Por Frederick HiggsPara muchos de quienes conocemos la trayectoria literaria de Carlos López Dzur, antes de su reciente mudanza a Puerto Rico, nos sorprende el hecho que, en menos de 4 meses, haga disponibles en papel 5 libros de cuentos para sus lectores. Esto es, casi uno por cada mes. Tomó en serio la promesa que hizo ante un grupo de colegas y amigos, entre quienes estoy. «Termino el trabajo de mi vida literaria, o no se, la comienzo». Es memorable por el momento en que lo dijo: se acogió a la jubilación, Dejó la enseñanza y se fue a su pueblo, donde jura que permanecerá hasta el fin de sus días después de su ausencia de casi 40 años. Comenzar a publicar su vasta obra es la tarea de su vida.
López ha sido bloguero, profesor universitario, traductor, poeta y escritor, que no cesa de producir, aunque los libros en publicaciones impresas sean escasos y esporádicas. Publicó y agrupó a sus amigos en una revista literaria en San Diego / Irvine / California, «Sequoyah», que fue mensual, luego trimestral, hasta desaparecer con 80 números. Estuve cercano a él, en sus distintas actividades y facetas, supe de avatares personales, su quebrantamiento de salud, la muerte de su hijo y aún dificultades tan o igualmente dolorosas.Sin embargo, a persona como él, idealista y tesonero, devolverle ánimos y ganas de vivir es tarea fácil. Para sacar sus sonrisas y alegría, se alude: «¿Que ya no quieres ver a Puerto Rico libre, las Antillas abrazadas y a Nuestra América que con Chávez y con Fidel, avanza hacia el Alba y a la CELAC que será invencible?» El cambio ocurre.
El primero de los cinco libros de su nueva cuenta que me llegó fueCuentos sediciosos y y bolivarianos [154 páginas], lo publica en forma independiente, el 11 de diciembre de 2013, y en la contratapa, donde se describe como «hostosiano, martiano y bolivariano», afirma que son «esencias humanamente encarnadas de la épica mayor de los antillanos y latinoamericanos». Además de una portada del artista Gabo Martz, dibujos espectaculares de la serie ‘Libertadores’, el autor es justo con el tema general: los derechos a la resistencia frente a la tiranía, así como a la «justificación del ejercicio de la rebelión, la desobediencia civil y el uso de la fuerza frente a la violencia institucional ilegitimizada por su injusticia y la explotación».
Al cuentisfra interesa la defensa de la resistencia a tenor con el análisis orientador de auténticos dirigentes y estrategas; de ahí que no falten sus cuentos relacionados a Simón Bolívar, el Dr. Ramón E. Betances, el Dr. Pedro Albizu Campos (un retrato a lápiz de Gabo Martz es el principal atractivo de portada), el mismo Ché Guevara y el educador libertario Francec Ferrer i Guardia.
Los enemigos del proceso revolucionario son descritos en sus circunstancias y acciones tergiversadoras y enervantes. Hoy esto pudiera reflejarse con el intervencionismo financiero y mediático que busca desprestigiar y desestabilizar Venezuela y que suma a su acción crimen e incendiarismo, así como el cobarde terrorismo de losguarimberos, aplaudidos fuera y dentro por una minoría de la Derecha oligárquica. Escritos años antes, decenas a veces, de las incidentes de violencia de hoy, respecto a Venezuela parecen proféticos.
En este libro de López Dzur este desgaste moral se pone en boca del hablante de «Teoría de los hombres cansados», el servilismo del hablante de «Análisis de mundo», el nihilismo de «Testimonios sobre insectos y gusanos», «Para cumplir con la ley» y la tentación por la codicia, el capital [«El Tercer Jesús»] y el hedonismo y las frivolidades [«Los tónicos endiablantes»]. En este marco López Dzur anecdotiza con los episodios de cuentos tales como «La carta de Dominga», «¡Ay, tras viejo, chocho, paíto: Eulalia Prat», «Las ideas de Papá y lo que pasa en Cuba» y «El fiero desenlace o para destronar a un falso rey».
