Andrew Korybko*

No pretendía dañar los lazos bilaterales con Azerbaiyán y sólo quería señalar que los conflictos congelados, como el que Occidente está intentando crear en Ucrania al exigir una tregua en lugar de obligar a Ucrania a la paz, podrían fácilmente resurgir y correr el riesgo de salirse de control.

El asesor presidencial ruso y jefe de la delegación en Estambul, Vladimir Medinsky, desató la ira de Azerbaiyán al comparar recientemente a Ucrania con Karabaj en una entrevista con RT. La esencia de sus extensos comentarios fue que congelar el conflicto con una tregua, en lugar de un tratado de paz real que reconozca la pertenencia rusa a las regiones en disputa, podría llevar a que la OTAN presione a Ucrania a librar otra guerra por ellas. Sus palabras merecen mayor explicación, dada la confusión que generó entre muchos.

Para empezar, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso reafirmó que Rusia siempre ha reconocido a Karabaj como azerbaiyano, por lo que la comparación de Medinsky es imperfecta, ya que Rusia reconoce la totalidad de las regiones en disputa con Ucrania como rusas, no ucranianas. Sin embargo, tras aclarar esto, el segundo punto es que la negativa de Ucrania a reconocer las regiones en disputa como rusas podría, de hecho, conducir al escenario de otra guerra por Karabaj, algo que Rusia desea evitar.

Es aquí donde entra en juego el tercer punto: la influencia de actores extranjeros en la Segunda Guerra de Karabaj y en otro hipotético conflicto entre Rusia y Ucrania. Turquía, miembro de la OTAN, desempeñó un papel clave en la ayuda a Azerbaiyán, aunque algunos miembros europeos del bloque, e incluso Estados Unidos, politizaron en cierta medida la victoria azerbaiyana para presionarla. En el escenario ucraniano, se espera que la mayor parte del bloque respalde a Kiev con todas sus fuerzas, lo que amenaza con una guerra caliente con Rusia por un error de cálculo.

El cuarto punto se basa en el anterior y se relaciona con la predicción de Medinsky de que “Después de algún tiempo, Ucrania, junto con la OTAN, con sus aliados, se unirá a la OTAN, intentará recuperarla, y ese será el fin del planeta, será una guerra nuclear”. En otras palabras, da por sentado que un hipotético Segundo Conflicto Ucraniano conduciría inevitablemente a una guerra candente entre la OTAN y Rusia, con la insinuación de que la OTAN podría iniciar hostilidades contra Rusia y así obligar a esta última a recurrir a armas nucleares en defensa propia .

Y, por último, el último punto es que los conflictos no resueltos, como Karabaj o la posible transformación de Ucrania en el escenario de una tregua, tienden a agravarse y a generar más conflictos, de ahí la necesidad de resolverlos de forma sostenible. Dicho esto, al menos en el segundo caso hipotético, algunas fuerzas podrían desear que esto ocurra. Los conflictos congelados les permiten, cínicamente, dividir y vencer a las partes en conflicto, a la vez que dejan abierta la posibilidad de ejercer la máxima presión sobre una de ellas en el futuro. Rusia lo sabe y quiere evitarlo.

Al reflexionar sobre esta perspectiva, si bien es comprensible que Azerbaiyán protestara por la descripción que Medinsky hizo de Karabaj como una región en disputa cuando Armenia no la reclamaba oficialmente, su intención no era perjudicar las relaciones bilaterales y solo buscó usar ese ejemplo para enfatizar los puntos mencionados. Karabaj está presente en la mente de muchos políticos occidentales, por lo que quería convencerlos de que algo similar, pero a una escala mucho mayor y más peligrosa, podría ocurrir si no obligan a Ucrania a un acuerdo de paz.

Ahí radica el quid de la cuestión: Occidente no está interesado en obligar a Ucrania a hacer más concesiones a Rusia y, en cambio, busca congelar el conflicto, lo que permitiría a Ucrania rotar sus tropas, rearmarse y, con el tiempo, estar en una posición comparativamente mejor para reiniciar las hostilidades. En ese escenario, del que Rusia ha advertido, la OTAN podría intervenir directamente, quizás primero mediante los llamados «despliegues no combativos» en Ucrania, y después todo podría descontrolarse.

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*Andrew Korybko es analista político, periodista y colaborador habitual de varias revistas en línea, así como miembro del consejo de expertos del Instituto de Estudios y Predicciones Estratégicas de la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos. Ha publicado varios trabajos en el campo de las guerras híbridas, entre ellos “Guerras híbridas: el enfoque adaptativo indirecto para el cambio de régimen” y “La ley de la guerra híbrida: el hemisferio oriental”.-BLOG DEL AUTOR: Andrew Korybko // Siguenos en X …@PBolivariana