Por Alfonso Castillo

Defensor de los Derechos Humanos.

En los últimos días han resurgido, como ha sucedido en años anteriores, la noticia sobre la aparición de objetos voladores no identificados, (ovnis), más allá de toda la especulación y fantasía que se hace sobre este tema, y no dando por descartado que es posible que existan en el inmenso universo, otros seres que probablemente surcan el universo, probablemente con mayores y mejores tecnologías, que la que haya podido desarrollar el ser humano.

Sin embargo, y con un poco de humor crudo y cierta ironía, convendría pensar que eventualmente seres de otros planetas se hayan aproximado al planeta tierra y si lo llegaron a hacer a Colombia, con mucha razón y sin grandes estudios determinaron, que era mejor, no invadir un territorio, donde las gentes adoptan comportamientos extraños y contrarios al sentido común.

Por ejemplo recordar el episodio en el que el país fue llevado por una clase política amiga de la guerra, al absurdo de tener que votar si aprobamos, o no, un plebiscito manipulado por los grandes medios y influenciadores de la clase política, para «aprobar» el Acuerdo Final de Paz, un instrumento que claramente se constituía en una alternativa para buscar salidas al prolongado conflicto armado en Colombia, sin embargo y contra toda lógica y como lo señalaron muchos periódicos en el mundo, ocurrió lo impensable, Colombia en el plebiscito por la paz, terminó votando en contra de ella.

Más recientemente, vimos como el día 28 de marzo del 2023 por las calles de la ciudad de Bogotá, una movilización de personas vinculadas a las plataformas digitales de rappi entre otras que gritaban las consignas «no al contrato laboral», «queremos ser libres» e «independientes», «queremos trabajar muchas horas para que nuestro patrón se haga más rico», «nos gusta pagar por nuestra propia cuenta el aseguramiento en salud riesgo laborales y pensión» vistas entre otras expresiones que rayaban en lo ridículo.

También escucharon estos visitantes anónimos o desconocidos, las diatribas de la gran prensa, que insistían en explicar que Colombia cuenta con el mejor sistema de salud del mundo, mientras al pasar por una institución de salud largas filas de gente agolpada esperando un turno para ser atendida por un médico.

Y así, entre una y otra cosa, estos visitantes que seguramente pretendían invadirnos, fueron desilusionando o más bien pensaron que no valía la pena invadir un territorio donde la gente actúa con tanta extrañeza, en la que pareciera que algunas de estas personas gustasen vivir sometidos a la injusticia o sumergidos en la desigualdad, prefiriendo hacer caso a quienes han ostentado todos los privilegios, abusando del trabajo de las grandes mayorías, para obtener ellos las mayores utilidades y beneficios, cuáles siguen gobernando, aumentando sus privilegios y su poder criminal.

Y de esta manera los visitantes que pretendían invadirnos, prefirieron salir huyendo, hasta sus naves dejaron en el camino, ante el espanto de pensar que tal vez se trataba de una enfermedad contagiosa.

Menos mal que estos seres no observaron con agudeza, no se percataron de un pueblo que ha luchado con berraquera y dignidad, que ha levantado su voz de protesta en muchas ocasiones, que se ha enfrentado con valor ante las armas del gobernante opresor y tirano y ha entregado la vida, para defender la dignidad, ha luchado por la paz para construir una sociedad mejor, y es esa la verdadera esencia del pueblo colombiano, a la que las élites gobernantes le tienen miedo y por eso han tendido durante muchas décadas a través de múltiples formas, principalmente con la manipulación en los medios masivos de comunicación para intentar sembrar el miedo, odio y desesperanza, para con ello ellos seguir gobernando.

Sin embargo después de la larga noche, siempre viene el amanecer de la esperanza, este pareciera ser ese momento que vive el país, y el pueblo lo está entendiendo así, las cosas que durante tantos años forjaron la injusticia, la desigualdad y la miseria, tendrán que cambiarse pero debe hacerse con mucha paciencia, con bastante pedagogía, pero sobre todo manteniendo viva la capacidad de organización, movilización y lucha, para hacerle saber a los violentos, que el pueblo no aguanta más su opresión.

Bogotá, 1° de abril de 2023.