_cristina-fonteneleCristina Fontenele*

mostrafoto_cortada

ENTREVISTA ESPECIAL

El sacerdote uruguayo Pablo Bonavía, coordinador del Observatorio Eclesial de la Amerindia Continental, comenta en esta entrevista con Aditalsobre el trabajo de Amerindia, una red de católicos con espíritu ecuménico que promueve el diálogo interreligioso en las Américas y reafirma el compromiso con los más pobres y excluidos. Explica que el Congreso de Teología promovido por la entidad es parte de una larga caminata en comunidad. Y observa que la Iglesia presenta un deseo de apertura hacia la transformación de su vivencia de fe y también de su estructura institucional.

En las evaluaciones sobre el contexto de su país, Uruguay, él reflexiona que el momento actual de retracción de la economía requiere una postura realista, siendo el gran cuestionamiento cómo desarrollar un gobierno que permita mayor redistribución en un tiempo de desaceleración del crecimiento.

Bonavía defiende la educación y el trabajo como importantes políticas sociales en el combate a la violencia y en el fortalecimiento de las potencialidades, sobre todo, de los más pobres. El sacerdote, que sufrió dos atentados violentos en la parroquia donde actúa, en Montevideo, destaca que es importante ir más allá de la visión polarizada, que percibe a los jóvenes solamente como agresores. Él enfatiza la importancia de la creación de espacios educativos, con el objetivo de fortalecer la autoestima y los valores de la juventud.

2015_12_legenda 1_entrevista bonavía 2_adital
Pablo Bonavía es coordinador del Observatorio Eclesial de Amerindia, red de católicos de las Américas que promueve el diálogo y la cooperación interreligiosa, y defiende el compromiso con los más pobres y excluidos.

El sacerdote concedió esta entrevista a Adital durante el II Congreso Continental de Teología, realizado del 26 al 30 de octubre de este año, en Belo Horizonte, Estado de Minas Gerais, Brasil.

Adital: ¿Hubo cambios significativos desde 2012, época del I Congreso de Teología hasta hoy, en relación con las reflexiones teológicas y la participación de los movimientos sociales?

Pablo Bonavía: Yo diría que estamos recién poniendo los presupuestos de una Teología que todavía necesita incorporar, con intensidad, los aportes que vienen, por ejemplo, de la práctica simple de las comunidades en los barrios; de las prácticas culturales alternativas, que viene de los pueblos originarios; de la sensibilidad y sufrimiento de la reflexión, por ejemplo, de los afro-americanos; de la presencia de la mujer, en su perspectiva y sensibilidad propias. Pero, en estos últimos años, hemos querido avanzar en ese sentido, y el Congreso de Teología refleja, en parte, esto.

Por otro lado, han ocurrido cambios tanto a nivel del contexto político latinoamericano, como a nivel de la Iglesia universal, sobre todo, con la elección del Papa Francisco. Por lo tanto, el Congreso [de 2015] fue realizado en un clima eclesial diferente al del anterior. Hoy en día, sentimos que la tradición teológica, pastoral, espiritual y del martirio latinoamericanos puede expresarse con mucha más libertad, con menos censura y sospechas por parte de las instancias del Gobierno de la Iglesia [el Vaticano].

Hoy en día, por ejemplo, en América Latina creo que estamos empezando a ver un cierto debilitamiento de los gobiernos progresistas. Hace tres años, la Iglesia estaba mucho más paralizada, obstaculizada por sus propias dificultades y miedos, mientras que la sociedad civil y política del continente había dado pasos positivos. Actualmente, está ocurriendo algo un poco diferente. Por el lado de la Iglesia, existe el deseo de transformación de su vivencia de fe, de su vivencia comunitaria, de su reflexión teológica y también de su estructura institucional. Hay una mayor apertura en ese sentido. Mientras tanto, a nivel político y social, sobre todo político, hay más dificultades.

Para nosotros, parece muy importante fortalecer a la sociedad civil en América Latina, que no quiere conocer el horror del Estado y del partido político, ya que muchas veces, en esos niveles, la presión, la corrupción, van generando trabas, contradicciones. Muchas veces, ha sido la propia sociedad civil la que garantizó aciertos mínimos. También es verdad que la sociedad civil es muy vulnerable a las presiones de los centros de poder. Existe la impresión de que, en algunos países, los medios de comunicación y los intereses de las multinacionales pueden incidir bastante en la sociedad civil, en su estilo de vida, información y capacidad de organización. Es preciso enfrentar diferentes tipos de condicionamientos e impresiones, que vienen de diferentes centros de poder económico y político.

Adital: ¿Como evalúa usted la relevancia del II Congreso de Teología organizado por Amerindia, en Belo Horizonte?

Bonavía:El Congreso de Teología puede ser entendido como parte de una larga caminata. No lo pensamos como un evento que comienza y termina en sí mismo. El objetivo es percibir los frutos de un caminar en comunidad, de testimonios, de mártires, de reflexiones teológicas, pero también abrirse a lo nuevo, a lo que ocurre en América Latina, que está pasando por cambios muy importantes. Y, por tanto, proyectar este Congreso, muy humildemente, en las prácticas de las personas que participan y también en las comunidades cristianas y académicas a las cuales pertenecen.

Siempre nuestra preocupación es que el Espíritu Santo nos invite a leer las señales de su presencia, en las pequeñas realidades y entre los pequeños. Así, quisimos tener, como fruto del Congreso, una mayor capacidad de escucha de la acción del Espíritu en las realidades simples, cotidianas, así como en las realidades grandes y estructurales. Recurriendo al que ruega por la tradición teológica latinoamericana, pero también abriéndonos a las nuevas reflexiones que surgen hoy.

