ricardo-patinoitaliaPor Luisa María González

Quito, 18 nov (PL) Casi un centenar de familias ecuatorianas migrantes en Italia enfrentan conflictos por la custodia de sus hijos, una situación que preocupa a Quito pues el hogar está considerado el medio ideal para el crecimiento y desarrollo de los menores.

Según las autoridades, algunos casos están en la fase de seguimiento por parte de los servicios sociales italianos, y en otros los pequeños ya han sido trasladados a casas de cuidado mientras la justicia se encarga de procesos para decidir retirar o no la tutela. No obstante, el panorama más grave se refiere algunos niños que ya fueron completamente separados de sus familias biológicas y dados en adopción a italianos.

En estos días una delegación ecuatoriana de alto nivel encabezada por el canciller Ricardo Patiño se encuentra en la nación europea para evaluar el problema con las autoridades locales de las provincias de Génova, Roma y Milán, donde se concentra el fenómeno.

El ministro ofreció una rueda de prensa en la cual explicó que tras realizar un estudio de los casos, se detectan diversos errores de procedimientos que atentan contra las familias ecuatorianas.

Entre ellos mencionó que la pobreza impidió a estos núcleos acceder a una defensa legal, por las barreras idiomáticas algunos padres firmaron documentos sin comprenderlos a cabalidad, y los tribunales no suelen tener en cuenta las diferencias culturales.

Asimismo, los procesos judiciales han llegado a demorar años en los cuales los menores permanecen en casas de cuidado, en una situación de incertidumbre prologada por demasiado tiempo.

Un factor resaltado por Patiño es que «se ha castigado la pobreza», pues a muchas familias se les retiró la custodia de sus hijos por no tener capacidad económica para mantenerlos, sin antes acudir a fórmulas de ayuda como lo establece la misma ley italiana.

Por otro lado, cuando el problema radicó en conflictos intrafamiliares, las autoridades italianas tampoco buscaron solucionarlos y la decisión fue separar estos núcleos, lo cual lejos ayudar muchas veces causó un empeoramiento de la situación.

«Si a una madre le arrebatan a su hijo, es muy esperable que desarrolle trastornos psicológicos», expresó.

Frente a este panorama, sobresalen las directrices de Naciones Unidas respecto al tema que marchan en sentido contrario a lo sucedido en Italia con los migrantes ecuatorianos.

La ONU indica que la familia es el medio natural para el crecimiento de los pequeños y los esfuerzos de los estados deben encaminarse a apoyar a los hogares en su función cuidadora.

Asimismo, en caso de decidirse la separación, esta debe ser la última medida a recurrir, y luego debe buscarse la restitución a los padres, o de no ser posible, a los familiares de mayor cercanía posible.

Luego de comprobar la recurrencia del conflicto en Italia, algo que no se repite en otros países europeos, Ecuador decidió hace unos meses desplegar un sistema de atención integral a estas familias, lo que incluyó contratar colegios de abogados para que desempeñen la defensa en los procesos judiciales.

También se contrataron servicios psicológicos y de asistencia social con el fin de ayudar a los hogares a superar las dificultadas y restituir su integridad.

De acuerdo con la viceministra de Movilidad Humana, María Landázuri, hasta el momento con la asesoría legal brindada por Quito se logró resolver positivamente 14 casos en Génova, 17 en Milán y dos en Roma.

«El Estado ecuatoriano defenderá a nuestras compatriotas y nuestros niños y niñas en todas las instancias legales necesarias en Italia e internacionalmente, e irá hasta las últimas consecuencias para defender la unidad familiar», aseveró la funcionaria.

En la rueda de prensa ofrecida desde el país europeo, Patiño lamentó que su homólogo italiano, Paolo Gentiloni, no tuviera espacio en la agenda para recibirlo y abordar el tema.

«Lamento mucho venir a tratar un tema tan grave, tan importante, tan urgente, tan humanitario y tan delicado, y no haber tenido la oportunidad de reunirme con el canciller», manifestó.