuirse el derecho a mandar al infierno a sus semejantes. Menos sabiendo que todos tenemos pecados.
Descansa en paz, amiga. Nos enseñaste a luchar sin importar terminar crucificados.
Gustavo Bolívar
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