Andrew Korybko *

Etiopía dañaría su propia reputación si volviera a depender desproporcionadamente de Yibuti sin aliviar la amenaza que Egipto representa en Somalia.

La última propuesta se produce en medio del empeoramiento de las relaciones entre Etiopía y Egipto a causa del despliegue de tropas de El Cairo en Somalia antes de la misión de seguridad posterior a la UA del año próximo, que Addis Abeba condenó como una provocación dadas las tensiones existentes entre ambos países por la Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD). Egipto había dado a entender anteriormente su intención de ir a la guerra con Etiopía por su relleno, de ahí que el mencionado despliegue de Egipto se considere ampliamente como un medio para dar más credibilidad a tales amenazas, incluso a través de una guerra por poderes.

La magnitud del despliegue de tropas de Egipto, según el acuerdo que firmó con Somalia, sugiere que esta medida es irreversible, por muy desestabilizadora que sea a nivel regional, lo que lleva a la conclusión de que el pretexto del memorando de entendimiento tácito que se explotó con este fin ya no es relevante. Por lo tanto, la hipotética rescisión por parte de Etiopía de su acuerdo con Somalilandia para reconocer su independencia y darle participaciones en al menos una empresa nacional a cambio de acceso a puertos militares y comerciales no aliviaría esta amenaza.

Incluso en el caso de que así fuera, Etiopía volvería a la situación en la que se encontraba antes de firmar su memorando de entendimiento con Somalilandia, según el cual la logística marítima de la que depende la estabilidad del segundo país más poblado de África quedaría monopolizada por el pequeño Yibuti, lo que supone un enorme riesgo para la seguridad nacional. Si bien ese pequeño Estado no podría extorsionar a su gigantesco vecino con tarifas tan exorbitantes si le diera a este último la “gestión del 100%” de su propio puerto allí, seguiría controlando el corredor entre ambos.

Teniendo esto en cuenta, la oferta de Youssouf no es más que una trampa, ya que no daría lugar a la retirada de las tropas egipcias de Somalia y restablecería el monopolio de Yibuti sobre el comercio global de Etiopía, por no hablar de que desacreditaría a Adís Abeba, ya que tendría que romper su memorando de entendimiento con Hargeisa. Etiopía dañaría su propia reputación con tal de volver a su dependencia desequilibrada de Yibuti sin aliviar la amenaza que Egipto plantea en Somalia en lo que equivale a uno de los peores acuerdos jamás propuestos.

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*Andrew Korybko es analista político, periodista y colaborador habitual de varias revistas en línea, así como miembro del consejo de expertos del Instituto de Estudios y Predicciones Estratégicas de la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos. Ha publicado varios trabajos en el campo de las guerras híbridas, entre ellos “Guerras híbridas: el enfoque adaptativo indirecto para el cambio de régimen” y “La ley de la guerra híbrida: el hemisferio oriental”.BLOG DEL AUTOR: Andrew Korybko 

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