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Por: José Heriberto Holguín Bejarano

FELICITA poseía poderes sobrenaturales que en su época la llamaron brujería porque decían disfrutaba en forma innata dones que los usó para defender en forma digna sus derechos, razón por la cual le debemos rendir homenaje haciendo de sus hechos una bandera de lucha por la vergüenza de la mujer campesina decorosa.

En su momento histórico hizo presencia un bandido llamado Enrique Prieto quien la quitara más de 700 hectáreas que tenía en su tierra natal denominada San Onofre, en la época en la que era jurisdicción de Bolívar.

¿QUIÉN ERA FELICITA CAMPOS LAN?

Era una campesina afrodescendiente que nació en el siglo diecinueve concretamente en 1890 datos dados por uno de sus bisnietos. Ella combatió contra el despojo de tierras; su valentía la heredó de sus ancestros campesinos y legó a sus descendientes ese espíritu de lucha, que desgraciadamente también han sido despojados de los suyos por los violentos en los últimos años, recordemos la masacre de San Onofre por los paramilitares. Prohibido no recordar.

Su arma y arrojo de mujer fueron veneradas por poseer las cualidades con las cuales luchó tenazmente, impulsada por la fuerza sobrenatural de sus orígenes, que esgrimía cuando los impulsos terrenales de los terratenientes le ultrajaban, con tal de no dejarse quitar las tierras de aquel señor feudal Enrique Prieto.

La historia manifiesta, que después de que Sucre se independizó de Bolívar, el gobierno quería pagarle con tierras a los hijos de los españoles nacidos en América que laboraron en favor de la corona de España. Prieto encargado por la Oficina de la Provincia de Cartagena, emprendió lance en ristre a arrebatarles las tierras a los campesinos de esta zona, entre ellos los de la valiente campesina Felicita, pero ella advertía, que sus terrenos no se los concedía a nadie.

De esa actitud feudal nació en Felicita la necesidad de recurrir a los poderes que tenía: la hipnosis. Y cuando llegaban los despojadores ella los dejaba en estado de sueño, les enmarañaba la vía, le les infundía miedo y quedaban atrapados por el pánico; en consecuencia, no regresaban. Así que Enrique Prieto le lanzó a los del Ejército y corrían la misma suerte que los anteriores.

En una ocasión llegaron las huestes con el señor feudal y Felicita formó con su poder innato, unas bolas de fuego para paralizar el paso de aquellos bandidos a los terrenos de su pertenencia, a tal efecto que una de esas bolas de fuego le cayó a Prieto y este delincuente tuvo que ser atendido en Cartagena hasta que subsiguientemente agonizó y murió.

Como sería el grado de hostilidad, que Felicita tuvo que reclamar sus derechos y los de los campesinos, en consecuencia, fue encerrada e incomunicada aproximadamente en 30 ocasiones.

Reventada de tanta iniquidad, expuso su problema ante las autoridades de Cartagena, pero no le prestaron atención (como siempre ha sucedido en el país de la injusticia), por eso viajó a Bogotá de a pie en el año 1929 para apelar al presidente Miguel Abadía Méndez los títulos de la tierra y el respeto de pueblo sufriente.

Finalmente, ella perdió la tierra por la que luchó. Felicita se cansó de los enfrentamientos con su papá quien negoció con los bandidos y abandonó la tierra como también la querella, quedó despojada, sin tierras y murió a los 85 años en San Onofre, el 14 de junio de 1972.

Felicita es el símbolo de la rebelión afrocolombiana descendiente de esclavos después del grito de la independencia.

Indicó que la mujer pasaba día y noche como un centinela, cuidando las tierras.

La valentía de esta valerosa mujer, dio pauta para que la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) la reconociera como la primera mujer afrocolombiana que luchó por las tierras. Felicita no solo peleaba por las dominios de ella, sino también por la del resto de campesinos. Actitud que la convierte en una heroína que no figura en los libros de la Historia de Colombia.

HE AQUÍ TU HOMENAJE, MUJER LUCHADORA

SER MUJER

Mujer que piensa con el corazón, actúa por la emoción y vence por amor.
Que vive un millón de emociones en un solo día y trasmite cada una de ellas con una sola mirada.
Que vive buscando la perfección y vive tratando de buscar disculpas para los errores de aquellos a quienes ama.
Que hospeda en el vientre otras almas, da a luz y después queda ciega delante de la belleza de los hijos que engendró.
Que da alas y enseña a volar, pero no quiere verlos partir, aun sabiendo que no le pertenecen,
Que se arregla toda y perfuma la cama, aunque su amor no perciba esos detalles.
Que como guerrera transforma en luz y sonrisa los dolores que siente en el alma, solo para que nadie los note, y aún tiene fuerza para dar consuelo a quien se acerca a llorar sobre su hombro.

Feliz el hombre que tan solo por un día sepa entender el alma de la mujer.

Este poema ha sido realizado por una mujer refugiada en Ecuador con ocasión del Día Internacional de la Mujer 2012.


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