Por Alberto Pinzón Sánchez *
Una de las más grandes enseñanzas que nos legó en su lucha anti colonial el Libertador Simón Bolívar, además de la construcción y conducción de un ejército solidario y victorioso de los pueblos gran colombianos, construido a partir de un puñado abnegado y esclarecido de patriotas; es su amplio y visionario concepto de la soberanía popular y nacional.
Este es un concepto unitario y dialéctico emanado de la entraña democrática y popular de la revolución francesa, de la cual es heredero directo el Libertador, y que conlleva un profundo contenido democrático y revolucionario, el cual no es posible disociar en ninguno de sus dos componentes, aunque sean dos potestades distintas: La soberanía popular y su revestimiento posterior por la soberanía nacional, pues ambas implican para su realización plena, la construcción de un Estado soberano, popular, democrático y unitario por el que tanto batalló el Libertador.
Es en estas raíces profundas de la revolución francesa y en el llamado jacobinismo del Libertador, en donde se encuentran para dialogar Simón Bolívar y Carlos Marx. La soberanía popular y nacional, son dos potestades distintas que se unen y separan en su permanente devenir en un Estado superior. Y precisamente, la victoria filosófica de la escolástica de F.P Santander impuesta al resto de la sociedad con intrigas, puñales y perfidias, consistió en lograr separar este núcleo conceptual. En disociar por un lado la soberanía nacional para enajenarla al colonialismo anglo-sajón que entró a reemplazar al decrépito Imperio español y por otro, en despojar al pueblo soberano de su derecho a participar directamente y revocar a sus representantes, mediante la ficción legal y el ritual de la representación electoral que denominaron como democracia.
Sin embargo, en Colombia los bolivarianos en su singular praxis histórica han sabido develar este núcleo teórico, presentándolo como concepción integral de la soberanía, y como su propuesta esencial para la solución política y diplomática al conflicto histórico social armado que padece el país desde hace más de 7 décadas. La soberanía, concebida en todos sus aspectos: político- diplomática, militar, económica, jurídica, territorial, ecológica, alimentaria, popular, informática cultural, social, y solución soberana internacional del problema del narcotráfico. Veamos:
1.-) Soberanía político-diplomática, expresada en la voluntad política y suprema del pueblo y manifestada en el nuevo Estado, para tratar y ser tratados en condiciones de IGUALDAD real frente a los otros Estados del concierto mundial.
2.-) Soberanía militar, como facultad que tiene el nuevo Estado colombiano de contar con unas fuerzas militares que no estén al servicio directo de planes geoestratégicos militares, hegemónicos y de recolonización de otras potencias imperiales dominantes, sino para salvaguardar la integridad territorial y la verdadera independencia nacional, y cuyo fundamento debe ser una doctrina patriótica, humanista y bolivariana. No la ideología militarista de la Seguridad Nacional, el enemigo interno, la guerra contrainsurgente anticomunista, la obediencia debida y demás fueros militares de origen medieval, que han hecho posible el actual Terrorismo de Estado y la actual democracia genocida en Colombia.
3.-) Soberanía económica, como el derecho irrenunciable del Pueblo colombiano y su nuevo Estado, a defender y desarrollar sus recursos económicos estratégicos y humanos, de manera soberana e independiente y en igualdad no formal sino real, con todos los demás países del mundo.
4.-) Soberanía jurídica, o el derecho que tiene el nuevo Estado para ejercer sobre sus ciudadanos una justicia autónoma e independiente, es decir sin ninguna imposición neo colonial que lo obliga a entregarlos a terceros países, para que sean juzgados por tribunales extranjeros y en otros idiomas. Justicia que debe ser bien financiada por el Estado, no por fondos transnacionales y sin ningún privilegio de clase social, con plenas garantías procesales y acorde con las concepciones jurídicas desarrolladas en las condiciones históricas de Colombia.
5.-) Soberanía territorial del nuevo Estado, como la obligación que adquiere de defender y hacer respetar sus fronteras, el mar territorial, la plataforma marina, la órbita geoestacionaria y el espectro electromagnético. Además de darse un ordenamiento territorial acorde con las especificidades socio-históricas y geográficas, grado de desarrollo, integración y posibilidades económicas de las regiones y provincias colombianas. Reorganización centrada principalmente en una fuerte municipalidad de la vida ciudadana, con el fin de superar el histórico y excluyente centralismo impuesto mediante la actual división político administrativa y electoral del país, por el gamonalismo y clientelismo bipartidista. Además, que permita superar la regionalización transnacional de los enclaves petroleros, mineros y agroindustriales, o de los gigantescos megaproyectos transnacionales impuestos por el neoliberalismo depredador del gran capital financiero global.