Un segundo libro de cuentos de López Dzur es Rayos por celo de tu cuerpo [80 páginas], cuentos y microrrelatos que se publican, con el mismo sello ‘Puerto Rico Mira al Sur’, el 9 de enero de 2014. El contenido del libro es bolivariano y tan es así que se dice en la contratapa del libro: «El cuerpo del que se habla es el de todos los seres amados. Es evidente que cela el cuerpo de Simón Bolívar ante el adviniente peligro de Jereremy Bentham, enviado de Lord Shelbourne y las escuelas de sociología política pro-bestialistas».
Utiliza la palabra celo en un contexto filosófico profundo: En cuanto a laSorge heideggeriana [Cuidado / Cura / o Preocupación], que el filósofo alemán discute en la Primera Parte de Ser y Tiempo, el celose manifiesta de modo pre ontológico, como el cuidado por el bien del ‘ser de la existencia’ y por lo que lo formara y debe conservarse mientras viva. El ‘celo’ de tal solicitud y preocupación por el proyecto de sí mismo es anticipación, cuya existencia siempre está en juego y ‘a cuyo ser siempre le va su ser’ y compete a la raíz. En este hilo de análisis, el narrador boricua cela el cuerpo de Pedro Liciaga, así como castiga con el rayo de la verdad a los culpables y pone bajo la luz a las afrentas. Se ve con textos tales como: ¿Por se mato al cocinero?, La vanidad del Capitán Lizón, La injusta distribución de los colmillos, Los vendedores de soñarreras y La afrenta de Tres Palmas.
López Dzur arguye que con ‘Celo’ en sus cuentos medita desde la esencia el proyecto de la identidad y desafíos de la libertad y el anticolonialismo, no sólo sobre personajes que definen el rechazo a la autoridad; en su gradualizada intensidad, incluida la sedición, como grado menor de rebelión. La distinción está implícita en cuentos como«Donde los dioses mueren», «Te diré quien soy» y otros con tema indígena, que desarrolla con mayor elaboración en su tercero y cuarto libro de cuento. El cuento más rigurosamente bolivariano se incluye en El Pueblo en sombras [378 páginas], relatos publicados el 18 de febrero con el sello Palibrio Editores.
Ese ‘pueblo’, con gente en las sombras, personajes amados, pero nunca reconocidos en la historia oficial de San Sebastián del Pepino, aunque sigan siendo espectros en bruma por empatía viva en la memoria vulnerable de los abuelos y bisabuelos, se rescatan para las nuevas generaciones. Gracias a Carlos López Dzur, adquieren nuevo vigor. López, quien se ha dedicado a la enseñanza de la historia y la filosofía, advierte que los procesos revolucionarios puertorriqueños tienen un nexo de influencia y genealogía bolivariana. De este libro reciente destacaría los cuentos: El pacto de los fundadores, Cecilio, el desobediente, El derrumbamiento y otros.
Cecilio el Desobediente es alusión a un miembro de las familias Echeandía (Mendozas y Aspiazu) y sus nexos con emigrantes procedentes de Venezuela: Cito de cuentos: «Tal vez sólo fue éso. Que instruyera en los Diez Mandamentos a los esclavos… El Marqués dio, por amor por la causa de Simón Bolívar mucho más. Dio 1000 caballos… Y ustedes, nada, yo, nada, ninguno y muero triste, ni siquiera duré como alcalde». Cit. de El Pueblo en sombras.
