Los sefardíes fueron los judíos que vivieron en la Corona de Castilla y la Corona de Aragón hasta su expulsión en 1492 por parte de los Reyes Católicos, sin embargo, la etnia judía es la más antigua de todas. Más de 2500 años de historia la contemplan, veinticinco siglos plagados de costumbres y tradiciones, las cuales quedaron como un enorme legado. ♦
El 18 de diciembre de 2012, el Gobierno español se encargó de publicar por primera vez una lista oficial de los apellidos de familias de judíos ibéricos, y de acuerdo con el censo realizado, estos son los apellidos de origen judío:
A. Abraham, Acevedo, Acosta, Aguado, Aguiar, Aguilar, Alarcón, Alba, Aldana, Alcalá, Alegre, Alfonso, Alfaro, Almeida, Alonso, Álvarez, Amigo, Amado, Amaya, Aranda.
B. Baltasar, Báez, Barral, Barrios, Beato, Benavente, Benítez, Bernal, Bravo, Bueno, Bermejo.
C. Cabrera, Calvo, Camacho, Campo, Cantos, Carrasco, Carrillo, Carvajal, Castellanos.
D. Delgado, Diego, Díez, Díaz, Duque, Domínguez, Durán, Dorado, Duarte.
E. Enrique, Enríquez, Espejo, Esperanza, Espinosa, Escudero, Esteban.
F. Fajardo, Fernández, Ferrer, Ferrero, Figueroa, Flores, Fuentes, Fuertes.
G. Gálvez, García, Gato, Garzón, Gil, Gimeno, Giménez, Gómez, Granado, González, Gutiérrez.
H. Haro, Henríquez, Hernández, Heredia, Holgado, Herrera, Huerta, Hurtado.
I. Ibáñez, Israel, Izquierdo.
J. Jaén, Jiménez, Jimeno, Jorge, Juárez, Julián.
L. Lázaro, Leal, Lara, Larios, Leiva, León, Lima, Linares, Lobato, Lobo, López, Lorca, Lorenzo.
M. Madrid, Madrigal, Macías, Machado, Manuel, Márquez, Marchena, Marcos, Martínez, Marín.
N. Nájera, Navarro, Navas, Nieto, Núñez.
O. Ocampo, Ochoa, Olivos, Olmos, Oliva, Ordóñez, Olivares, Orellana, Ortega, Ortiz.
P. Pacheco, Padilla, Palma, Palomino, Pardo, Paredes, Pareja, Parra, Paz, Pascual, Pedraza, Pena, Pérez.
Q. Quirós, Quemada.
R. Ramírez, Ramos, Real, Rey, Reina, Ribera, Ricardo, Rivero, Robles, Roca, Rivas, Rodríguez, Ruiz.
S. Salgado, Salinas, Salas, Salazar, Salcedo, Salvador, Sánchez, Sancho, Serra, Serrano, Sierra, Silva.
T. Talavera, Toledo, Torre, Torres, Trigo.
U. Úbeda, Uría, Urrutia.
V. Valero, Valle, Vara, Varela, Vargas, Vázquez, Vega, Velázquez, Vera, Vergara, Villanueva, Vidal.
Z. Zalazar, Zaragoza, Zúñiga.
CON APELLIDO JUDÍO MUCHOS SOLICITARON LA NACIONALIDAD ESPAÑOLA:
En el año 2015, durante el Gobierno de Mariano Rajoy y con el acuerdo de todos los grupos parlamentarios, España puso en marcha una iniciativa para conceder la nacionalidad española a todos aquellos interesados que fueran capaces de probar su origen sefardí.
No obstante, el hecho de que su apellido apareciera en la lista era tan solo el primer requisito, los cuales sirvieron para corroborar la descendencia de judíos expulsados en el país europeo. Los apellidos de origen hereditario que existen hoy en día, comenzaron a utilizarse entre los judíos sefarditas en Iberia y en otros lugares en los siglos X y XI; y no se extendieron a los judíos asquenazíes de Alemania o Europa del Este hasta mucho más tarde. La forma patronímica utilizada en la antigüedad se sigue usando en la vida religiosa.
Los apellidos no eran desconocidos entre los judíos de la Edad Media, y como los judíos comenzaron a integrarse más con sus conciudadanos, la práctica de utilizar apellidos, además del nombre “sagrado”, empleado sólo en la vida religiosa, creció rápidamente. Por supuesto, entre los sefardíes esta práctica era común casi desde el momento del exilio de España y, probablemente, se hizo aún más común como consecuencia del ejemplo de los marranos, que al aceptar el cristianismo adoptaron en la mayoría de los casos los apellidos de sus padrinos. Entre los asquenazíes, cuyo aislamiento de sus conciudadanos fue mayor, el uso de apellidos hereditarios recién empezó a ser común en el siglo xviii.
La necesidad de agilizar el cobro de impuestos y los servicios de reclutamiento militar que tuvo lugar en el Imperio austríaco, Imperio ruso y en los Estados alemanes en los siglos XVIII y XIX hizo que se promulgaran leyes que obligaban a la población judía a adoptar apellidos hereditarios. El primer Estado en el que fue obligatoria la adopción de apellidos es el Imperio austríaco. En 1787 el emperador José II promulgó un decreto por medio del cual ordenó que todos los judíos del imperio debían elegir un apellido alemán .
Los judíos que ya tenían apellidos, podían seguir utilizándolos, y aquellos que no los tenían, estaban obligados a tomar uno, que desde ese momento se convirtió en hereditario. Si un judío no elegía su propio apellido, éste era impuesto por la fuerza por los funcionarios imperiales.
El origen de los apellidos judíos
Los paisanos Ashkenazim fuimos de las últimas culturas en adaptar apellidos a nuestros nombres, muchos judíos que hablaban alemán se pusieron apellidos en el siglo XVII pero la mayoría no lo hicieron hasta verse obligados por tratados que comenzaron en el imperio Austro-Húngaro en 1787 y terminaron en la Rusia Zarista de 1844.
Con la finalidad de construir estados-nación modernos, las autoridades insistieron que los paisanos se pusieran apellidos para que se les pudiera cobrar impuestos, enrolar en los ejércitos y entrar al sistema educativo. Hasta esta época los apellidos judíos cambiaban con cada generación Moishe ben Mendel y luego Yosl ben Moishe y así sucesivamente. Así es como los paisanos eligieron sus apellidos en pleno siglo XIX bajo 8 criterios aproximadamente.
