Andrew Korybko*

La posibilidad existe, pero debería centrarse en intereses económicos duraderos que tienen menos probabilidades de cambiar con un cambio de gobierno que los intereses políticos y de seguridad.

El presidente del Comité para la Diáspora y los Serbios en la Región, Dragan Stanojevic, declaró a Izvestia a finales del mes pasado que Serbia desea aliarse con Hungría y Eslovaquia, lo cual precedió a la firma de un nuevo pacto de cooperación militar entre Belgrado y Budapest a principios de abril. Este análisis argumenta que cualquier alianza húngaro-serbia como la que el presidente Aleksandar Vucic proclamó que está en marcha tendría límites muy reales, ya que es improbable que Hungría declare la guerra a Croacia en defensa de Serbia.

Lo mismo se aplica a Eslovaquia si firma un pacto similar con Serbia, pero la convergencia trilateral entre ellos y Hungría podría sentar las bases para una nueva plataforma de integración centroeuropea. Antes de profundizar en sus líneas generales, se explicará brevemente por qué existe interés en esto. La plataforma de integración regional más eficaz, con diferencia, es el Grupo de Visegrado, compuesto por Hungría, Eslovaquia, Chequia y Polonia, pero las disputas internas sobre el conflicto ucraniano la volvieron disfuncional.

Los funcionarios polacos atacaron con poca diplomacia al primer ministro Viktor Orbán por su enfoque pragmático hacia Rusia, mientras que ellos y sus homólogos checos desconfían profundamente del primer ministro eslovaco, Robert Fico, de tendencia populista-nacionalista, cuyas opiniones en la mayoría de los asuntos coinciden estrechamente con las de Orbán. Esto dividió el Grupo de Visegrado en bloques de facto centrados en sus respectivos enfoques hacia el conflicto ucraniano, lo que condujo al fortalecimiento de la cooperación entre ambos países.

Las políticas de Hungría y Eslovaquia respecto a este conflicto reflejan en gran medida las de Serbia, ya que ambas votaron en contra de Rusia en la Asamblea General de la ONU, pero están a favor de una rápida resolución política de esta guerra indirecta entre la OTAN y Rusia. La principal diferencia, sin embargo, radica en que los dos primeros acatan las sanciones de la UE contra Rusia, mientras que Serbia se niega a seguir el ejemplo del bloque en este asunto. Además, Eslovaquia armó a Ucrania antes del regreso de Fico al poder; Serbia es sospechosa de hacerlo indirectamente, pero lo niega oficialmente , mientras que Hungría nunca lo hizo .

En cualquier caso, su postura ampliamente compartida hacia Rusia y el potencial de cooperación militar trilateral sientan las bases para construir una nueva plataforma de integración centroeuropea. Se espera que el ferrocarril de alta velocidad que China está construyendo entre el puerto griego de El Pireo y Budapest, pasando por la capital macedonia de Skopie y la serbia de Belgrado, expanda el comercio húngaro-serbio y genere beneficios económicos residuales también para Eslovaquia. Esto podría convertirse en la columna vertebral económica de la plataforma.

Mientras tanto, la base de seguridad de esta plataforma podría ser su interés compartido en combatir la inmigración ilegal , lo cual es mucho más inclusivo que la evaluación de la amenaza que Serbia hizo del acuerdo de cooperación militar entre Croacia, Albania y Kosovo del mes pasado , que no comparten ni Hungría ni Eslovaquia. En cuanto a la base política de su plataforma, concretamente su enfoque pragmático hacia Rusia, esta es sólida por ahora, pero requiere la continuidad del gobierno para mantenerla, lo cual, por supuesto, no puede darse por sentado.

Por lo tanto, cualquier nueva plataforma de integración centroeuropea que promuevan debería centrarse en intereses duraderos, el único de los cuales es el económico, ya que los intereses políticos y de seguridad podrían cambiar con un cambio de gobierno. Si esto no sucede, tendrían mayores posibilidades de construir algo significativo, que podría replicar las funciones del Grupo de Visegrado y posiblemente expandirse para incluir nuevos miembros si las políticas de los países adyacentes cambian tras las elecciones para alinearse con las de los fundadores.

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*Andrew Korybko es analista político, periodista y colaborador habitual de varias revistas en línea, así como miembro del consejo de expertos del Instituto de Estudios y Predicciones Estratégicas de la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos. Ha publicado varios trabajos en el campo de las guerras híbridas, entre ellos “Guerras híbridas: el enfoque adaptativo indirecto para el cambio de régimen” y “La ley de la guerra híbrida: el hemisferio oriental”.-BLOG DEL AUTOR: Andrew Korybko // Siguenos en X …@PBolivariana