Por: Juan Hernández Machado, miembro de la Unión de Historiadores de Cuba.

Esa fue la expresión que utilizara quien fuera años después nuestro Canciller de la Dignidad, Raúl Roa García, para describir la revolución que se produjera en Cuba en la década del 30 y que en estos días conmemora su aniversario 90.

Y realmente fue así porque los hechos que provocaron la llamada Revolución del 33 en nuestro país motivaron que se liquidaran muchos viejos mecanismos de la República que ya eran obsoletos, y que se iniciaran transformaciones importantes como fuera la aprobación y promulgación, siete años después, de la Constitución del 40, la más avanzada que hubo en nuestro país antes del triunfo revolucionario de 1959.

Pero, veamos algunos de esos elementos y cuáles fueron las experiencias que nos dejó este importante acontecimiento político- social.

La intervención estadounidense de 1898 y el mal trato a nuestros combatientes por la independencia; la facilitación de que naciese la república con un presidente que gozaba del favor de Washington, la imposición de la Enmienda Platt a nuestra Constitución- que facultaba a Estados Unidos a intervenir en Cuba cada vez que considerara afectados sus intereses-, unido a la corrupción de sucesivos gobierno y al envejecimiento, cansancio y decepción de los cubanos que habían luchado en el siglo XIX por ver a Cuba libre, posibilitaron que fueran nuevas generaciones, con una fuerte participación de intelectuales y estudiantes universitarios, quienes pasaran al frente en la lucha por tener una Cuba digna para todos.

El crecimiento de la corrupción y el mal gobierno imperante en Cuba desde la década del 20 motivó a un grupo de intelectuales cubanos, dirigidos por Rubén Martínez Villena, a realizar lo que pasó a la historia como la Protesta de los Trece, que diera lugar, posteriormente, a la creación del Grupo Minorista, integrado por participantes en dicha protesta y otros jóvenes intelectuales opuestos a la situación política de Cuba en esos momentos.

En 1922, el destacado líder estudiantil Julio Antonio Mella, crea la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y en 1925, también con la participación de Mella, se funda el primer Partido Comunista de Cuba (PCC).

El general Gerardo Machado asume la presidencia en 1925 con un programa que visto desde afuera era bueno (casas, caminos y escuelas, formaban parte de sus promesas) pero que lejos de terminar con la corrupción existente, la profundizó aún más y de presidente se convirtió en dictador, al traicionar su promesa de no reelegirse, perpetuándose en el poder. Cumpliendo órdenes de Machado asesinaron a Mella en México en 1929.

Ya en 1933 el pueblo cubano no aguantaba más la peor crisis económica del país hasta ese momento. El gansterismo político estaba a la orden del día y los militares de diferentes rangos y facciones se enfrentaban entre ellos. Y entonces, desde su lecho de muerte y como dirigente respetado del Partido Comunista, Rubén Martínez Villena alienta a la acción y dirige la huelga general que contribuyó al derrocamiento del dictador Machado.

Muchos pensaron que ese sería el fin de todos los sufrimientos.

Solo que la inexperiencia no tuvo en cuenta la intervención de la representación de nuestro “querido y bien ponderado” vecino del norte. Desde la embajada de los Estados Unidos, en contubernio con las llamadas fuerzas vivas del país- los representantes de la alta burguesía nacional- y de los militares, se designa a Carlos Manuel de Céspedes y Quesada, el hijo del Padre de la Patria, para que comenzara a dirigir los destinos del país el 13 de agosto de 1933.

Céspedes aguantaría solo tres semanas para enfrentarse a la llamada Sublevación de los Sargentos, el cuatro de septiembre, al frente de la que se encontraba el que fuera sargento taquígrafo Fulgencio Batista y Zaldívar.

Lo que entonces pareciera una acción revolucionaria duró poco porque Batista de inmediato traiciona a quienes confiaron en él para que produjera un verdadero cambio en la situación cubana y se pone al servicio de Washington.

Los sargentos aceptan un gobierno colegiado de cinco miembros, que recibiera el nombre de La Pentarquía, entre los que se encontraba el destacado político cubano Ramón Grau San Martín. Esta no llegó a gobernar ni una semana porque el gobierno estadounidense no le dio tampoco su bendición, eliminan a los otros miembros y dejan al frente del gobierno cubano a Grau San Martín, dando paso al llamado Gobierno de los Cien Días.

Como aspecto positivo del cambio está la incorporación a dicho gobierno de Antonio Guiteras Holmes, amigo personal de Villena y admirador de las posiciones de Mella, quien logra que se adopten numerosas medidas progresistas y populares entre el 10 de septiembre de 1933 y el 15 de enero de 1934. Batista había quedado como Jefe del Ejército, ya con los grados de coronel.

Pero, como es lógico, los organizadores de todo este proceso no podían permitir que las cosas se les fueran de las manos con tantas medidas progresistas, y con el consentimiento del cónsul yanqui en La Habana, Batista destituye al gobierno provisional e instaura en el poder al coronel Carlos Mendieta.

Fue el período conocido en nuestra historiografía como Caffery (Jefferson Caffery, nombre del cónsul yanqui)- Batista- Mendieta, que durante 1934-35 se convirtió en una amenaza para los trabajadores cubanos por el alto nivel de represión que impuso, fundamentalmente contra la huelga general de 1935.

Guiteras se opuso, pasó a la clandestinidad y cuando se preparaba para salir hacia México junto al revolucionario venezolano Carlos Aponte, fue masacrado por las fuerzas de Batista en el Morrillo, provincia de Matanzas.