Criterios Patronímicos (hijo de…)
En Idish o alemán hijo se dice “son”, “sohn” o “er”. En la mayoría de las lenguas eslavas como Polaco o Ruso se diría “wich” o “witz”. Así es como el hijo de Mendel adoptó el apellido Mendelson, el hijo de Abraham se convirtió en Abramson o Avromovitch, el hijo de Menashe se puso Manishewitz (y al parecer un emporio de vino de shabes) y el de Itzhak se apellidó Itskowitz.
Matronímicos
Reflejando la prominencia de las mujeres judías en las comunidades de esa época, muchas familias se pusieron apellidos sacados de nombres de mujeres. Como por ejemplo: Edelman (el esposo de Edel), Gittelman (el esposo de Gitl), Gold/Goldman/Gulden derivan de Golda, Malkov de Malke y Saronsohn es el hijo de Sarah.
Nombres de lugares
La segunda fuente más popular de apellidos judíos son los lugares de donde venían. Los paisanos utilizaron el lugar de donde eran, la región en donde viven o el sitio de donde vienen sus antecesores como apellido. Es por eso que el origen germánico de los idish se nota en su nombre. Asch es un acrónimo con Aisenshtadt o Auerbach, Bacharach y Berger significa pueblerino. Por otro lado Bergman es de alguien que vivía en las montañas, Berliner es de Berlín, por supuesto, y Ginsberg y Gordon vienen de Grodno en Lituania. Como estos hay millones.
¿No se puede ser sefardita si no se tiene apellido Español?
Originalmente los Sefarditas tienen apellido Español, de igual forma que la mayoría de los latinoamericanos, sin que sean estos grupos “españoles”. Así como los indígenas nativo americanos que fueron hechos súbditos del poder colonial español a la fuerza por motivo de la conquista terminaron hispanizando sus identidades por regla e imposición de la colonia (los indígenas americanos), los judíos españoles (sefarditas) que se habían establecido en la península ibérica desde la diáspora romana, recurrieron a lo mismo para esconderse del violento antisemitismo y de las conversiones al catolicismo forzadas. A ambos grupos no les fue nada bien bajo el duro control español, sobra decir. Pero descendientes de los verdaderos sefarditas, así como los latinoamericanos, comparten esa misma experiencia de tener al poder español dictando las reglas; casualmente la tragedia de ambos grupos poblacionales inició en 1492.
Los sefarditas son de apellido español en su mayoría, como ya se mencionó. Otros tienen apellidos de la misma rama latina heredera de Roma, apellidos portugueses, franceses, italianos y fuera de esa regla: griegos. Los sefarditas no tienen apellidos árabes, ni turcos, ni rusos, ni polacos ni nada así. (Una minoría sefardita “arabizó” sus apellidos españoles por vivir en zonas de mayoría musulmana y así fueron censados, pero no son apellidos árabes, no existen en el mundo árabe, sino dichos apellidos atienden a reglas de gramática árabe, lo normal es que sean españoles casi en su totalidad) Los judíos sirios, iraníes, indios, iraquíes, yemenitas, armenios, kazajos, etíopes y de otras regiones del medio oriente, Asia y norte de África, no descienden de los judíos expulsados de España, por lo tanto no son sefarditas; no tienen conexión histórica, racial ni cultural con la península Ibérica. Importante aclarar que entre los judíos de Turquía y el mundo árabe, en sí en el norte de África, sí hubo comunidades fundadas por los sefarditas expulsados de España y otras de judíos árabes mizrahíes sin conexión con España, por lo tanto, no todos los judíos establecidos en el norte de África son sefarditas, sólo los que realmente entran en los parámetros mencionados. Cada comunidad en esa región atiende a un caso específico, unos sí lo son y otros no; árabes y españoles no son lo mismo, De igual forma ocurrió en Siria, donde desde tiempos del Rey David existían comunidades de judíos sirios en ese país, considerados “judíos arabizados” en muchos casos mezclados racialmente con árabes como a simple vista se puede constatar, pero allí también se establecieron judíos sefarditas expulsados de España, entonces habían dos grupos judíos en Siria, la mayoría, judíos árabes y la minoría, judíos españoles, el desastre de clasificación ocurre porque en el siglo XX las prominentes comunidades de judíos en siria migraron de ese país, en Alepo y Damasco existían grandes centros judíos.
Al establecerse en América principalmente, los judíos sirios fundan sus organizaciones y templos, pero por lo motivos que fueran en América, la división de judíos árabes y españoles no se mantuvo como en Siria y tanto judíos árabes y españoles provenientes de Siria se afiliaron a la misma comunidad en muchos casos, por eso en dichas comunidades hay apellidos árabes (la mayoría) y españoles y portugueses, sorprendentemente muchos de sus miembros no conocen su propia historia y no tiene ni idea de porque hay apellidos árabes y españoles creando la confusión si son descendientes de los expulsados por España o no, me ha tocado conocer gente de apellido español que se identifica como “árabe” en una clara desconexión sobre la realidad de su propia identidad y origen.
Cualquier apellido español podría ser sefardita, pero esto no significa que los apellidos españoles sean apellidos judíos. Lo que significa es que muchos judíos tomaron apellidos españoles para huir del antisemitismo, (así como los judíos alemanes, rusos, polacos, árabes, húngaros hicieron los mismo, tomar apellidos “locales”) sobre todo en España, que hubo conversiones al cristianismo impuestas con dura violencia y para eso la inquisición se dedicó a buscar entre los “nuevos cristianos” a aquellos que se convirtieron al cristianismo pero que en secreto seguían siendo judíos, como pasó en muchos casos, y escondían su fe judía para evitar expulsión, tortura y confiscación de bienes.
La inquisición duró más de tres siglos destruyendo prácticamente la cultura sefardita de la península ibérica, pero esta cultura se fue con los expulsados que la restablecieron en otras partes del mundo, tanto en América como en otros países europeos.
Las Américas
En 1492 el edicto de expulsión de los judíos entró en vigor. Ese mismo año España descubre América. Desde ese año miles de migrantes judíos, ya sean judíos que se negaron a convertirse al cristianismo o muchos “nuevos cristianos”, llegaron a América para ser libres y practicar la fe de sus antepasados, pero con la conquista llegó la inquisición de igual forma y los judíos sefarditas tuvieron que esconderse de nuevo tras identidades españolas, portuguesas, italianas y francesas principalmente. Se sabe que el mismo Colón (Columbus) era un judío sefardita cuya lengua materna era el judeo-español o ladino. Se sabe que su traductor Luis de Torres era un sefardita que se convirtió al cristianismo horas antes de partir a la aventura. Se sabe que existía una intención de buscar una tierra donde se pudiera practicar libremente el judaísmo sin estar sometidos a los volubles reyes europeos, y así como ellos, miles de sefardíes se dispersaron en todo el nuevo continente fundando comunidades secretas aún vigentes hoy en día en diferentes países de América latina.
