Juan Hernández Machado
Nos acercamos al final del año 2025, período en el que, en la mayoría de los países del mundo, se hacen resúmenes de lo transcurrido y hasta algunos se arriesgan a emitir pronósticos para el próximo año.
Los daños causados por fenómenos naturales a diferentes países en desarrollo y menos favorecidos encontraron respuestas en la comunidad regional e internacional y fuimos testigos de que no todo está perdido y hay muchos que hacen el bien y se preocupan por sus hermanos, no importa el país donde se encuentran, la cultura que tengan o las religiones que profesen.
Hubo un mayor acercamiento entre los países del sur global, tuvimos un nuevo Papa y también fuimos testigos de acciones ignominiosas, como conceder el Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, pero las mismas solo sirven para desprestigiar a la institución que lo concedió, pero no tienen mayor relevancia a nivel mundial, como otros acontecimientos.
No obstante, lamentablemente, también en este año hemos sido testigos de acciones que sí han ocasionado un daño inmenso a muchos países y a la humanidad en su conjunto debido a la naturaleza rapaz, engañosa, traicionera e imperial de algunos, destacándose entre ellos el gobierno del señor Donald Trump en los Estados Unidos de América y el de Benjamin Netanyahu en Israel.
Trump arremetió contra el resto del mundo con su guerra de aranceles y causó gran consternación en su propio país con su guerra contra los inmigrantes, esos mismos inmigrantes que tradicionalmente han hecho su contribución para engrandecer a los Estados Unidos de América con su aporte brindado de diferentes formas.
El magnate imperial no solo cambió el nombre al Golfo de México y persiste en su intención de apoderarse de Groenlandia, sino que también le hizo la guerra a las instituciones internacionales que se encargan de los daños que causa el cambio climático, sobre todo a los países menos favorecidos del planeta.
Con la pretensión de ser “el buen pastor y ayudar a contendientes a encontrar la paz” ha sido intermediario en varios conflictos, logrando éxitos en algunos casos, pero realmente su objetivo final ha sido promover los intereses y la supremacía estadounidense donde los mismos se han producido.
Además, está su irrestricto apoyo al gobierno sionista del señor Netanyahu, ese que durante dos años ha ejecutado la última etapa de un genocidio contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza; que ya se quitó todas las caretas en cuanto a la ocupación de la Cisjordania palestina se refiere, que ha violado en más de cuatro mil ocasiones el acuerdo de alto al fuego alcanzado con el movimiento islámico Hezbollah en noviembre de 2024, ocasionando cientos de muertos y heridos así como la destrucción de infraestructura en el Líbano, y que impide el regreso a sus territorios al sur del río Litani a más de un millón de libaneses desplazados.
Ese mismo gobierno que después de firmado el acuerdo de alto al fuego con el movimiento islámico Hamas en la Franja de Gaza, en octubre de este año, lo ha violado en más de ochocientas ocasiones, ocasionando más de 400 muertos y más de mil doscientos heridos entre la población palestina civil residente en ese enclave.
El Israel sionista que no vaciló este año en atacar en numerosas ocasiones a Siria y apoderarse de territorios de ese país que han ansiado tener durante muchos años. El gobierno de Tel Aviv que atacó a los hutíes de Yemen por la solidaridad que ellos han expresado con sus hermanos palestinos, ocasionando serios daños materiales y humanos.
La rabia sionista los llevó a atacar a la República Islámica de Irán, y aunque es cierto que le causó determinado nivel de daños en cuanto al asesinato de científicos nucleares y destrucción de instalaciones dedicadas a investigaciones nucleares con fines pacíficos, también recibió una buena respuesta de esa nación, que aún no se ha develado totalmente, aunque diversas fuentes israelíes comienzan a dar datos de la destrucción causada por la cohetería iraní durante los 12 días que duró la confrontación.
Para todas estas acciones, como es bien conocido, el gobierno estadounidense este año que está por concluir ha sido el principal aliado de Israel, no solo proveyendo a ese gobierno del material militar y la información de inteligencia que necesita para continuar cometiendo sus agresiones contra el pueblo palestino y paíse vecinos, sino también con tácticas engañosas encubiertas en diferentes proyectos de paz y de estabilidad en la región que solo persiguen el desarme de quienes son conscientes de que esa es la única forma de mantener determinado nivel de dignidad en defensa de sus pueblos; también busca neutralizar al resto de los países del área para que acepten al régimen sionista como el “estabilizador del barrio” frente a “las crecientes amenazas provenientes de Irán”.
