Por Alberto Pinzón Sánchez*
Al finalizar la 2° gran guerra mundial con la derrota del nazismo en el continente europeo por la alianza militar de la Unión Soviética con las potencias “occidentales”. Y en el llamado Oriente, la derrota del Imperio Japonés gran aliado del nazismo europeo, finalizada con el bombardeo atómico, la ocupación militar estadounidense de Tokio, la disolución del gran imperio del Japón, que había invadido y extendido en todo el sudeste asiático, las islas del lejano mar Pacifico, en el continente en China, los territorios de Corea y Manchuria donde organizó un régimen títere denominado Protectorado de Manchuria o Manchukuo; el ejército soviético aliado estrechamente con el ejército popular de liberación de China, pudo iniciar una fulminante ofensiva que condujo a la liberación de Manchuria, la península de Corea, derrotar del títere del colonialismo occidental Chiang Kai-shek, y fundar la República Popular de China por Mao Zedong, con todas las inmensas repercusiones liberadoras y anticoloniales en otras colonias europeas de Asia; en especial en el Sudeste asiático como Vietnam, Laos Camboya, Tailandia, Birmania, Malasia, etc.
Realidad de la post guerra que impuso dentro de los estrategas militares estadounidenses, el planteamiento geoestratégico del “gran tablero de ajedrez”; basado en la idea-fuerza de que la Hegemonía de la potencia emergente y victoriosa de los EEUU y la expansión global en el mundo conquistado, de todos sus valores materiales y espirituales (capitalismo financiero + democracia) sólo era posible si se lograba romper el poderoso vínculo “internacionalista proletario”, es decir comunista, que sellaba los estrechos lazos político-militares existentes entre soviéticos y chinos con sus estados mayores, de Stalin, de Mao Zedong, y con los comunistas Indochinos de Ho Chi Minh y sus aliados.
Uno de los más férreos defensores de este planteamiento geoestratégico ajedrecístico fue el general MacArthur; ejecutor e invasor de la península de Corea que llevó a la guerra y partición de esa península (1950/ 53 ), quien pronto se convirtió en influyente político del partido republicano asesor militar del general-presidente Eisenhower, en los inicios de la conocida Guerra Fría, la que finalizaría cinco décadas después en 1991, con la derrota en todos los terrenos del poderío de la Unión Soviética y el distanciamiento chino-soviético. Pero, que no concluiría ni en las ideas, ni en la doctrina geoestratégica y militar estadounidense la que siguió sosteniendo a lo largo el constructo ideológico del peligro que representaba para su Hegemonía global el fantasma de Eurasia unida por el comunismo.
Seis 6 años después de la implosión de la Unión Soviética en octubre de 1997, el señor Zbigniew Brzezinski, uno de los personajes más representativos del nacionalismo polaco anti ruso, antisoviético y profundamente anticomunista, quien en 1957, graduado en ciencias políticas en la U de Harvard y obtuvo la nacionalización estadounidense, comenzaba una ascendente carrera política en el Concejo para las Relaciones Extranjeras como asesor prioritario de la mayoría de los presidentes de los EEUU, en sus políticas expansionistas agresivas y guerreristas seguidas y mantenidas a lo largo de los años de post guerra mundial, de la descolonización del tercer mundo y de la expansión Imperialista global; promoviendo las ideas del tablero de ajedrez geoestratégico con el que se afianzaría la Hegemonía única de los EEUU en el Mundo.
Una de sus obras más conocidas, traducida a más de 20 idiomas incluido el castellano, se titula “The Grand Chessboard: American Primacy and Its Geostrategic Imperatives, New York: Basic Books (October 1997), ISBN 0-465-02726-1”, cuyas dos ideas centrales son: En primer lugar, definir la política exterior estadounidense que le permita seguir siendo el Hegemón único en el mundo conocido, y en segundo lugar, convencer en el interior al bipartidismo gobernante (demócratas y republicanos), y en lo exterior a aliados, socios y opinión pública en general, de que NO existe otra opción diferente para los EEUU, a seguir manteniendo su posición firme como única potencia mundial dominante frente a los potenciales contrincantes políticos y económicos de la primacía estadounidense…. Eurasia es un supercontinente eje del mundo. Una potencia que domine a Eurasia ejercerá una influencia decisiva sobre dos de las tres regiones: Europa occidental y Asia oriental. Un vistazo sobre el mapa da entender también que un país dominante en Eurasia controlaría casi automáticamente Oriente Próximo y África” … favor leer imagen a continuación:

Durante las décadas que el señor asesor Brzezinski y la cúpula gobernante en EEUU, construían esta atractiva doctrina de Hegemonía de dominación mundial, ejecutada a rajatabla junto con la imposición de los postulados enunciados arriba citados; el Mundo real y concreto vio cómo se consolidó la globalización neoliberal imperialista y se afianzaba el sistema-mundo de la economía global:
La Unión Soviética estallaba en un aserie de Estados empobrecidos y dominados por minorías de burócratas nacionalistas anti soviéticos anticomunistas o Perestroikos, elegidos en elecciones al estilo “democrático occidental”, y, en la dirección de los países de Europa oriental, parte del bloque soviético, se eligieron (también democráticamente) políticos promovidos por los países democráticos “occidentales”.
En el fondo del reacomodo geoestratégico en marcha, estaba la gran diferenciación hecha desde el inicio del capitalismo global (el de la sangrienta acumulación originaria de capital de la colonización de Asia, África y Latinoamérica-Caribe), afianzada intelectualmente por la ilustración europea en el siglo XVIII, que grababa en piedra para el futuro, la terrible diferencia entre el “Occidente” (democrático) expandiéndose sobre el arruinado, postrado e incivilizado “Oriente” (despótico).