Eliminados los principales enemigos, se logra una democracia representativa con cierta estabilidad, que permite la celebración de elecciones en 1936, a partir de las cuales el país logra encaminarse, con algunos beneficios populares pero no en demasía y continúa el curso normal de la generalidad de las democracias latinoamericanas, incluyendo, como antes dijimos, la posterior aprobación de la Constitución de 1940, aún cuando esta quedó como un magnífico documento para entonces aunque poco de la misma se llevó a la práctica.

Pero no se resolvieron todos los problemas del pueblo cubano y, como en espiral, volvió posteriormente el incremento de la corrupción y el bandidismo desde posiciones gubernamentales, los que motivaron una intensa lucha de poder. Es en ese momento cuando, temeroso de perder en las nuevas elecciones, Fulgencio Batista da el golpe de estado en 1952.

Afortunadamente en esa oportunidad, rompiendo todos los cánones anteriores y con una proyección política nueva y diferente, el joven abogado Fidel Castro Ruz, se propone la verdadera liberación del país mediante una lucha armada con pleno apoyo popular y después de varias etapas- ataque fallido desde el punto de vista militar a dos cuarteles en el oriente del país, juico y prisión, exilio, regreso para iniciar una lucha armada en las montañas y campos con el apoyo de la lucha clandestina en las ciudades- derroca a la dictadura el primero de enero de 1959.

¿Qué experiencias les dejó la revolución que se fuera a bolina en el 30 a los revolucionarios de los años 50?

La primera fue la necesidad de lograr la unidad de todas las fuerzas progresistas. En este caso se hizo bajo la dirección de una dirigencia no comprometida con la politiquería de antaño, el Movimiento 26 de Julio (M-26-7) del compañero Fidel.

Cuidarse de que no le robaran la iniciativa y pretendieran desvirtuar los logros alcanzados en la lucha. Fueron muchas las acciones ejecutadas en todos los momentos desde la embajada estadounidense en Cuba, primero para apoyar a Batista y luego para sacarlo del juego pero manteniendo a otros actores que conservaran el mismo estatus quo.

El ejemplo final más claro fue el contubernio del general Cantillo- quien en un encuentro con Fidel a fines de diciembre de 1958 le había prometido que las fuerzas no tan comprometidas con Batista en La Habana reconocerían los logros y el role del Ejército Rebelde. Sin embargo, al llegar a la capital cubana, en contactos con representantes de las fuerzas vivas y de la embajada yanqui, trabajó para que se creara una Junta que se encargara de los destinos de Cuba a la salida de Batista el 31 de diciembre de 1958.

Consciente de la estratagema, el Comandante en Jefe, desde la heroica Santiago de Cuba, denunció el hecho, dando a conocer el intercambio de mensajes entre los dos donde se demostraba la doble moral de Cantillo, y convocó a la huelga general hasta que los verdaderos revolucionarios no controlaran el país completo… e inició su marcha hacia la capital del país.

En ese llamado al pueblo cubano el primero de enero de 1959, Fidel diría: “   La Revolución no se realizó en el 33 y fue frustrada por los enemigos de ella.  Esta vez la Revolución tiene al pueblo entero, tiene a todos los revolucionarios, tiene a los militares honorables.  ¡Es tan grande y tan incontenible su fuerza, que esta vez el triunfo está asegurado!”

“¿Qué pasó cuando el machadato?  Pues que también un general de Machado dio un golpe y quitó a Machado, y puso a un presidente que duró 15 días; y vinieron los sargentos y dijeron que aquellos oficiales eran responsables de la dictadura de Machado, y que ellos no los respetaban.  Creció la efervescencia revolucionaria y expulsaron a los oficiales. “ 

“No habrá más golpes de Estado, no habrá más guerra, porque por eso nos hemos preocupado, de que no ocurra ahora como cuando Machado.  Estos señores, para hacer más parecido el caso de la madrugada de hoy con el caso de la caída de Machado, aquella vez pusieron a un Carlos Manuel, y ahora pusieron a otro Carlos Manuel.

“Lo que no habrá esta vez es un Batista, porque no habrá necesidad de un cuatro de septiembre, que destruyó la disciplina en las Fuerzas Armadas, porque lo que ocurrió con Batista fue que instauró aquí la indisciplina en el Ejército, porque su política consistía en halagar a los soldados para mantener disminuida la autoridad de los oficiales.” 1  

A 90 años de aquella revolución soñada que se fuera a bolina, los cubanos nos sentimos orgullosos de que en 1959 no ocurriera lo mismo.

Y aunque el mismo enemigo del pueblo cubano, en el 33 y ahora, ha tratado y trata por todos los medios posibles de ahogarnos a través de un férreo bloqueo ya dura más de sesenta años, de destruir todo lo bueno que se ha logrado en beneficio del pueblo, nos seguimos enfrentando a las dificultades y superándolas, junto a Julio Antonio Mella, a Villena, a Guiteras y, por supuesto, a Fidel.

Esas son las enseñanzas de nuestra historia. Por ello lo exhortamos, amigo lector, a que las conozcan a profundidad para que no se deje confundir con las nuevas versiones tergiversadas, las fake news y las falsas teorías que se fabrican en las cómodas oficinas de las agencias de inteligencia estadounidenses.

1 Extractos del discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, en el Parque Céspedes de Santiago de Cuba, el 1ro. de enero de 1959. Sitio digital de Cuba Debate.

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