Todo esto para no hablar de miles de millones de dólares en ventas de armas, en negocios de petróleo y otras materias primas estratégicas, ni de los miles de millones que se necesitan para la reconstrucción de Gaza, lo que es un negocio excelente para empresas estadounidenses e israelíes.
Hay conciencia de esto en muchos lugares de todas las latitudes, pero, lamentablemente, algunos dirigentes de países y de importantes organizaciones internacionales, cuando se refieren a estos acontecimientos llaman a “las partes” a actuar con cordura, con moderación y al entendimiento entre ellas.
Con el mayor respeto a quienes así piensan, hay que acabar de despertar pues mantenerse equidistante y no ver al principal causante de los males de los demás es, de cierta forma, favorecer al agresor. Veamos tres ejemplos:
- El uso de Taiwán como elemento de presión y provocación contra la República Popular China.
¿Quién viola los diferentes acuerdos sobre el tema alcanzado con China? ¿Quién busca vender armas de diferentes tipos a los taiwaneses? ¿Quién se beneficia más por el clima de desestabilización en el mar al sur de China? En todos estos casos el reponsable es el gobierno de los Estados Unidos de América.
- La militarización del Caribe
¿Quién ha convertido el área en una base aero naval de grandes proporciones? ¿Quién se ha convertido en el nuevo pirata del Caribe, al ocupar- al estilo de las mejores películas del género- dos petroleros venezolanos, robarle todo lo que transportaba y poner en peligro la vida de sus tripulantes? ¿Quién ha asesinado a casi un centenar de personas en embarcaciones supuestamente utilizadas para el narcotráfico, excusa esgrimida para amparar sus acciones ilegales en el área? ¿Quién no se esconde para decir que el objetivo es terminar con el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, y luego pasar a Cuba y a Nicaragua? Todo esto en violación de innumerables leyes internacionales. Y aquí también podemos hacer veinte preguntas más, pero el autor siempre es el mismo: el gobierno de los Estados Unidos de América.
- Situación en el Medio Oriente
¿Quién ha violado, como ya expresamos, en más de 10 mil ocasiones el alto al fuego firmado con el movimiento islámico Hezbollah del Líbano en noviembre de 2024? ¿Quién ha violado en centenares de ocasiones el acuerdo de alto al fuego firmado hace solo dos meses, en octubre de este año, con el movimiento islámico Hamas en la Franja de Gaza, ocasionando cientos de muertos y de heridos?
¿Quién se aprovechó de la salida de Bashar al- Assad de Siria, ha atacado a ese país en numerosa ocasiones y ocupado territorio que desde mucho ansiaba con ocupar? ¿Quién se quitó la careta respecto a Cisjordania, continúa masacrando a la población árabe allí y ha aprobado la construcción de 19 nuevos asentamientos en los territorios palestinos ocupados? Se pueden agregar las agresiones contra Yemen, los ataques a la República Islámica de Irán y muchas otras atrocidades más- como utilizar el hambre como arma de guerra en la Franja de Gaza- pero aquí no hay dos partes, solo un causante de todos estos males: el gobierno de Tel Aviv bajo el mando del señor Netanyahu y con el apoyo irrestricto del gobierno estadounidense, sin importar quién esté a cargo.
Esto es solo la punta del iceberg pues la “mano negra” de los yankees y de los sionistas, como gusta decir un colega analista, se encuentra por donde quiera.
Si lo anterior no es suficiente, hace varios días, de forma fraudulenta, se decretó finalmente la victoria de Nasry Asfura, candidato del Partido Nacional, en las elecciones presidenciales de Honduras.
Como se conoce, estas fueron celebradas a fines de noviembre y por rechazo popular y denuncia de fraude hubo que hacer un nuevo conteo de votos que fuera falsificado por parte de las autoridades encargadas del mismo, reiterando la victoria del señor Asfura.
Alguien puede decir que eso es un problema interno de “esos centroamericanos que no cesan de causar dolor de cabeza a otros”. Pero todo el mundo conoce que el presidente imperial Trump apoyó públicamente a Asfura antes de las votaciones hondureñas, denunció a los otros candidatos como comunistas y manifestó que no colaboraría en absoluto con ellos en caso de ser electos, indultó al expresidente Juan Orlando Hernández que estaba cumpliendo prisión luego de haber sido condenado por tráfico de drogas.