La ruptura chino-soviética y la revolución cultural, así como los eventos posteriores por la lucha del poder en China, ayudaron a que el espectro de “Eurasia” creado por Brzezinski, tuviera dificultades en su materialización. También contribuyó a esta dificultad; el que la India siguiera sumida en su milenaria pobreza, el sudeste asiático fuera destruido por la agresión Imperialista sobre Indochina, el pueblo coreano dividido irremediablemente, y el Japón, ocupado militarmente por el US Army, quedara completamente asimilado y absorbido por el aparato industrial y la economía estadounidense.
Sin embargo, el duende Eurasiático siguió siendo en Occidente el centro de atención y continuó siendo monitoreado constantemente. Si bienla Eurasia no era todavía una realidad tangible o tenía dificultades en su consolidación; el Capital ya totalmente financiarizado y globalizado si podía continuar con su expansión Mundial, y buscar cada vez más abundantes y mejores fuentes de mano de obra barata o casi gratuita (mercancía fuerza de trabajo para los marxistas) y nuevos mercados mundiales para la exportación de capitales.
Entonces, se dio inicio al traslado de fábricas completas desde el “Occidente democrático hacia el Oriente despótico”. El sistema de gobierno no era un impasse. Claro que el traslado industrial, así mismo, trasladó sus contradicciones, una de ellas paralela a la industrialización acelerada: el crecimiento exponencial de la clase obrera global, generando nuevos retos y nuevas conceptualizaciones y dificultades.
Para los marxistas, había quedado atrás el gran debate histórico, político-social, antropológico, etnológico y arqueológico; económico y hasta filosófico, llevado a cabo en paralelo a los cambios referidos, tan intenso como enriquecedor (con mucha luz y mucho calor) sobre el Modo de Producción Asiático, mencionado por Marx en las famosas “formen”, con el cual se pretendió arrojar luz sobre la vieja división entre el “Occidente democrático y el Oriente despótico” (que venimos tratando como base de la geoestrategia imperial de Brzezinski en la época de la descolonización y liberación tricontinental ) y que Marx había recibido como herencia de sus estudios sobre los economistas clásicos ingleses y la filosofía clásica alemana en especial de Hegel.
No es el momento de repetir todas aquellas extensas síntesis de tales debates consignados en una extensa bibliografía disponible fácilmente en castellano, sobre aquellos debates que incluso me remiten a la nostalgia de mis primeros estudios de antropología en la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá en 1968.
Me interesa resaltar: Cómo luego del fracaso temporal del“internacionalismo proletario” de Stalin y Mao Zedong que tocó a Ho Chi Minh, en los años en que en el mundo intelectual y académico se debatía sobre el Modo de Producción Asiático; actualmente (nov 2025) las relaciones bilaterales entre las dos potencias euro asiáticas de Rusia y China juegan un papel crucial en la configuración del orden mundial.
Ambos Estados han consolidado a lo largo de las dos últimas décadas una alianza estratégica de confianza mutua, que va más allá de los vínculos económicos, abarcando aspectos políticos, militares y culturales, hasta consolidar una fuerte y sólida “asociación estratégica” de múltiples dimensiones y hondo significado y proyecciones geopolíticas y geoestratégicas, aumentando el desconcierto de los círculos gobernantes occidentales que siguen todavía aferrados al constructo imperialista de Brzezinski
La posibilidad de que el llamado Oriente despótico se convierta en su contrario: Un adalid del multilateralismo global centrada en unas Naciones Unidas (ONU) reformada y regida por los principios de la verdadera democracia y no en las leyes desiguales impuestas por un Hegemón único y dominante; proceso a cuya cabeza (o vanguardia) está un partido comunista como el chino que tiene la pequeña cantidad de 90 millones de miembros. Constituye el verdadero temor para los hegemonistas occidentales.
La realidad planteada por Marx en el texto de las “Formen” (formaciones precapitalistas) que sirvió de base a las discusiones sobre el Modo de producción Asiático y las diferencias entre el “Occidente y el Oriente periférico”: Que la Historia (con mayúscula) es un proceso dialéctico infinito y abierto, de unidad y lucha de contrarios, de saltos de calidad en cantidad, de superaciones conservación abiertas (aufheben) y, que puede desarrollarse en cualquier sentido, hacia adelante o hacia atrás según la correlación de fuerzas; tal y como lo interpretaba acertadamente su discípulo Gramsci, es también otra realidad visible.
Así mismo, que la vía “Occidental europea, hacia el capitalismo parido en la sangre y el lodo de la acumulación originaria de la conquista, la colonización, el despojo y el genocidio de millones de seres humanos habitantes de los tres continentes periféricos, que fueron catalogados como salvajes por cristianizar y civilizar; no es necesariamente el modelo único de democracia al que todos los seres del Mundo estamos obligados.
Como tampoco que, hay una vía única predeterminada hacia la democracia global y el socialismo. Que no hay etapas mecánicamente fijadas de antemano. Ni teleologías, y que todo depende de la voluntad de lucha de los hombres que interpretan las fuerzas en contradicción y en lucha.
Y que 28 años después de la publicación tan aclamada, publicitada y traducida del libro famosos del señor Brzezinski, sobre el gran tablero de ajedrez geoestratégico, el Mundo de carne y hueso es un Todo algo más complejo, impredecible y contradictorio que una simple partida mecánica de ajedrez.
Mao Zedong tenía una frase tan poética como sarcástica para tranquilizar a sus camaradas descamisados en las cuevas de Yenan:
“Camaradas; reina un gran caos bajo los cielos. La situación es excelente”.
Fuente Imagen Internet.
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