Con la conquista, el poder colonial Español impuso a los nativos americanos su cultura por encima de la cultura prehispánica. Impusieron también su idioma, religión y costumbres de nombramiento, así como los ingleses hicieron lo propio con los esclavos africanos que trajeron a América o los Franceses a Haití o los portugueses a Brasil; es decir, impusieron sus apellidos a los pobladores locales o esclavos traídos sin que estos sean realmente ni españoles, franceses, ingleses o portugueses, lo cual para los judíos fue positivo porque al difundirse los apellidos europeos en América, ellos pudieron seguir escondidos de muchas formas.
Este tema de los apellidos ha dado mucho de qué hablar, porque al existir registros de familias judías, por ejemplo, con el apellido Pérez, Sánchez o Hernández etc., se ha creado una desinformación sobre el origen familiar de la gente. El tener estos apellidos o cualquier apellido, en este caso español, no significa que el portador sea español o sefardita, cada caso es distinto y sólo la historia familiar, su genética, su aspecto, sus rasgos culturales etc. definen quién es qué. Recordemos que los españoles impusieron sus nombres a la población local, por eso mismo existen apellidos españoles en África, América y Asia sin que los portadores sean ibéricos. Al igual que los judíos, los nativos americanos fueron obligados a “hispanizarse” dejando su cultura atrás; en el caso de los judíos solo como fachada en muchos casos.
Como resultado, una gran cantidad de apellidos indígenas se perdieron en la historia al ser reemplazados por “Hernández”, borrando la cultura local. Eso en referencia al apellido más común, pero prácticamente la mayoría de los apellidos españoles en América latina fueron impuestos por los conquistadores europeos hacia sus súbditos como una declaración de propiedad. En esa historia los judíos y los indígenas americanos comparten la misma tragedia; una gran cantidad de apellidos judíos o hebreos se perdieron en la historia para siempre al ser reemplazados a la fuerza, y a veces de manera “voluntaria”, por apellidos europeos con el fin de sobrevivir.
Al final del día los apellidos son accidentes históricos que no representan realmente el origen racial o de procedencia del portador de forma homogénea, o exclusivamente; es decir, un “Hernández “en México o Perú o Filipinas o Cuba o Madrid o Grecia podría arrojar orígenes diferentes tanto indígenas, españoles, africanos, chinos o judíos. Los apellidos en las colonias europeas dejaron de ser exclusivos de los europeos porque los traspasaron, y si a eso le agregamos que hay árabes, africanos y asiáticos que también castellanizaron su identidad, como los esclavos negros en EE.UU anglonizaron sus apellidos y así cada poder colonial ya sea francés, holandés, español, portugués o inglés etc., la confusión es mayor.
Por ejemplo, los miles de judíos de apellido alemán, es decir askenazíes, jamás se identifican como “alemanes”, aunque eso significa askenazí, porque saben perfectamente que sus apellidos son producto de persecuciones y cambios necesarios por supervivencia y no necesariamente por linaje de sangre. Por eso, las listas de apellidos “sefarditas “que sobran hoy en día en internet, realmente no arrojan ningún tipo de información veraz; lo único que han logrado es confundir a la gente sobre si el hecho de que si su apellido esté en esa lista, por arte de magia son españoles o en este caso judíos y no es así. Hay millones a los que sí les aplica la información y hay millones a los que no, cada caso es diferente y personal y cada familia sabrá conocer su propia historia familiar y el verdadero origen e historia de su apellido. Pero lo importante no es el apellido, como dice el “espíritu del oeste” (una divinizada versión de Clint Eastwood en sus westerns) en la película Rango: “No importa el nombre, sino el hombre, son las acciones las que te definen”.
Sangre Sefardita
Está demostrado que al menos el 25% de los españoles tiene orígenes judíos de los miles de sefarditas que se quedaron en España sin que mucha gente sepa que tienen origen judío o les interese. Ese 25% de españoles que son descendientes directos de los judíos de España no practican el judaísmo y no les interesa hacerlo. Por ejemplo, el tenista Rafael Nadal tiene un origen sefardita, en algún grado; el apellido Nadal aparece en las listas oficiales de apellidos sefarditas. Alguna vez lo ha comentado él mismo, pero no es algo relevante en su carrera o vida privada, es más algo anecdótico, una curiosidad familiar, y eso mismo ocurre a millones de españoles en Europa y los españoles en Latinoamérica.
Obviamente hay genes de los judíos llegados a América en muchas familias, no significa que por eso sean judíos sefarditas todos, o que deban buscar hacerse judíos, a menos que los interesados así lo consideren, lo que significa es que los judíos sefarditas llegados al nuevo mundo, se quedaron aquí y dejaron sus orígenes que hoy en día perduran. En México casi el 20% de la población es de origen europeo, en la mayoría de los casos descendientes de las oleadas de españoles y en menor medida los demás grupos europeos que se han instalado en el país en los últimos siglos. Es casi el mismo número de españoles con origen sefardita en España. Son datos que no tienen importancia social, pero valen para entender la magnitud de la supervivencia de los sefarditas en la cuna de su cultura.
Al final del día se puede decir que nunca se fueron de España. Y sobra decir que no existe tal cosa como que un origen es mejor que otro, lo cierto idioma o cierta cultura o cierto aspecto; una cosa es conocer la historia nacional y familiar y otra creer que vale algo más que unas anécdotas nada más porque las nacionalidades en América son eso, nacionalidades y no referencias de grupos étnicos. Los países se llenaron de migrantes de todo el mundo en coexistencia con los pobladores locales más un grado de mestizaje.
Una vez en Puebla vi a un señor blanco, pelirrojo, ojos verdes y de cabello muy rizado y barbas rojas que parecía una postal de un judío, tenía todos los rasgos característicos de lo que define el fenotipo hebreo. Me acerqué a platicar con él, le pregunté si era judío, y me dijo que no, pero que su padres aseguraban ser descendientes de sefarditas de esas comunidades secretas establecidas en México, que era católico y se consideraba descendiente de nuevos cristianos, y como él debe haber millones. Si algún lector es judío sefardita, o sabe que tiene algo de sefardita o algún antepasado judío de los llegados de España, lo felicito, comparte sangre con uno de los grupos judíos más prolíficos en la historia del judaísmo y de la humanidad y esos genes están ligados directamente con un evento histórico de relevancia mundial: el descubrimiento del nuevo mundo.
