TRES EN UNO

Por Gonzalo Guillén
Periodista

LEGALIZAR

Los consumidores de Nueva York o Londres no saben que la cocaína está prohibida, pues la adquieren con sus tarjetas de crédito en todas partes, a todas horas y a la luz del día. Pero sí saben por medio de las noticias que sus países libran en el extranjero una guerra larga y «justa» contra los villanos, principalmente Colombia, que encubren la perversión criminal de un enemigo extranjero llamado narcotráfico.

LA

No deducen que el dinero con el que compran su cocaína hace billonarios a los narcotraficantes. Ignoran que en Colombia los narcotraficantes y sus asociados son la Fiscalía General de la Nación, las Fuerzas Militares, la Policía, la Dirección de Impuestos, políticos, banqueros y empresarios. Por el contrario, tienen la idea errónea, difundida en las noticias, de que aquellos son quienes luchan valientemente para arruinar y matar a los malvados campesinos sembradores de coca, con la que se fabrica la cocaína que ellos adquieren desaforadamente, sin ningún riesgo.

DROGA

El dinero de los consumidores enriquece a los narcotraficantes como ningún otro negocio en el mundo, debido a un solo factor: la prohibición, el único que impide que pueda haber paz en Colombia; todos los grupos armados ilegales que existen viven del narcotráfico. Si la droga fuera legal debería fabricarse con patentes lícitas, controles de calidad, pagando impuestos, compitiendo en el mercado y obedeciendo las restricciones que tienen otros venenos como el tabaco y el alcohol, los que no ocasionan guerras, baños de sangre ni ganancias fabulosas, sólo estragos en la salud de quienes los consumen por su cuenta y riesgo. Los imbéciles y los corruptos se oponen a la legalización; la que, primero que todo, producirá el mayor de los beneficios sociales: la ruina de los traficantes y, por tanto, el fin de todas sus violencias. Desde cuando fue levantada la prohibición del alcohol en Estados Unidos nadie ha sido tan idiota de secundar a Al Capone. La necesaria legalización, que primero le pidió al mundo Juan Manuel Santos y ahora Gustavo Petro, acabará con el gran negocio del que viven banqueros, guerrilleros policías, paramilitares, políticos, mafiosos o militares. Por eso es que ellos no la defienden.


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