Por: Juan Hernández Machado, Premio Nacional de Filatelia 2012 y miembro de la Unión de Historiadores de Cuba
En 1967 y gracias a Wilfredo Lam y a otros intelectuales cubanos, Cuba pudo disfrutar de lo que se llamó “El Salón de Mayo”, una muestra de la obra de los mejores cultores de la plástica en el mundo en aquel entonces, muchos de los cuales nos visitaron en aquella ocasión, y que además del valor cultural de la acción sirvió para mostrar la solidaridad con la revolución cubana por parte de esos intelectuales.
Para culminar la muestra se organizó hacer un mural colectivo, que se llamó “Cuba Colectiva”, en el que participaron no solo los artistas comprometidos en el Salón sino otros de la plástica y personalidades cubanas que fueron invitadas a participar. A cada uno le asignaron un cuadro.
Los participantes hicieron este mural en el Pabellón Cuba de nuestra capital en julio de 1967 y el mismo tenía un cuadro distintivo: la cara del Che Guevara, al estilo de la foto que Korda le sacara durante el entierro de las víctimas del atentado al vapor francés La Coubre, hecha por el destacado artista cubano de la plástica Raúl Martínez.
Mientras esto ocurría, en Bolivia nuestro Che Guevara y sus compañeros se encontraban en la etapa más difícil de la guerrilla, su desaparición como tal.
El correo cubano hizo una emisión de 25 sellos, donde cada uno mostraba una de las obras del Salón, mientras que el 7 de octubre de 1967 emite esta hoja filatélica con el mural “Cuba Colectiva”.

Hoja Filatélica con el detalle de la obra de Raúl Martínez.
Al día siguiente el Che era capturado herido en la Quebrada del Yuro y, como todos sabemos, al otro día fue asesinado por órdenes de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos y su cadáver fue enterrado en un lugar oculto para que no se le pudiera rendir honores ni reconocimiento.
De esta forma, esta pieza postal es la única en el mundo que se emitiera con la imagen del Che estando aún en vida, porque todas las demás se han hecho después que fuera asesinado.
Han transcurrido 56 años y el Che sigue vivo entre nosotros por todo lo que nos dejó, en Cuba y en otros países.
Es correcto recordarlo a través de la filatelia, de libros, de fotos, de actos y canciones, pero lo más importante es recordarlo tratando de ser un poco como él era.
A nuestros pioneros les enseñamos que “! Pioneros por el comunismo, seremos como el Che!”. Esto no debe convertirse en una simple consigna sino que tienen que aprender de su modestia y sencillez, de su preocupación por el ser humano, de su intransigencia ante lo mal hecho, de su alto grado de organización y disciplina, y de su gran amor a esa América Nuestra, la que abarca desde el Río Bravo hasta la Patagonia, por la cual ofrendó su vida.
En junio pasado pudimos compartir, en el Mausoleo que se levanta en Santa Clara en su memoria y la de sus hermanos caídos en la gesta boliviana, con un gran grupo de niños discapacitados. La forma como lo reflejaron en sus pinturas fue la mejor expresión de lo bien que lo comprenden en toda su magnitud.
Cada cual a su forma pero con la misma convicción que nos legara, le diremos en estos días y siempre: “Tranquilo comandante, América está siendo una como tú quisiste. ¡Hasta la victoria, siempre!”
BLOG EN PRENSA BOLIVARIANA: Juan Hernández Machado