¿Quién es sefardita y quién no lo es?
A este problema le sumamos la ignorancia. Desde los Estados Unidos hasta la Patagonia hay una cantidad enorme de ignorantes que no tienen ni idea de nada. Por ejemplo, en EE.UU. creen que los apellidos españoles comunes en América Latina por obvias razones de la conquista y sus reglas, son apellidos “indígenas”, y cuando se les aparece un latinoamericano de origen europeo o un español o un judío sefardita latinoamericano de nombre español, los vecinos del norte no entienden por qué luce “occidental”, no entienden por qué alguien de aspecto occidental habla español y muchos menos que sea judío. Están acostumbrados a poner etiquetas con juicios simplistas y mal informados contribuyendo con eso a la desinformación en todo el mundo, gracias a la capacidad de exportar su cultura a todo el mundo por el cine y la televisión.
También entran en shock cuando se enteran que los llamados allá “nativo americanos”, los indios de los westerns esos a los que John Wayne mataba 200 con una bala, son el mismo grupo racial que los indígenas mexicanos. Por ejemplo, Michigan y Michoacán son palabras del mismo idioma indígena culturalmente hablando, algo así como español y portugués, idiomas hermanos, simplemente no lo entienden, confunden los términos o peor aún creen que son sinónimos los términos: hispano, latino, latinoamericano, Spanish etc. cuando obviamente no son equivalentes. Y ese triste fenómeno de pena ajena también existe en México. Hay personas que no saben nada de historia del país, o no saben porque hablan español.
Alguna vez platiqué con un judío árabe que no estaba seguro porqué su apellido era árabe y no judío siendo él judío; no sabía que Sefarad significa España o que los apellidos españoles y el idioma que habla como lengua materna (español) no es un idioma mexicano sino europeo, y hablamos de una persona nacida y educada en México (si el término “educada” es aplicable) y esto me lleva al tema del artículo: dentro y fuera de la comunidad judía no se entiende que los sefarditas tengan por lógica apellido español. Una vez más (Spoiler alert), Sefarad significa España.
La confusión
Un problema grave a la hora de desglosar las comunidades judías es lo mal informados que están muchos judíos. En EE.UU. se entiende como “sefardita” todo lo que no sea yiddish, así de arbitrariamente simple e ignorante se decide. Se consideran como sefarditas a las comunidades de judíos árabes y africanos sin distinción de los ibéricos. Parte del problema es que un gran número de comunidades “sefarditas” no son realmente sefarditas en el sentido correcto sobre la conexión con España, ya sea por idioma, cultura o apellidos de sus miembros. Lo que ocurre es que muchas comunidades judías del mundo árabe tomaron el rito religioso sefardita y en ese sentido se consideran “sefarditas” cuando realmente no lo son.
Esto tiene que representar un problema ahora que muchas personas intentaron conseguir pasaporte español basados en la corrección del gobierno de España a reconocer y permitir regresar a los descendientes de los judíos expulsados en 1492, pero que como mencioné, las comunidades de judíos árabes que se auto nombran “sefarditas” no son descendientes de los verdaderos sefarditas expulsados. Probablemente hay verdaderos y muchos más descendientes de los judíos expulsados de España en cualquier lugar de américa latina sin que sean judíos o se consideren así, que en la comunidades de judíos árabes que usan el término “sefardita” por rito religioso y no por conexión con España.
Los verdaderos sefarditas están ligados a España más allá de la religión, los descendientes de conversos, en muchos casos familias cristianas, realmente tienen más sangre judía que muchos judíos tradicionales.
Los Sefarditas son de España y Portugal
He conocido miembros de comunidades “sefarditas” que son de judíos árabes sin conexión con España pero que algunos de sus miembros sí son verdaderos sefarditas, que se afiliaron a esas comunidades por el uso de la palabra “sefardita” sin saber realmente el origen de esos grupos y se sabe que esos sí son judíos españoles porque son los únicos con apellidos españoles. Esa es la verdadera identidad sefardita. Algunos llegaron de Turquía donde se instalaron grandes grupos de los expulsados de España al igual que en Grecia y los Balcanes, Holanda, Francia e Inglaterra. El asunto es el siguiente: cuando los reyes Católicos expulsan en 1492 a los judíos españoles, y 1497 a los judíos portugueses, estos judíos ibéricos huyen a ciertos lugares como Holanda (Flandes), Inglaterra, Francia, Italia, Serbia, Turquía, Grecia, Croacia, Bulgaria y grupos pequeños a Hungría y la península escandinava. Eso en Europa.
Importante notar que en esa época no existían esos países como se les conoce hoy en día, pero muchos otros huyeron a diferentes partes de América desde la Nueva Ámsterdam (hoy Nueva York), hasta lo que es hoy Argentina, pasando por todo el continente, así como al norte de África, Marruecos, Argelia, Tunicia etc. Prácticamente se instalaron en la cuenca mediterránea, ya sea la parte europea o la del norte de África, Turquía y regiones en los Balcanes con mayorías musulmanas. Allí se fundaron comunidades sefarditas de expulsados de España y de los judíos árabes que tomaron el rito religioso sefardita como se ha mencionado, aumentando con esto la confusión sobre quiénes son sefarditas, aunque la solución es muy simple: los apellidos españoles destacaran para aclarar lo obvio, o los que saben que su apellido se adaptó de uno español en clara conexión con Sefarad. Por ejemplo, la comunidad judía que se instaló en Venecia nombró a su templo “Templo Español”. Hubo otras congregaciones llamadas “Templo Toledo” o “Templo Portugués de los hijos de Israel”, etc. Hoy en día existen en comunidades judías de sefarditas reales y de judíos árabes con miembros sefarditas con algunos de los siguientes apellidos:
Torres, Balas, Fernández, Martínez, Solís, Valencia, Galante, Sevilla, Catalán, Maya, Mercado, Martin, Martins, Cardozo, Abreu, Calderón, Israel, Toledano, Henriques, Enriquez, Pinto, Picazo, España, Rozales, Espinoza, Maldonado, Garza, Ramones, Cazorla, Kassorla, Fábregas, Hidalgo, Hidalgo y Costilla, Columbo, Carbajal, Carvajal, Peres, Pérez, Mendes, Bilbao, Buitre, Benado, Bessudo, Bezos, Inojar, Sabala, Zabala, Velasco, Belasko, Zorrilla, Leno, Olivares, Olivas, Silva, Gigante, Hernández, Santos, Curiel, Marques, Sanchez, Daniels, Azaria, Espinoza, Bivas, Vivo, Madrid, Sabat, Sabato, Ancona, Romano, Moreno, Garci, Amarillo, Del Valle, Luxemburgo, Lumbroso, David, Soriano, Lugo, Villegas, Pardo, León, Franco, Varon, Baron, Rodas, Lázaro, Lazarus, Moscatel, Ballestero, Gaón, Gaona, Laniado, Silvera, Palombo, Saltiel, Ferrera, Touriel, Mayo, Laredo, Gabriel, Víctor, Amar, Castro, Calvo, Gonzales, Pariente, Pacifico, Vidal, Alvares, Banon, Aspe, Da Costa, Ángel etc.
