Una confluencia de intereses explica sus acciones, pero estas mismas acciones también tienen algunas consecuencias no deseadas.
Israel llevó a cabo una de las mayores operaciones de ataque de su historia, tras lanzar casi 500 ataques en la Siria post-Assad, que acaba de ser tomada por un grupo de “rebeldes” liderados por el grupo terrorista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), anteriormente conocido como Al Qaeda en Siria, respaldado por Turquía. El objetivo es crear una “ zona de defensa estéril ”, para lo cual las FDI atravesaron la zona de amortiguación de los Altos del Golán y avanzaron a lo largo de la frontera sirio-libanesa, terminando a pocos kilómetros de Damasco.
La operación está en marcha y es posible que Israel avance más, ya sea adentrándose más en Siria y/o tal vez flanqueando el Líbano para volver a invadir a Hezbolá desde detrás de las líneas de defensa que construyó. Tampoco se puede descartar que Israel amplíe su porción anexada de los Altos del Golán para incluir la porción de Siria e incluso zonas más allá. Complementariamente, Israel podría armar a los drusos vecinos para crear un estado cliente en el sur de Siria, incluso si este nunca declara la independencia. Todo esto hace avanzar el plan del “Gran Israel”.
El representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasily Nebenzia, condenó “la continua agresión de Israel contra Siria”, aunque se puede argumentar que la “desmilitarización” israelí de la Siria post-Assad impide que se envíen armas estratégicas de la era soviética y rusa a Turquía y, de ahí, a Ucrania. Los “rebeldes” y terroristas no pueden utilizarlas sin un entrenamiento exhaustivo, de modo que podrían haberlas pasado a sus patrones occidentales como pago por su apoyo si no hubieran sido destruidas.
La pérdida de este equipo y la posibilidad de que a antiguos miembros del Ejército Árabe Sirio (SAA) que fueron entrenados para operarlo se les permita unirse a las nuevas fuerzas armadas como parte de los esfuerzos en curso de “reconstrucción de la nación” crean, curiosamente, una oportunidad técnico-militar para Rusia. TASS informó sobre lo que Ibragim Ibragimov, investigador del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de la Academia Rusa de Ciencias, le dijo a Vedomosti a principios de esta semana.
En su opinión, “no excluyo que pronto aparezca un nuevo formato de cooperación técnico-militar y que los instructores militares rusos desempeñen un papel en la creación de un nuevo ejército sirio”. Esta posible oportunidad podría ser la que explique la moderada respuesta de los medios rusos financiados con fondos públicos al cambio de régimen sirio que se analizó aquí . La explicación es que Rusia podría querer reemplazar estos productos, que el nuevo sistema de gobierno necesita, por lo que es mutuamente beneficioso mantener una actitud cordial por ahora.
Por lo tanto, podría resultar que la “desmilitarización” de la Siria post-Assad por parte de Israel sirva inadvertidamente para perpetuar la presencia militar de Rusia, aunque todavía podrían ocurrir otros acontecimientos no relacionados que aseguren su retirada gradual pero digna, como algunos observadores esperan que sea inevitable. También es interesante preguntarse por qué Israel esperó hasta ahora para destruir todo el armamento estratégico de Siria y no lo hizo antes. La respuesta parece ser que Israel no se sintió tan amenazado por Assad como por HTS.
A pesar de que oficialmente ambos países llevan décadas en guerra, se consideraba que Assad era más predecible y, más tarde, tras la intervención de Rusia, más manejable. Después de todo, solo en una ocasión excepcional , a principios de 2018, el SAA derribó un avión israelí; en todas las demás ocasiones, los ataques de Israel contra el CGRI y Hezbolá quedaron impunes . Esto se debe a que Assad es más racional que los extremistas del HTS, ya que no estaba dispuesto a arriesgarse a la destrucción de Siria solo por el bien de Irán y Hezbolá.
Sin embargo, sus sucesores están impulsados por una ideología y adoptan un concepto retorcido del “martirio”, por lo que no se puede descartar con seguridad que algún día no intenten aprender a manejar el armamento estratégico de la era soviética y rusa que heredaron para lanzar un ataque devastador contra Israel. Cualquier equipo de reemplazo que pueda recibir el nuevo sistema de gobierno, ya sea de Rusia o de cualquier otro país, presumiblemente tendrá que ser aprobado previamente por Israel por esta razón o será destruido.
En la misma línea, se puede concluir que Estados Unidos no consideró que fuera una amenaza para sus intereses que los talibanes se apoderaran de equipos estadounidenses por valor de aproximadamente 24.000 millones de dólares durante su reconquista de Afganistán, de lo contrario los habrían destruido antes. Una razón para ello podría ser que pensaron que los talibanes podrían envalentonarse para expandirse a Asia Central. En cualquier caso, el contraste entre la reacción de Israel a la conquista de Siria por parte de HTS y la reacción de Estados Unidos a la de Afganistán por parte de los talibanes es condenatorio.
Si sumamos todas las observaciones anteriores, la campaña de “conmoción y pavor” de Israel en Siria está impulsada por: 1) una percepción de amenaza mucho mayor de HTS que de Assad; 2) el deseo de avanzar en objetivos estratégicos militares en Líbano y Siria; y 3) un posible revisionismo territorial según el plan del “Gran Israel”. Las consecuencias no deseadas son que: 1) el fiasco afgano de Biden parece incluso peor que antes; 2) el equipo pesado sirio no llegará a Ucrania; y 3) Rusia podría mantener su presencia militar en Siria.
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*Andrew Korybko es analista político, periodista y colaborador habitual de varias revistas en línea, así como miembro del consejo de expertos del Instituto de Estudios y Predicciones Estratégicas de la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos. Ha publicado varios trabajos en el campo de las guerras híbridas, entre ellos “Guerras híbridas: el enfoque adaptativo indirecto para el cambio de régimen” y “La ley de la guerra híbrida: el hemisferio oriental”.-BLOG DEL AUTOR: Andrew Korybko *
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