El fortalecimiento de los gobiernos progresistas y una profundización de sus políticas sociales y económicas, así como la implementación de formas más eficientes de organización del territorio, podrían ser algunas de las salidas a la problemática actual del sistema económico.

Dichas alternativas forman parte de las propuestas planteadas en el libro ¿Pensar el fin del capitalismo? Escenarios y estrategias de transformación socio-ecológica, resultado de un seminario del mismo nombre que se realizó la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la U.N. en 2014.
De acuerdo con la profesora Carolina Jiménez, una de las editoras de esta publicación del Instituto Unidad Investigaciones Jurídico-Sociales «Gerardo Molina» (UNIJUS), en el corazón del capitalismo se ha gestado una crisis severa que pone en entredicho los principios que sustentan este modelo económico y que lo hace insostenible.
Más allá de los aspectos relacionados con el mercado y las finanzas, según la profesora Jiménez, “de lo que parece tratarse, según las dinámicas recientes, es de una crisis que es a su vez ambiental, energética, alimentaria, migratoria, política, bélica sanitaría y económica”.
Por eso, aspectos como la organización del territorio son fundamentales y se ven atravesados por el concepto del buen vivir, término tomado de la cosmovisión de diversos pueblos indígenas y que significa “la realización ideal y hermosa del planeta; una vida digna, en plenitud”.
En quienes recae la responsabilidad de gestionar los procesos de cambio, además del compromiso por parte de las autoridades, serían los movimientos sociales y populares, en cuyas raíces de pertenencia y relación cultural y ecológica con la tierra, es decir el “buen vivir”, estaría el punto de partida para enfrentar la tenaz lógica depredadora del capitalismo.
En Colombia por ejemplo, señala la experta, podría partirse de las luchas de los indígenas del Cauca, de agricultores unidos en cooperativas y de las zonas de reserva campesina, entre otros.
Origen de la crisis
Asimismo, también estaría la gestión de políticas que garanticen la defensa de las libertades y los derechos, además de no permitir la mercantilización de los bienes comunes. “Eso sería lo que podría entenderse como políticas progresistas”, menciona Jiménez.
Dentro de la publicación se recuerda que la reciente crisis se originó en 2007 en Estados Unidos. Esta consistió en la desconfianza crediticia surgida por el exceso de las llamadas “hipotecas basura” dentro del sistema financiero norteamericano.
Dichas hipotecas fueron créditos con alto riesgo de no pago, y que se otorgaron en gran cantidad. La crisis explotó cuando, efectivamente, muchas de ellas dejaron de ser pagadas y proliferó la alarma entre los mercados internacionales; esto ocasionó una caída de la bolsa de valores de Nueva York.
El peligro se expandió exponencialmente, y las economías más sólidas se vieron en serios aprietos. Los casos más emblemáticos han sido, hasta ahora, los de Irlanda, España y el que actualmente capta la atención del mundo: Grecia.
Si bien el centro de la debacle ha sido la economía de los países desarrollados, en Colombia el coletazo se sintió con una disminución del PIB en un 0,6 % en 2009, junto con la reducción de la producción de la industria manufacturera, la más seriamente golpeada, con un descenso de 14,5 % desde 2009.
Desde las clases dominantes se han tomado medidas que permitan la sostenibilidad del sistema, entre otras se destacan: recesión, la reducción del gasto público o la figura de la salvación de los bancos desde el Estado. Sin embargo, estas han resultado pobres a la hora de encarar las severas deficiencias estructurales del mercado.
El Insostenible Modelo Capitalista:
Capitalismo globalización el orden criminal del mundo. Jean Ziegler, Eduardo Galeano. DIVX SD
FUENTE: UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