Es decir, apellidos españoles, y uno que otro portugués que como mencioné anteriormente, el tener uno de estos apellidos no significa que el portador sea sefardita, podría ser, depende de su historia familiar, pero por obvias razones los sefardim (españoles) usarán apellidos españoles, muy distintos a los apellidos de los judíos ashkenazíes que son como Woldenberg, Epstein, Waintraub, Duchinsky, Schwartz, Grossman, Stark, Greenberg, Berger, Rosenblum, Bernstein, Kleinman, Tenenbaum, Sandler, Goldsmith o Weissman entre otros etc. o los árabes que son también muy distintos, como Tawil, Al Azraque, Hadad, Habib, Chiprut, Azoulay, Awat, Hakim, Mansour, Salam, Ibn Salam, Mizrahi, Smeke, Faruk, Abud, Abdul, Hadid, Abadí, Jalife, Hasan, Samir, Halwani, Ibn Ibrahim etc. En otras palabras es muy fácil reconocer apellidos españoles, apellidos latinos.
Algunos sefarditas famosos son la nadadora norteamericana olímpica y multipremiada Dara Torres, el Director inglés de películas como Belleza Americana, Camino a la Perdición, Skyfall etc. Sam Mendes, el actor norteamericano Hank Azaria (que hace muchas voces para The Simpsons), el cofundador de Facebook Eduardo Saverin, el ex-capitán del equipo estadounidense de waterpolo Tony Acevedo, el ex juez de la suprema corte de justicia de los EE.UU. Benjamín Cardozo, el filósofo Holandés Baruch Spinoza, el padre de la economía clásica el inglés David Ricardo, el empresario griego fundador de Danone (siendo el primero en comercializar el yogurt) Isaac Carasso y su hijo Daniel Carasso, los pintores impresionistas Camile y Lucien Pissaro, el fundador de Guess? Paul Marciano, el escritor e historiador Miguel de Barrios, el poeta español Daniel López Laguna, su editor Mardoquero Nuñez Almeyda, Los hermanos Pereire, financieros franceses rivales de los Rothchild, Luis de Carvajal y de la Cueva explorador portugués y Gobernador del Nuevo Reino de León, México, (Nuevo León) su sobrino, Luis de Carvajal “el mozo” considerado el primer escritor judío de América, Rodrigo López, médico de la Reina Isabel I de Inglaterra y espía de esta de Felipe II Rey de España, Benjamín Rodrigues matemático Francés, Miryam Moscona novelista y poeta Mexicana, Pierre Méndes France ex-primer ministro Francés, Benjamín Disraeli ex-primer ministro Británico, Franklin Delano Roosevelt ex-presidente de los EE.UU., Manuel de Piña escritor y humorista holandés, Avraham Toledano político Israelí, Amadeo Modigliani pintor rival de Picasso, Miguel Hidalgo y Costilla libertador de la Nueva España (hoy México, sentenciado a él y su familia por “judaizantes” por la santa inquisición), Daniel Mendoza conocido como “el padre del boxeo científico” fue un boxeador inglés campeón en ese país, Moisés Ajuelos líder francés en Marruecos de la comunidad sefardita, Elías Canetti escritor y pensador búlgaro premio nobel de literatura 1981, Aarón Castro empresario griego fundador de la tienda de ropa de moda juvenil israelí “castro” popular en ese país y varios países europeos, Christophorus Columbus marino y explorador genovés, Primo Levi escritor italiano y sobreviviente del holocausto, su obra “Si esto es un hombre” es considerada una de la obras literaria más importantes del siglo XX, Emma Lazarus poeta estadounidense y activista de causas judías, su más famoso poema está instalado en una placa de bronce en el pedestal de la estatua de la libertad en Nueva York, David Guetta DJ, cantante y productor musical, la familia Guetta es sefardita fraco-italiana de Marruecos, Jacques Derridá filoso francés postmodernista, Los hermanos James Franco y Dave Franco actores y modelos contemporáneos estadounidenses, James famoso por películas como la trilogía de “ El Hombre araña” donde interpreta a Harry Osborn amigo de Peter Parker interpretado por Tobey Maguire, también en películas como “127 horas”, “James Dean”, “Pinneaple Express”, “True Story” etc. de padre sefardita, “Shimon Ben Maimón “Maimónides” sabio español y uno de los escolares más importantes del judaísmo entre otros famosos sefarditas.
En algunos lugares aparece el nombre del hombre más rico del mundo Jeff Bezos (fundador de amazon.com) como judío sefardita, el apellido Bezos es español, es Besos en español antiguo, entendiéndose que el ladino o judeo español (el idioma de los sefarditas) utiliza las reglas gramaticales del español del medievo y no del moderno, pero Jeff Bezos no es judío sefardita, él es adoptado por un judío sefardita cubano, su verdadero padre era noruego, pero el apellido Bezos sí es sefardita. Nada mal para los apellidos de los judíos ibéricos me parece.