El relato de López Dzur continúa: «Los liberales, Andrés y Manuel Méndez Liciaga, dicen que los Echeandía se comportan comorepresores. Hubo quien nos lo sacara en cara. Debió ser alguienbravo: Avelino Méndez fue uno. Uno de espuelas en Lares y, por igual, lo dijo en Pepino para que tuviera validez y doliera, antes que él, Don Genero Eleuterio López, a quien el Alcalde Chiesa Doria lo deportó a Vieques. Alguien que, desde 1842, por lo menos… que haya recibido informes de lo que el Marqués del Pumar Callejo, muerto en 1814, deseara y encomendó que se hiciera como apoyo a los Hermanos, la Causa criolla de El Triunfo y de La Fe, algo con dinero que Juan Bautista Echeandía trajo. —Es que ya, en cárcel y declarado insurrecto contra España, no habría tiempo para otra cosa que darlo todo a la Patria».
Desde 1784, mucho antes morir, el Marques testó: «que el día que muera, o se me capture, a los míos comprometo, a que se vendan mis haciendas y se liberen mis esclavos, y son poco más de 400 esclavos, las 58 leguas cuadradas de tierras en hatos, no se las pueden llevar al Caribe, como una pieza en brazos; pero la cosecha anual de 4.000 novillos, véndenlas. Dejen los 2 palacios míos como recuerdo; hay 65.000 pesos en efectivo, varias haciendas, embarcaciones, prendas y muchos bienes; todos los caballos que sean para Bolívar y quien luche en sus ejércitos, los que decidan acogerse a la Ley de Gracias, vayan al Caribe, allá tengo amigos, algunos son socialistas utópicos». lbid. Cit. de El Pueblo en sombras.
Como dije al principio la relación martiana-bolivariana es tema de la pasión de Carlos López Dzur y motiva estos cinco libros de cuentos. Rastreé de la bitácora de mi amigo la carta que envió a Dilia Calderas, poeta venezolana, y que escribe un poema que dice:
El Palacio del Marqués de Riberas del Boconó y Masparro,
Don José Ignacio del Pumar, en Barinas, fue atacado,
y el día 22 de enero de l814, los realistas Puy y Ramos
procedieron a quemarlo;
la guardia que él conformó con patriotas barineses
protegiendo a la ciudad, fue ajusticiada en Palacio,
una vez rendido el Atila español, fiel a la causa;
aún cuando se le instó que a la misma renegara,
prefirió morir en prisión en la Cárcel de Guanare
y su familia marchó a San Sebastián del Pepino,
en Puerto Rico a refugiarse.
Ante aquella ola de crímenes, opinaba Coll y Prat,
Arzobispo de Caracas,
que su alma se conmovía, no podía soportar males
como era el hurto y rapiña, el saqueo, asesinatos
y también los homicidios, incendios y devastaciones;
vírgenes eran violadas;
llantos de viudas y huérfanos;
padres contra el hijo, armados;
cada uno buscando hermanos,
con el fin de asesinarlos;
feligreses emigrados; los párrocos, fugitivos;
cadáveres en caminos y huesos cubrían los campos;
batallas en que la sangre tanta se había derramado.
[Dilia Calderas, La pérdida de la Segunda República de Venezuela (1814),
López explica que, antes que José Martí o el Dr, Betances, para 1826, Bolívar concibió un plan para liberar a Cuba y Puerto Rico durante el reinado de Fernando VII en España. Con el tiempo, Martí acogió las ideas de Martí y las hizo suyas. Bolívar llegó a estar en México por meses y en Cuba, unas 48 horas. También había estado en Puerto Rico, en la isla de Vieques, siendo muy joven, donde se atendió un barco en que viajaba y su tropa. Hay una gran cantidad de venezolanos que, aunque arribados a Puerto Rico y beneficiados por la Cédula de Gracias de 1815, entre 1820 y 1836, comprenden y se vinculan a la Causa Bolivariana y se adscriben al proyecto de Lares (de la independencia y la libertad de los esclavos). Se casan entre ellos y se hablan en claves revolucionarias.
