Bogotá, 14 nov (PL) El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, cumplirá mañana 100 días del segundo mandato en medio de negociaciones destinadas a lograr la paz y de gestiones para la etapa del postconflicto.
Bombardeadas con mayor fuerza por el partido Centro Democrático -liderado por Álvaro Uribe- las conversaciones en La Habana entre representantes gubernamentales y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), transitan por el cuarto punto de la agenda, referido a las víctimas de los enfrentamientos.
Ambas partes lograron consensos en los temas de reforma rural integral, participación política y drogas ilícitas.
Pese a cuestionamientos y airados debates, algunos analistas opinan que la confrontación de más de 50 años resulta insostenible y que el proceso para ponerle fin no tiene vuelta atrás. A lo interno del país los agresivos mensajes proferidos por líderes y voceros de distintos sectores reflejan la complejidad del momento.
Delinear la fase posbélica marcó también la agenda del mandatario, quien finalizó recientemente una gira por seis naciones europeas en busca de apoyo político y financiero para ese período.
La principal propuesta del jefe de Estado fue la creación de un fondo fiduciario dirigido a sustentar proyectos una vez terminada la guerra, iniciativa que recibió el respaldo de homólogos, parlamentarios y otras personalidades europeas.
Pero sin duda, su mayor desafío es afianzar la reconciliación nacional.
Qué importante es la palabra reconciliación para una sociedad que necesita soltar el lastre de la violencia y avanzar, insistió Santos en reciente diálogo con periodistas.
Hay colombianos -dijo- que le tienen miedo a la paz y no hablo de quienes quieren perpetuar el conflicto por egos y otras motivaciones.
Tras recordar las circunstancias en las que surgieron las negociaciones entre el gobierno y representantes de las FARC-EP, llamó a los reporteros a mostrar cómo sería ese país normal que está en el centro de las aspiraciones y que pudiera ganar una década de desarrollo dentro de un escenario pacífico.
Según estudios de académicos colombianos, el ritmo de crecimiento departamental del Producto Interno Bruto pudiera duplicarse en un ambiente de distensión, gracias al aumento de las inversiones y la productividad en zonas castigadas por los enfrentamientos, y de donde los agricultores se desplazan forzada o voluntariamente por temor a sus vidas.
Se estima que más de mil colombianos emigran a Ecuador cada mes para evadir la violencia.
La confrontación interna dejó unos seis millones de víctimas, registro que incluye secuestrados, torturados y desaparecidos, además de 230 mil muertos.
Profundizar los cambios en el sistema educativo y reducir los índices delictivos en la nación, clasificada entre las de mayor criminalidad, resultan otros de los retos de Santos en su segundo mandato, ante las crecientes demandas de seguridad de la ciudadanía.
Además de las Bacrim o bandas criminales, en Colombia proliferan actos como los asaltos a establecimientos comerciales, residencias y entidades financieras, así como la venta de drogas, junto a la sustracción de teléfonos móviles y motos.
Estadísticas internacionales lo ubican entre los países más violentos del mundo por la alta incidencia de los homicidios.
La prostitución infantil está presente igualmente en los territorios colombianos, en los cuales actúan redes con conexiones en otros países.
Con varios frente de trabajo, explicar los avances de las pláticas en La Habana y sus beneficios, centra el discurso del presidente, caracterizado por exhortaciones a la unidad y a decir paz por encima de las diferencias.