El famoso músico andaluz Paco de Lucia, autoridad en el Flamenco, aseguró que el flamenco es muy similar a la música que los sefarditas tocaban en el templo, de igual forma el jamón serrano fue obra sefardita, para esconderse de la intransigente inquisición, los judíos españoles curtían la carne de cerdo en sal para que dure mientras la dejaban secar en las ventanas para que la gente vea que en esa casa se comía carne de cerdo, descartando el hecho que se podría tratar de judíos, obviamente después esto se ha convertido en un manjar y un festín para el paladar, o la introducción del aceite de olivo a España e Italia por parte de los sefarditas, que se hicieron grandes productores de este llamado oro líquido, Jaén Andalucía es la región en el mundo con más olivares por metro cuadrado y fue cuna de una importante judería en el medievo, tan importante que siete años antes de 1492 los Reyes mandaron a expulsar a los judíos de Jaén, ¿Quiénes eran esos judíos? Algunos datos históricos revelan y confirman que allí se escondieron llegados del exilio de Babilonia judíos de sangre David, En otras palabras España tiene en su gente su cultura y su alma una gran presencia judía.
A pesar de todo, los Sefarditas sobrevivieron
El nivel de ignorancia sobre este obvio hecho ha creado que, por ejemplo aquí en México, algunos desinformados judíos al conocer a un judío de apellido español lo vean bajo sospecha, como si los judíos no pudieran tener apellido español, como si estuvieran mintiendo sobre su origen por el simple hecho de que los apellidos españoles son comunes en muchas partes del mundo, como si eso fuese algo “negativo” cuando de hecho fue lo mejor que les pudo pasar a los judíos expulsados de España, porque facilitó el escondite durante más de tres siglos de persecución inquisitorial.
La popularidad de los apellidos españoles se debe al gran poder español que conquistó tierras en todo el mundo. A los sefarditas, los tratan como si fuera algo imposible que los sefarditas (españoles) tengan nombre español, o consideran que dicha persona, un sefardita auténtico, sea tomado por alguna persona que decidió cambiarse de religión y hacerse judío, lo cual puede ser considerado como ofensivo para el judío español, porque es como si toda su dolorosa historia y orgullo sefardí no existiera. La ignorancia ofende. Sería como considerar que cualquier judío entonces de apellido alemán sería descendiente de nazis o cualquiera de apellido árabe sería un terrorista islámico, pero por las razones que fueran jamás he escuchado a un sefardita pensar esas salvajadas ignorantes de los judíos ashkenazíes o mizrahíes.
Más allá del hecho que muchos judíos en la actualidad carecen de sangre judía como diferentes datos de genética confirman, pero que practican el judaísmo y son miembros de alguna comunidad judía por herencia cultural y ya no por linaje de sangre, el aspecto denotará otros orígenes raciales, ya sean europeos o árabes, mientras que muchos de los sefarditas mencionados siguen siendo judíos de sangre más allá de su religión. Es decir, un judío sefardita en España que no sabe que es judío y descendiente de los sefarditas que allá se establecieron y que practique el catolicismo puede ser visto como no judío (a pesar de serlo genéricamente) por un judío que genéricamente no lo es pero que sí practica el judaísmo y que su aspecto sea el de cualquier alemán o de algún sirio, mientras que el sefardita sí luce como judío ¿Quién sería judío y quién no?
Yo personalmente creo en la sangre como primer criterio, porque de la sangre se pasa la psique y el fenotipo hebreo que es lo que ha distinguido a los judíos por logros y no por religión, por ideas y no por aspecto, por precursores del espíritu humano y no por recitar oraciones. Una de las diferencias de la forma de pensar entre los judíos es que los sefarditas son los liberales de los judíos, los precursores del reformismo, hablando exclusivamente de los verdaderos sefarditas-españoles y no de los judíos árabes que se identifican por rito como sefarditas, ya que estos últimos son de tendencia muy conservadora (ya lo decía Maimónides, gran sabio judeo español que cuestionaba la circuncisión al considerar que era una práctica que debilita al hombre y su masculinidad y que originalmente no era como se hace hoy en día, era algo menor, de hecho en España se interrumpió este rito por mucho tiempo en muchos casos, pero ya ese gran sabio y uno de los escolares más notables del judaísmo se había atrevido a cuestionar esos ritos ortodoxos con bases médicas y hace siglos).
Se dice que los sefarditas están más interesados en la razón y en el conocimiento, mientras que los askenazíes en el dinero y los negocios. No significa con esto que no existan grandes financieros sefarditas o intelectuales askenazíes, son más generalidades culturales, tal vez sea porque los sefarditas están más cerca del espíritu de la Grecia clásica y los askenazíes del alemán. Un viejo sefardita que conocí me decía que eso se debía a que los Sefarditas siempre han seguido siendo mediterráneos y que respiraban el mismo aire que los griegos, mientras que los askenazíes se habían “germanizado” y que por eso eran mejores en temas “fríos”. Quién sabe.
El primer grupo europeo en instalarse en América fueron los españoles y por esa vía el primer grupo judío en hacer de América su hogar fueron los sefarditas. Fundaron las primeras sinagogas en América, en 1651 en Curasao, Brasil y Barbados, la primera en EE.UU. en 1654 en Nueva Ámsterdam hoy Nueva York: Shearith Israel, la prominente congregación en Manhattan de judíos sefarditas de España y Portugal. Dice uno de sus miembros Norman Benzaquen: “Los verdaderos judíos sefarditas son los descendientes de los judíos de España y Portugal”, el resto solo se hace llamar “sefarditas”. Importante notar que en esa congregación aseguran que los Sefarditas reales son descendientes de las tribus de Leví y Judáh, y que entre los sefarditas españoles hay mucha sangre David según sus devotos miembros.
Los Sefarditas: los salvadores de Israel
Existe documentación que asegura que Cristóbal Colón era un sefardita que no pudo pisar tierra la última noche antes de partir a la expedición ya por demás famosa, porque agentes de la inquisición lo esperaban en tierra para apresarlo por judaizante. No sólo la expedición no fue patrocinada como erróneamente se ha dicho por la Reina Isabel (ella sólo la autorizó), sino que fue patrocinada por dos mecenas sefarditas “nuevos cristianos” que habían burlado muy bien a la inquisición, los señores grandes de España y grandes de Israel Louis de Santángel y Gabriel Sánchez en complicidad con el Rabino Abarbanel ministro de Finanzas de la Reina, que entregaron los recursos a Colón para hacerse de los navíos y pagarle a la tripulación, que de igual forma se llenó de sefarditas huyendo de la inquisición porque se sabe que uno de los planes de Colón era buscar a las tribus perdidas de Israel.