Como la respuesta y agradecimiento al poema de Dilia Caldera que ya citara, López informa: «… en cuanto a mi familia, estamos conscientes de vínculos y parientes cuyo ancestro es venezolano. La familia de José Ignacio del Pumar y Traspuesto, españoles en Venezuela, está entre los emigrantes a ese pueblo de El Pepino (Puerto Rico) y vienen autorizados por la Cédula de Gracias de 1815, ya que los Del Pulmar y Arteaga llegaron a este pueblo al emigrar las cepas de los Echeandia, López Arteaga y Arteaga del Pumar. He ahí una antigua cepa de primos… Los López y Arteaga, de origen venezolano y llegados a El Pepino, se asocian con sus genealogías al Marqués de las Riveras del Boconó y del Masperro (José Pumar). Título concedido en 1787. Don José Ignacio del Pumar y Traspuesto fue Caballero de la Orden Carlos III y, por igual, a él están relacionados Micaela del Callejo y Pumar, padres de Josefina Lucía del Pumar y Callejo, así como con los pepinianos de Bariñas, María Luisa de Arteaga (casada con Agustín Echeandía Mendoza), Fernando de Arteaga López, y entre otras damas con el apellido López y Arteaga, asociadas a esta familia Del Pumar y que llegarian a Pepino para para 1840… De los Mendoza llegados a Pepino, hay parientezcos ligados a Iñigo López de Mendoza e Iñigo de Arteaga y Martin, progenie de la realeza de los Condes de Manzanares, por los menos 50 años antes de la colonización de América.
Vinculados a Prat-Coll, Ortiz-Vélez, Coll-Britapaja y Arvelo, hay familias venezolanas. Entre éstas, en los tiempo de la rebelión bolivariana, la del Dr. Carlos Arvelo y Guevara, médico-cirujano en jefe del ejército libertador.
Si bien hay una gente huyó de las rebeliones boliviarianas, no todas fueron leales a la Corona. Algunos se fueron a Cuba y Puerto Rico, las antillas más leales, por beneficios económicos. En San Sebastián del Pepino, se asentaron más de una veintena de familias ricas de Venezuela, incluyendo los Cabrero (vascos y navarrenses), el último Alcalde español Manuel Rodríguez Cabrero está emparentado por sangre con Simón Rodríguez, tutor de Bolívar. Esto, es Simón Rodríguez, el maestro de Bolívar.
[NOTA: Frederick Higgs, Ph. D. profesor universitario, residente en San Diego. Colaborador del grupo y revista Sequoyah, que fundara López Dzur en California].
Este es solo un aspecto interesante de lo que contienen estos Cuentos sediciosos y bolivarianos, El pueblo en sombras, Rayos por celo de tu cuerpo y, en menor grado, Iconografia de Eros y Cuentos para esoteristas …y otras menudencias. Son libros ricos en contextos históricos y reflexiones filosóficas sobre la resistencia y la rebelión.
[NOTA: Frederick Higgs, Ph. D. profesor universitario, residente en San Diego. Colaborador del grupo y revista Sequoyah, que fundara López Dzur en California].
RE: Aclaración de datos de familia y genealogía referente a La Marquesa:
Carlos, si tu escrito es ficción, no es importante hacer la corrección que sigue, pero si escribes de un punto de vista histórico y genealógico, tengo que corregirte.
La familia del Marqués del Pumar que vino a Puerto Rico era la de su nieto Ramón Arteaga y del Pumar, hijo mayor de la Marquesa Josefa Lucía del Pumar y Callejo, esposa de Francisco de Paula Arteaga y Gamarra.
El apellido López viene por la ESPOSA de Ramón, el hijo de la Marquesa. Ella se llamaba María Inés López Pulido la cual — no tenía relación de sangre con la Marquesa. La Marquesa era su suegra.
El Apellido Arteaga (no Lopez) es del que desciende la Marquesa del Pumar. El Apellido Arteaga se une subsequentemente a una rama de los Cabrero y a dos ramas de los Echeandía solamente. De esas tres uniones viene mi familia.
