6 de Marzo de 2025

¡Hoy no encendemos velas, encendemos la ira histórica que el poder intentó ahogar!
Anayansi Jiménez no es un nombre, es un grito. Un grito que atraviesa décadas de silencio impuesto por un estado asesino, cómplice de torturas, desapariciones y mentiras. En su natalicio, no celebramos una efeméride, desenterramos la memoria que quisieron borrar y convertirlas en armas para la liberación de la conciencia colectiva.

Ella, compañera de Fabricio Ojeda, no fue una “auxiliar” de la guerrilla. Fue sangre y nervio de la resistencia, la que cargó en sus manos jóvenes los sueños de una patria libre, la que miró al Caribe embravecido buscando fuerzas mientras las balas del régimen apuntaban a su corazón.

Su amor no fue romántico, fue subversivo un acto de rebeldía contra un sistema podrido, disfrazado máscaras, intentando domesticarnos.

¿Qué le dijo Fabricio al recibirla en aquella casa de Catia La Mar?

Un verso. Porque la revolución no se hace solo con fusiles, sino con poesía que incendia almas. Y cuando los esbirros de Graterol Hernández la interrogaron, su respuesta fue un “No” cortante. No un “no” de derrota, sino un “no” de dignidad, el mismo que hoy deberíamos gritarle a quienes pretenden vendernos justicia a medias o reconciliaciones cómplices.

Fabricio no se suicidó. Lo asesinaron. Y Anayansi, testigo de aquel crimen de estado, lleva 59 años exigiendo verdad.

¿Qué nos dice hoy su lucha?

Que los expedientes reabiertos no son triunfos, son migajas de un sistema que aún teme a los fantasmas de sus crímenes. ¡No basta con revisar archivos! Hay que juzgar a los verdugos, vivos o muertos, y desmantelar las estructuras que los protegieron.

Ella sigue viva. No en monumentos de bronce, sino en las calles donde resistimos, en las manos que escriben consignas en las paredes, en los que no se doblegan ante el discurso oficialista que domestica revoluciones. “La República Bolivariana de Venezuela tendrá muchos Fabricios”, dijo. Y hoy añadimos, ¡tendrá millones de Anayansis!

Mujeres que no piden permiso para incendiar el conformismo, que no se resignan a ser notas al pie de la historia escrita por los opresores.

¡Que el status quo tiemble! Los que lucharon ayer nos enseñaron que la montaña y la ciudad son trincheras. Hoy, la lucha es contra el olvido, la complicidad y la mentira. Anayansi no es pasado es raíz del futuro.

¿Justicia? No será un decreto en un tribunal. Será cuando los pueblos rompan las cadenas, cuando los nombres de los caídos se graben no en lápidas, sino en la piel de cada combatiente que siga creyendo que la utopía no es un delirio, sino un horizonte.

¡Hoy, como ayer, ni perdón ni olvido!

¡Que viva Anayansi, insurgente eterna!

¡Hasta que la dignidad se haga costumbre!

Konuko
Colectivo Resistencia y Rebelión.
Frente Nacional de Colectivos Revolucionarios Sergio Rodríguez