Por fantasioso que se escuche, existe evidencia en correspondencia sobre esto, y no llegar a la India como era la información oficial. Tampoco se dice el hecho que no sólo partieron cuatro barcos al mando de Colón, (uno colapsó en el viaje) sino que barcos de muchos tamaños llenos de sefarditas en exilio también zarparon con muchos rumbos en la conmemoración del día más triste del calendario hebreo: la fecha de la destrucción del templo.
Un día cruel sin duda para la historia judía y doblemente cruel para los judíos expulsados de España. Yosef Ben Halevy Haivá primer judío en pisar América o más conocido en la historia por su nombre español: Luis de Torres, traductor de Colón (Columbus), de Torres no hablaba las lenguas que se hablan en la India, su especialidad era el hebreo como se ha confirmado con la correspondencia de la época. Entonces existe la posibilidad que los viajes también fueran motivo de una búsqueda de las tribus perdidas de Israel y de una nueva tierra donde los judíos pudieran respetar la ley de Moisés sin ser acosados o atacados por ese hecho, como si esa misión fuera una especie de sionismo medieval.
Después de un largo viaje, un día fue diferente, tal vez ese día el cielo fue más azul o el sol más caliente, ese día cambió la historia del mundo para siempre. A la distancia, imponentes bestias marinas de madera fueron vistas rompiendo el mar desde la costa virgen por unos aterrados indígenas. Luis de Torres, el aventurero judío sefardita traductor del almirante Colón, pisó tierra en el nuevo mundo en 1492 y al entablar comunicación con los nativos que encontró lo primero en lo que les habló fue en hebreo, buscando con emoción los rastros de las tribus perdidas de Israel.
Los apellidos que significan «hijo de» en Europa
La terminación «ez» de los apellidos españoles tiene equivalentes por toda Europa: «iz», «son», «ov». El historiador y vicepresidente de la Asociación de Diplomados en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria, José Luis Sampedro Escolar, explica que los apellidos que incluyen estas fórmulas se llaman patronímicos. “Están muy extendidos por Europa”, dice. Estos son algunos de los patronímicos más importantes, según este experto. Algunos significan “hijo de” y otros “descendiente de”.
“Ez” en España. Ejemplos: González, Martínez, Ramírez…
“Es” en Portugal. Ejemplos: Gomes, Peres, Lopes…
Buscar nuestro origen es algo que despierta la curiosidad de cualquier ser humano. Por ello, la siguiente lista contiene algunos apellidos, unos más frecuentes que otros, que quizá podrían indicar la ascendencia judía de su familia.
Para ello se han tomado dos vías de deducción: la primera, apellidos que hicieran referencia a términos del Antiguo Testamento, lo que sería un indicio de una mayor cercanía con el judaísmo –pues incluso actualmente muchos judíos siguen teniendo esta clase de apellidos–; y la segunda, apellidos de conversos reales.
De todos modos, es algo complicado de determinar. Lo único que podría demostrar verazmente una ascendencia judía sería investigar el propio árbol genealógico. Sobre esto, resulta que al realizar el estudio se han encontrado larguísimas listas, incluso superiores a 5.000 apellidos, que dicen ser de origen judío, una cifra considerada como demasiado elevada al albergar apellidos cuya procedencia judía no contenía mucha evidencia. Realmente la conclusión es que existen muy pocos apellidos que puedan demostrar una posibilidad de ancestros judíos.
Abad
La palabra ‘Abad’, aunque actualmente también se emplea en el español –y el resto de idiomas con cierta influencia del latín–, es de origen semita: se trata de una palabra que se extendió por Occidente gracias al cristianismo. ‘Abad’, que en hebreo significa ‘servidor’, podría haberse conservado dentro de la tradición judía, aunque si se tiene en cuenta la expansión del cristianismo, las posibilidades de que este fuera un apellido judío disminuyen.
Ibáñez
Dos teorías rodean este apellido: el filólogo Gutierre Tibón sostiene que, al provenir del nombre ‘Ibán’, derivado de ‘Juan’, este provendría del hebreo ‘Yehohanan’, que se transmitió al continente europeo bajo su variante ‘Iohannes’. La otra teoría defiende su origen vasco, de ‘Bañez’, que significa ‘pastizal’.
Aunque este apellido proviniera del hebreo, no hay seguridad de que fuera empleado por los judíos, especialmente al ser Juan un nombre tan arraigado en la tradición cristiana.
Leví
Es un apellido claramente judío, por su pertenencia al Antiguo Testamento, aunque actualmente poco común es España. Significa «el que une a los suyos», pues proviene de ‘unido/devoto’. Leví fue uno de los hijos de Jacob y fundador de una de las doce tribus de Israel, la de los levitas, que eran transmisores del linaje sacerdotal. Con esto, se acrecientan las posibilidades de que verdaderamente fuera un apellido judío.
Sánchez
¿Nuestro presidente tiene un apellido de origen judío? Podría ser. El caso es que el apellido Sánchez no proviene del hebreo ni está relacionado con el Antiguo Testamento. Sin embargo, algunos judíos conversos, como la familia de Gabriel Sánchez, tesorero del Rey Fernando el Católico, adaptaron este patronímico.
Santángel
Este es otro caso semejante, que se conoce por fuentes históricas, pues este apellido perteneció a una serie de familias judías conversas que vivieron en la Corona de Aragón durante el siglo XV, siendo Luis de Santángel su miembro más conocido. A lo largo de la historia, los descendientes cuyas madres provenían de esta familia han ido adoptando otros apellidos, un linaje que se puede rastrear hasta Álvaro de Urzáiz y Azlor de Aragón, duque de Villahermosa.
Este escrito nos presenta información sobre la presencia de judíos en la Península Ibérica, quienes llegaron en siglos pasados y se ubicaron en diferentes partes de la actual España y Portugal. De estos proceden muchas familias que legaron sus nombres y apellidos. Unos 2000 años atrás, judíos presos, esclavos de los romanos, llegaron a Sefarad (España). Posiblemente, entraron por el cabo gallego de Finisterre, que en latín significa «Fin de la Tierra». En Galicia, se asentaron judíos sefarditas; otros se instalaron en otros países. Según explican algunos teóricos, varios de los judíos fueron llevados a Babilonia, Mesopotamia, otros fueron traídos a España. Estos, parece ser, recibieron el nombre de «Sefarad», que se dice significa «lejísimo». Este trabajo trata de explicar el origen de muchos de los apellidos judíos que existen en España y que perduran hasta la actualidad.