Gracias!
Hola Carlos,
Saludos desde Claremont, California.
Permíteme que te vuelva a correjir ciertos datos históricos y genealógicos mencionados en tu escrito. Como sabes, mi madre, María Luisa Caballero Franco, y yo publicamos el libro «Josefa Marquesa del Pumar» en abril 2015, cual está a la venta en Amazon.
Estamos orgullosas de haber recibido un gran honor de la Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico al ser reconocidas como Académicas Correspondientes el pasado noviembre 2015 en Mayagüez, por traer a la luz 103 páginas de transcripciones escondidas en las páginas archivistas de PARES desde hace 200 años concernientes al exilio de D. Josefa Lucía Pumar y Callejo, mi abuela ancestral en la sexta generación.
El libro está documentado con citas que sostienen cada una de los datos que ofrecemos en el libro. A continuación te corrijo ciertos datos que son erróneos y te ofrecemos datos basados en los datos históricos y genealógicos citados en el libro:
D. Josefa Lucía del Pumar y Callejo y su hijo mayor, D. Ramón Arteaga y Pumar, hija y nieto, respectivamente, de D. José Ignacio del Pumar y Traspuesto, Marqués de las Riberas del Boconó y del Masparro, Caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III y Vizconde del Pumar, eran españoles residentes en Barinas, Venezuela, exiliados por Bolívar que emigran a Puerto Rico en el 1821. El título de Marqués de Riveras del Boconó y del Masparro le fue concedido en 1787 a D. José Ignacio del Pumar y Traspuesto, pero unos años más tarde fue también investido como Caballero de la Real y Distinguida Orden Carlos III. Su esposa, D. Micaela del Callejo y Pumar, (eran primos) y fueron los padres de D. Josefa (No: “Josefina”) Lucía del Pumar y Callejo, la hija mayor del Marqués. (Por ciento, el título del Marqués no se escribe “MasPErro”, como lo deletreaste, pero si, MasPArro.) Hay dos ríos navegables en Barinas se conocen como el Boconó y el Masparro, y él tenía control de ellos.
Desde Puerto Cabello, Venezuela llegan a Aguadilla, Puerto Rico y luego se mudan a al pueblo de El Pepino (San Sebastián, Puerto Rico). Si vinieron autorizados por la Cédula de Gracias de 1815, es algo que desconozco ya que ellos salieron de Puerto Cabello, Venezuela huyendo como exiliados de Bolívar. D. Josefa no menciona la Cédula de Gracias en ninguna de sus tres cartas al Rey pidiéndole una pensión alimenticia.
En el 1821, los Pumar y Arteaga se embarcaron desde Puerto Cabello, Venezuela, con la familia Echeandía-Mendoza, pero ellos no eran familiares. Uno de los hermanos Echeandía y de Mendoza (Agustín) se casó con la hija mayor de D. Ramón Arteaga y Pumar, D. María Luisa Arteaga y López. Su madre, la esposa de D. Ramón, era D. María Inés López Pulido.
Mencionas los personajes “López-Arteaga” y dices vinieron con los “Arteaga-Pumar” (mis familiares). Desafortunadamente, para propósitos de nuestra investigación genealógica e histórica relativos a la progenie del Marqués del Pumar, esos “López-Arteaga” que mencionas, no existen, no los encontramos y no figuran en nuestra investigación. Si por casualidad existieran, en el 1821, te aseguro que no son familiares del Marqués del Pumar ni de la esposa del nieto del Marqués, D. Ramón Arteaga y Pumar, quien estaba casado con D. María Inés López Pulido.
