Andrew Korybko*

Dado el renovado interés que los principales actores interesados –India, Pakistán, Irán, Rusia, China y Estados Unidos– tienen en Afganistán, el regreso de los talibanes a la atención internacional podría presagiar una nueva era de cooperación y competencia entre ellos.

Al Jazeera publicó recientemente un artículo detallado sobre cómo India, Pakistán e Irán están cortejando actualmente a los talibanes, lo cual es cierto, pero omitieron mencionar cómo Rusia y China también lo están haciendo, y tampoco mencionaron la nueva presión que Estados Unidos está ejerciendo sobre el grupo. En el orden en que fueron mencionados, el ministro de Asuntos Exteriores de la India, Dr. Subrahmanyam Jaishankar, mantuvo una histórica llamada con su homólogo afgano a finales de mayo, la primera entre funcionarios de su nivel en más de un cuarto de siglo.

Le agradeció su condena del ataque terrorista de Pahalgam en abril, que desencadenó el último conflicto indo-pakistaní , y su aceptación de noticias falsas destinadas a generar conflicto entre ambos países. También hablaron sobre la ampliación de las relaciones bilaterales. India y Afganistán comparten la percepción de la amenaza que representa Pakistán: la primera debido al conflicto de Cachemira y la segunda en relación con los supuestos intentos de Islamabad de subordinar a Kabul. Una cooperación más estrecha entre ambos países beneficia sus intereses, pero despierta profundas sospechas en Pakistán.

En relación con los intereses de ese país, Pakistán acusa a Afganistán de albergar grupos terroristas, algo que los talibanes niegan. La mejora de sus vínculos al aliviar el consiguiente dilema de seguridad podría impulsar un Corredor Euroasiático Central desde Pakistán hasta Rusia y más allá. El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, organizó una reunión entre sus principales diplomáticos en Pekín a finales de mayo con ese fin, pero no está claro si se logrará algún progreso tangible. La desconfianza mutua podría, en última instancia, resultar insuperable.

En cuanto a Irán, este país mantenía tensiones de larga data con los talibanes por los derechos de agua y la migración, pero su ministro de Asuntos Exteriores acaba de visitar Teherán para intentar resolverlas. Si esto sucede o no es otra historia, pero Irán tiene interés sincero en hacerlo debido a la nueva presión que Estados Unidos está ejerciendo sobre los talibanes, que se abordará más adelante en este análisis. La cuestión es que los lazos parecen estar disipándose y, como mínimo, las tensiones podrían mantenerse bajo control por ahora.

Los vínculos de Irán con Afganistán contrastan marcadamente con los de Rusia, que recientemente retiró la designación de Estado terrorista a los talibanes, recibió a una delegación en el reciente Foro Rusia-Mundo Islámico en Kazán, donde firmaron varios acuerdos , y tiene una gran visión geoeconómica para Afganistán, detallada aquí . Esto se superpone con los planes de conectividad de Pakistán, ya mencionados, lo que explica en parte su acercamiento en los últimos años y podría posicionar a Rusia para mediar entre este país y Afganistán.

En ese sentido, China ya está mediando, como se mencionó anteriormente, pero Rusia parece objetivamente estar más cerca de los talibanes hoy en día que, dados los últimos acuerdos firmados. En cualquier caso, China está preparada para desempeñar un papel importante en la reconstrucción de Afganistán, aunque las continuas amenazas a la seguridad derivadas del ISIS-K parecen haber obstaculizado hasta ahora la implementación de sus planes. No obstante, estos planes siguen vigentes y es posible que se implementen rápidamente en el futuro.

Eso es precisamente lo que Estados Unidos quiere evitar, lo que explica la nueva presión que ejerce sobre los talibanes mediante la exigencia de Trump de recuperar el control de la base aérea de Bagram y la amenaza implícita de Rubio de reclasificar al grupo como «Organización Terrorista Extranjera» (posiblemente solo si se niega). La posible colusión de Pakistán con Estados Unidos será crucial para determinar el resultado. Si Estados Unidos tiene éxito, podría transformar la geopolítica del sur de Asia , en detrimento de la India y posiblemente también de China.

Dado el renovado interés de los principales actores —India, Pakistán, Irán, Rusia, China y Estados Unidos— en Afganistán, el regreso de los talibanes a la escena internacional podría presagiar una nueva era de cooperación y competencia entre ellos. La principal variable es si el dilema de seguridad entre Afganistán y Pakistán se resolverá pronto y, en caso afirmativo, en qué términos, como con mediación euroasiática (Rusia y/o China) o coaccionada por Estados Unidos, lo que a su vez situará estas dinámicas en trayectorias muy diferentes.

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*Andrew Korybko es analista político, periodista y colaborador habitual de varias revistas en línea, así como miembro del consejo de expertos del Instituto de Estudios y Predicciones Estratégicas de la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos. Ha publicado varios trabajos en el campo de las guerras híbridas, entre ellos “Guerras híbridas: el enfoque adaptativo indirecto para el cambio de régimen” y “La ley de la guerra híbrida: el hemisferio oriental”.-BLOG DEL AUTOR: Andrew Korybko // Siguenos en X …@PBolivariana