6.-) Soberanía alimentaria y agrícola. De la ecología y la biodiversidad, para que el pueblo soberano pueda hacer una defensa enérgica de la naturaleza, el medio ambiente, la fauna, los bosques y selvas, los recursos hídricos, salvaguarde la rica biodiversidad y controle la contaminación ambiental. Resuelva de una vez por todas, el tradicional “problema agrario y urbano”, lo cual le exige al nuevo Estado una Nueva Política Agraria, que redistribuya la tierra tanto rural como urbana y erradique el papel que se le ha dado como alcancía de latifundistas y lavadero de dólares provenientes del narcotráfico. Redistribución de las tierras fértiles y cultivables que tienen vías de comunicación y cuentan con facilidades técnicas, económicas y de mercado, en el marco de un diseño económico general para todo el país. A la vez que se liquide el negocio de tierras urbano, que solo lacras y miseria ha traído al desarrollo de nuestras megas ciudades.
7.-) Soberanía popular, entendida como la a potestad que tiene el pueblo de auto gobernarse y de crear las Instituciones que más le convengan o se ajusten a sus intereses de manera autónoma mediante un Estado democrático, basado en la participación popular directa, voto directo, mandato revocable, amplia utilización de las formas de participación popular y mecanismos democráticos locales, regionales tales como cabildos, asambleas, mesas de concertación, plebiscitos, referendos, etc. Todo con un profundo respeto a los derechos humanos, civiles, políticos, económicos, sociales, culturales, étnicos y de género de los ciudadanos universalmente reconocidos. Creando o reconstruyendo instituciones destinadas en su acción cotidiana y en sus metas a la superación material y espiritual permanente del pueblo colombiano, vinculándolo con altura en el debate pluralista de ideas y orientaciones para la vida pública del país.
8.-) Política soberana sobre ciencia-tecnología e información. Este importante motor del desarrollo material y espiritual, parte constitutiva de las actuales fuerzas productivas y la tecnología, debe constituirse en la categoría de “institución social” al servicio de la superación técnica y cultural del pueblo colombiano; para lo cual se le debe aportar el 10% del presupuesto del Estado. Además, será complementado mediante una profunda reforma educativa orientada al desarrollo, la ciencia y la técnica. Así mismo el nuevo Estado estimulará la producción intelectual y cultural libre, autónoma y democrática, tendiente al desarrollo de los valores espirituales más preciados de nuestra nacionalidad y nuestra cultura diversa y múltiple. Democratizará los medios de comunicación de masas, con estrictas medidas anti monopolio y controlará su uso político, dando impulso y prioridad a los medios de comunicación de masas de propiedad comunitaria y popular.
9.-) Soberanía social, desarrollada como una nueva política social propia de carácter obligatorio para el nuevo Estado, que elimine la criminal concepción neo liberal en boga impuesta por las transnacionales y el Imperio, que ha establecido a la educación, la salud, la vivienda, el deporte y la recreación, como servicios rentables, que se deben pagar de contado y con intereses por sus usuarios convertidos en clientes. Y erradique la inhumana concepción que negocia con las prestaciones sociales de los trabajadores y los pensionados.
10.-) Solución diplomática internacional y soberana para el fenómeno de producción, comercialización y consumo de narcóticos y alucinógenos, entendido ante todo como un grave problema social que no puede tratarse por la vía militar, sino que requiere ACUERDOS tanto nacionales como internacionales sobre todo de las grandes potencias desarrolladas, productoras de insumos, y principal fuente de la demanda mundial de estupefacientes.
En definitiva, esta es la concepción que los bolivarianos colombianos vienen impulsando desde hace más de 20 años en su larga y difícil búsqueda de una nueva Colombia, soberana, democrática y con justicia social plena. (13 abril 2016)
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*Alberto Pinzón Sánchez

BLOG DEL AUTOR: Alberto Pinzón Sánchez
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