Primero, el apellido López es un apellido político de la familia Pumar. En otras palabras, los López no proceden del Marqués. Además, las mujeres no dan el apellido a los hijos, así es que no fue por D. María Inés López Pulido que existieran lazos familiares. En otras palabras, te garantizo que no hay relación de sangre entre los López y con los Pumar, ni con los Arteaga, ni con los Callejo, ni con los Traspuesto, etc., que son los apellidos del abolengo del Marqués del Pumar, a excepción de los hijos de D. Ramón Arteaga y Pumar y su esposa – que tienen el apellido López, salvo que ella NO proviene del abolengo del Marqués. Por eso me sorprende grandemente cuando mencionas: “He ahí una antigua cepa de primos”… Me pregunto: ¿Primos, por donde, por quién? ¿Nos puedes enviar la información? ¡Nos encantaría saberlo! Si nos puedes enviar información detallada concerniente los miembros del apellido “López-Arteaga”, que fueran contemporáneos con nuestra familia, estaríamos bien complacidas.
Para resumir, los hijos de D. Ramón Arteaga y Pumar eran Arteaga-López, pero el abolengo del Marqués venia por D. Ramón, el nieto del Marqués, y no por su esposa, D. María Inés (López-Pulido), que era la hija política de D. Josefa Lucía Pumar y Callejo, la hija del Marqués. Esas familias fueron los únicos que llegaran a Puerto Rico en el 1821 y eran descendientes del Marqués de las Riberas del Boconó y del Masparro.
D. Josefa Lucía Del Pumar y Callejo era la abuela de D. María Luisa Arteaga y López (casada con Agustín Echeandía Mendoza, uno de los tripulantes en el bergantín que llega a Aguadilla en 1821) y es la tatarabuela de mi madre.
D. Fernando de Arteaga-López no existe. Si lo fuera, no es familia nuestra. Puede ser que te equivocaste al escribir el nombre del hijo de menor de edad de D. Ramón Arteaga y Pumar, D. Francisco Arteaga y López, que también llegara a Puerto Rico en 1821, en el mismo bergantín, y con su hermana, menor de edad, D. María Luisa Arteaga y López, con otros hermanitos pequeñas de apellido Arteaga y López.
Desafortunadamente, no encontramos ninguna familia con los apellidos “López y Arteaga” que se encuentren asociados con la familia nuestra, i.e., con los familiares “del Pumar” que llegaron a Puerto Rico en 1821, exactamente.
Como te mencionara anteriormente, te refieres a los “Mendoza” pero esta familia tampoco estaba relacionada con los apellidos Arteaga-Callejo ni con los Arteaga-Pumar, los verdaderso desendientes del Marqués de las Riveras del Boconó y del Masparro. Los “Echeandía y Mendoza” tampoco eran familiares del Marqués de Riveras del Boconó y del Masparro, pero se unen a la familia del Marqués cuando se casa uno de los hermanos Echeandía, D. Augustin Echeandía y Mendoza con D. María Luisa Arteaga y López, que le decían “la orgullosa y engreída”. También, la familia Arteaga y Pumar se une a los Cabrero Echeandía cuando se casa D. Pilar Echeandía Arteaga con Andrés Manuel Cabrero Echeandía.
Dices: “De los Mendoza llegados a Pepino, hay parentezcos ligados a Iñigo López de Mendoza e Iñigo de Arteaga y Martín, progenie de la realeza de los Condes de Manzanares, por los menos 50 años antes de la colonización de América.”. Desafortunadamente, no hemos encontrado nada que diga que tenemos relaciones de sangre con esa familia. El apellido Martín no existe en la ascendencia o en la descendencia del Marqués del Pumar.
Si acaso quisistes decir “Marín”, la familia Marín (con “r”) está asociada con el Marqués, ya que fueron sus abuelos ancestrales los Conquistadores Hernando Cerrada Marín y Antonio de Velasco.
Espero poderte haber aclarado tu relato con datos que hemos comprobado y que fueran citados en nuestro libro, Josefa Marquesa del Pumar, y por otros datos que hemos corroborado recientemente.