paraguay-fronterascierrePor Javier Rodriguez Roque

Asunción, 21 feb (PL) Paraguay termina hoy esta semana con una crisis presente en los pasos fronterizos que la unen al territorio argentino por la protesta de trabajadores y pequeños comerciantes locales apoyados por sus pares del país vecino.

Los incidentes se iniciaron con la aprobación por el gobierno del presidente Horacio Cartes de una nueva normativa para la importación y exportación menor de productos de los llamados paseros que durante muchos años se dedican y viven de tal actividad comercial.

Para los paraguayos la disposición oficial les impone las mismas cargas tributarias y procedimientos burocráticos que a los grandes importadores y exportadores, algo que consideran hace imposible el sostenimiento de su actividad diaria y ello desató el cierre de zonas fronterizas.

Tras una primera represión del lado paraguayo hecha por la policía de choque, los trabajadores de frontera reanudaron sus manifestaciones de protesta pero, en esta ocasión, respaldados por comerciantes y trabajadores argentinos especialmente en la ciudad de Clorinda unida a Puerto Falcón por el llamado Puente de la Amistad.

Otras protestas similares se mantienen en las áreas de Ita Enramada y Limpio, todo lo cual provocó el mantenimiento de fuertes contingentes policíacos que trataron de impedir el cierre total del tránsito.

Sin embargo, un nuevo elemento radicalizó la situación al impedirse del lado argentino la salida o entrada de más de 100 grandes camiones de carga que, diariamente, circulan con las mercancías correspondientes.

Los camioneros mantienen hasta hoy largas filas a uno y otro lado de la línea fronteriza, incluso con cargas perecederas en peligro de perderse como, por ejemplo, exportaciones de carne paraguaya hacia Chile.

Distintos intentos de buscar una solución al problema fracasaron hasta el momento pues el gobierno paraguayo considero irreversibles las regulaciones dictadas y acusó a los paseros de formar parte de una red de contrabando de artículos.

Mientras tanto, los organizaciones de trabajadores de frontera aseguraron que las autoridades son benevolentes con las grandes empresas que sí realizan el tráfico ilegal y sólo desean eliminar definitivamente a quienes sostienen a sus familias con el trabajo diario.

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