Esta injerencia descarada en los asuntos internos de Honduras, sin dudas, tuvo una seria influencia tanto en la votación inicial como en el recuento de votos posteriormente. No extraña, pues, que el apoyo latinoamericano inmediato al señor Asjura provenga de “muy buenos amigos” del gobierno estadounidense como los presidentes de Argentina, Bolivia, Ecuador y Perú, por solo mencionar a algunos de quienes están entregando sus respectivos países al amo yankee como establece la Doctrina Monroe desde el siglo XIX.
¿Se ha actuado en estos casos?
Sí, se ha hecho. Han sido muchas las reuniones de funcionarios de alto nivel, cumbres de dignatarios y eventos de especialistas tanto a nivel regional como internacional, las que han producido acuerdos y resoluciones de denuncia a estas situaciones.
Sin embargo, no ha sido efectivo ni suficiente porque en muchos de los casos no se llaman a los agresores por su nombre, quedando de esa forma los gobiernos de Estados Unidos e Israel, respectivamente, favorecidos. Sin dudas esto se ha debido a la inmensa e intensa campaña de propaganda de ambos países por convencer al mundo que sus acciones son más que justificadas.
No obstante, a nivel popular sí se ha logrado una movilización aceptable, incluyendo en los propios Estados Unidos de América, y acciones tales como corte o reducción de envíos de armamento a Israel; boicot a productos de compañías yankees e israelitas que apoyan el genocidio de Tel Aviv contra el pueblo palestino; y otras medidas en el plano económico.
En este nuevo año que comienza se deben incrementar las denuncias, condenas, alertas y advertencias a todos los niveles para evitar que estas acciones depredadoras yankees y sionistas continúen, pero hay que acompañarlo acciones internacionales concretas contra estos violadores de la ley internacional, que se consideran inmunes hasta el momento- porque, en cierta forma, el mundo así se lo ha permitido- para que cesen estas acciones provocadoras de muerte, desolación, sufrimiento a millones de personas en el mundo.
Tanto en los Estados Unidos, en Israel como en países europeos que apoyan a estas dos naciones, hay personas sensatas en los partidos existentes, en sus parlamentos y hasta en sus respectivos gobiernos, que comprenden que no se puede continuar actuando de esta forma y que se debe lograr un entendimiento con los demás basado en las leyes internacionales, el respeto a los derechos humanos y el derecho que tienen todos los pueblos del mundo de vivir en paz y de darse el sistema de gobierno que mejor estime conveniente.
Venezuela no puede ser invadida y sus buques no pueden continuar siendo ocupados por los nuevos piratas del siglo XXI, quienes violan un sin número de leyes internacionales; el derecho del pueblo palestino a tener su Estado en sus tierras ancestrales, con fronteras anteriores a 1967 y el regreso de sus millones de desplazados no puede continuar siendo mancillado e ignorado por Israel y sus socios; el bloqueo- de más de sesenta años- a Cuba y su inclusión en la espuria lista estadounidense de Estados patrocinadores del terrorismo, tienen que llegar a su fin; Taiwán no puede continuar siendo la excusa de los halcones estadounidenses para provocar a China, pudiendo resultar en un desenlace de alcance incalculable; la histeria imperial contra Rusia y la República Islámica de Irán debe dar paso a una convivencia basada en igualdad de derechos, respeto mutuo y acatamiento de la legislación internacional.
Nuestra historia de los últimos 200 años es muy rica y está allí al alcance de todos, para que continumemos creyendo en los cantos de sirena que se originan en Washington y Tel Aviv.
Permanecer callados e inactivos nos convierte, aunque no sea nuestra voluntad, en cómplices de estos depredradores modernos.
26 de diciembre de 2025
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*Juan Hernández Machado es contador- planificador, graduado en idioma inglés y diplomático. Analista político internacional. Miembro de la Unión de Escritores y Artistas, de la Federación Filatélica y de la Unión de Historiadores de Cuba. Premio Nacional de Filatelia 2012. Autor de más de veinte libros publicados en Cuba y Colombia, con artículos en medios de varios países. Colaborador del periódico digital El Pregonero del Darién y de la revistas COLAREBO y Bohemia.Biografía

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