LA DIÁSPORA JUDÍO CONVERSA EN COLOMBIA
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LOS JUDÍOS EN COLOMBIA
Pese a las adversidades con las que llegaron, a su paso han transformado y modernizado los lugares en los que se asentaron. Son influyentes en la industria y el comercio del paSe Se sabe que los judíos de las Antillas, especialmente de Curazao, apoyaron económicamente la gesta libertadora de Simón Bolívar y entre ellos se destacan Abraham de Meza y Mordechai Ricardo. Por ello, en 1819, el gobierno les entregó a «los miembros de la nación hebrea» el derecho de radicarse en el país, así como la garantía de su libertad religiosa y los mismos derechos políticos del resto de los ciudadanos. Sin embargo, estos derechos se confirieron con restricciones y básicamente a estos judíos sefardíes (ver recuadro) se les permitiría residir únicamente en la costa del Caribe.
Es importante señalar que el desarrollo y la importancia de Barranquilla en el ámbito nacional está directamente ligado y se debe a las inmigraciones que recibió durante el siglo XIX.
El importante libro de Adelaida SourdÍs Nájera titulado El Registro Oculto: los sefardíes del Caribe en la formación de la nación colombiana 1813-1886, documenta el papel que vino a desempeñar la comunidad judía sefardí en el desarrollo de esta ciudad caribeña.
El estudio Árabes y judíos en el desarrollo del Caribe colombiano, 1850-1950, realizado por Louise Fawcett y Eduardo Posada Carbó analiza cómo la llegada de diferentes grupos de inmigrantes transformó la ciudad y la convirtió en la urbe más cosmopolita de Colombia.
Entre el grupo de familias sefardíes se destacan los apellidos Sénior, Salas, Álvarez-Correa, Cortissoz, De Sola, López-Penha, Sourdis, Juliao, Salzedo y Heilbron, por mencionar algunos.
A pesar del desarrollo y el impacto que generó esta comunidad judía en Barranquilla, no ayudó a que la actitud del gobierno colombiano fuera más tolerante y benévola hacia la nueva ola inmigratoria que vendría de Europa oriental huyendo de la depresión y del holocausto.
Durante las décadas de los 30 y 40, los judíos de Europa Oriental que intentaron venir a Colombia huyendo de la Segunda Guerra Mundial se toparon con una serie de dificultades legales. Los que arribaron provenían ante todo de Polonia, Rusia y Rumania; otros, de Siria, Egipto y Turquía.
En la preguerra surgió un tráfico de visas, resultado de las prohibiciones que se establecieron en torno a la inmigración. Los que llegaron a Colombia durante la década de los 20 y 30, ante el peligro que corrían sus familiares en Europa, hicieron lo imposible por traerlos legalmente. Pero el gobierno colombiano los obligaba a depositar en el Banco de la República la elevada suma de 1.000 pesos sólo para empezar las diligencias legales (en otras palabras, unos 11.000 dólares de hoy día), lo que hacía difícil y onerosa la traída de cualquier pariente al país.
El ministro de Relaciones Exteriores del presidente Eduardo Santos, Luis López de Mesa, quien gozaba de una curiosa fama de ‘sabio’, fue el artífice de esta visión discriminatoria. Era claro que el gobierno de Santos consideraba inconveniente la inmigración de judíos. Las absurdas teorías racistas de López de Mesa lo llevaron a emitir una circular prohibiendo a las embajadas de Colombia que visaran judíos para venir al país.
Aun cuando existió un antisemitismo oficial que dificultó su entrada y por más que los decretos prohibieran la entrada de judíos o que llegaran con papeles falsos, no se registraron denuncias, devoluciones o extradiciones de quienes consiguieron ingresar al territorio nacional.
Ahora bien, estos judíos, a pesar de las condiciones precarias en las que llegaron, dejaron una gran huella sobre la realidad colombiana. Ayudaron a transformar y a modernizar aquellas ciudades en las que se asentaron en Colombia. Fabricaron lo que el presidente Alberto Lleras Camargo calificó en un artículo que escribió, a propósito del libro de crónicas de la época Yo vi crecer un país de Simón Guberek, como: «Una humilde revolución». En palabras de Alberto Lleras Camargo:
«Inventaron el crédito a personas que siempre se juzgaron insolventes… Después de colocar los artículos, establecen una tabla mínima de pagos semanales, 50 centavos, un peso, y volvían cada domingo (jamás el sábado sagrado, a pesar de ser día de pagos) a recaudar su crédito de confianza a esos millares de personas humildes, artesanos, empleados domésticos, obreros no calificados, por todos los barrios pobres. Y no sólo en ellos sino buscando en la capa más pobre de la burguesía su clientela. Y vistiéndose, y cambiando poco a poco la faz de una nación de campesinos en algo mejor, menos pintoresco, más uniforme, pero también más igualitario».
Es evidente que los cambios que generaron no pasaron inadvertidos entre la burguesía bogotana y no dejaron de existir personas que vieron esta inmigración como amenaza y provocación a las buenas costumbres y la tradición cristiana.
En 1946, se vivieron instantes preocupantes: el Partido Conservador colombiano, encabezado por Laureano Gómez y Gilberto Alzate Avendaño, quienes simpatizaron con el nazismo y con el fascismo español, incitaron a sus seguidores a que apedrearan el comercio judío, localizado sobre la carrera séptima. A pesar de los sustos y las dificultades, el incidente no pasó a mayores.
El mundo de estos inmigrantes, los miedos que tuvieron que vivir en los primeros años y la realidad que encontraron están retratados en la obra literaria de uno de los judíos de esta inmigración, Salomón Brainski, quien escribió uno de los primeros libros de literatura urbana de Colombia Gente de la noria: cuentos bogotanos, de 1945.
Entre 1945 y 1950 sólo 350 judíos entraron a Colombia. Durante las décadas del 50 y el 60 la inmigración a Colombia de judíos se redujo aun más y estuvo compuesta básicamente por personas que se salvaron del holocausto.
Es difícil establecer cuál es el tamaño actual de la comunidad judía, pero se puede afirmar sin duda que es diminuta frente al impacto social y económico que han tenido en la vida nacional. Se calcula aproximadamente que hay unos 7.000 ciudadanos judíos colombianos en todo el territorio nacional.
Resulta indiscutible que, en cuanto a comunidad, la judería ha aportado al desarrollo nacional en múltiples campos y que han ayudado a impulsar el comercio, la industria, las artes, la medicina y la ciencia en el país.
CORTESÍA DE ALEJANDRO GUTIÉRREZ DE PIÑERES Y GRIMALDIí.