Adital: ¿Cómo analiza la participación de los laicos y de la juventud, que solicitó más espacio en el próximo encuentro?

Bonavía:Me parece muy importante que los jóvenes hayan querido venir, porque podrían no haberse interesado. Me parece importante que quieran tomar la palabra, por iniciativa propia y no solamente por una graciosa concesión de los adultos, de los más viejos. Porque son ellos los que podrán ir llevando esta Teología, con toda la cuota de fuerza y novedad que ella necesita, permanentemente. Además, entre ellos, hay personas que ya tienen una capacidad de análisis de la realidad, de compromiso comunitario y de grandes reflexiones. En relación con los laicos y laicas, en el Congreso de este año hubo un poco más de presencia, por ejemplo, que en el Congreso de 2012, que fue el primero. Creo que igual todavía falta.

En términos de evaluación del Congreso, veo que, por un lado estamos muy satisfechos, pero por otro, estamos muy conscientes de que nuestros pasos son pequeños, y siempre queda mucho por transformar, aprender y modificar. Lo que ocurre es que tuvimos alguna claridad sobre lo que quisimos hacer, pero, en la práctica, no siempre podemos conducirlo como queríamos. La práctica va enseñándonos a enriquecer nuestros proyectos, cambiarlos, integrar cosas nuevas. Creo que en ese sentido este Congreso fue un paso pequeño, pero significativo.

2015_12_legenda 2_entrevista bonavia 2_ecumenica.org.ar
Según Bonavía, actualmente la tradición teológica, pastoral, espiritual y del martirio latinoamericanos puede expresarse con mucha más libertad, con menos censura y sospechas por parte de la Iglesia.

Adital: En el caso de Uruguay, ¿como evalúa el actual contexto social y económico? ¿Cuáles son, actualmente, los pobres del país?

Bonavía: En los últimos 10 años, en Uruguay, ha habido gobiernos de tipo progresista, una coalición de izquierda que se llama Frente Amplio, ganó tres veces las elecciones. En este período, hubo una disminución fuerte, tanto en número de indigentes como de la propia pobreza. La oposición dijo que eso fue exclusivamente producto del crecimiento económico, que a su vez, fue posible solamente como consecuencia de situaciones de ventajas, a nivel internacional. Otros insisten que, además del crecimiento, se reconquistó mucho la redistribución.

Nosotros creemos que esta segunda versión está más cerca de la verdad, que ha habido no solamente un mayor crecimiento, por condiciones favorables a nivel internacional, sino también un esfuerzo grande y consistente por mejorar la redistribución a través de planes sociales. De un fortísimo aumento de la ocupación, que nos llevó a números récordes de ocupación y trabajo, y también a abrir espacios de participación en conjunto con la sociedad.

Tal vez la dimensión más complicada y crítica que necesita de muchos esfuerzos, no sólo de nuestra generación, fue lo que ocurrió en la educación. Todos somos conscientes de que la educación es una de las grandes herramientas liberadoras de los más pobres. No se trata de dar presentes, no se trata de políticas sociales que sustituyan la movilización de los propios afectados por la pobreza, ni de iniciativas clientelistas o paternalistas, por parte del Estado. Se trata de generar condiciones para el propio desarrollo de los sectores más vulnerables, y esto, claro, significa conseguir trabajo. La mejor política social es el trabajo. Y también la educación.

Uno de los aspectos más críticos de Uruguay, pensando en los próximos años, es que no se alcanzó ni la calidad ni la eficacia de la educación que necesitamos para que el país sea mejor.

Adital: ¿Cómo es el contexto de violencia del país? Usted sufrió un atentado.

Bonavía:Puedo comenzar por la experiencia personal. Vivo en una comunidad parroquial de un barrio, digamos, en el suburbio de Montevideo. Es un barrio que está dentro de lo que la sociedad considera Zona Roja, zonas donde hay muchos crímenes, delitos. Es verdad que, en los últimos meses, sufrí un par de invasiones, cuando un grupo de personas invade una casa y la ocupa, con el objetivo de robar todo lo que hay, o sea, no es un asalto en la calle, sino un asalto con violencia, que además de agredir a los habitantes, ocupa su casa durante el momento del robo. Y, en mi caso, también me agredieron, en ambos casos con armas. Esto impactó mucho, sin embargo, nosotros como comunidades cristianas, lo encaramos de una forma que nos parecía que teníamos que buscar algo más que presentarnos como víctimas. Hay una visión social que busca ver a los jóvenes delincuentes o jóvenes infractores como los únicos agresores, y quien sufre, de una manera o de otra su violencia, son las únicas víctimas. Nosotros pensamos que ésta no es una buena lectura.

Entonces, yo, personalmente, me negué a aparecer en la televisión, por ejemplo. Quisieron hacer un reportaje por televisión y en la radio. Porque eso afectó negativamente a muchas personas perfectamente honestas, trabajadoras y, en forma integral, a nivel social, que solamente por vivir en un barrio así, cada vez que ocurren noticias negativas, hay dificultades, por ejemplo, para encontrar trabajo. Por otro lado, otra medida que decidimos tomar fue que, debido a este hecho negativo, quisimos decir: «nuestro barrio no es solamente esto, no es solamente violencia”. Existen muchas instancias sociales y también parroquias que también ponen en práctica lo que parece la mejor solución para superar la violencia. Es crear espacios educativos, que son informales, en los cuales las personas se sientan reconocidas en sus potencialidades y tengan elementos para desarrollarlas, y no solamente en su capacidad de ejercer violencia. En caso contrario, continúa predominando, sobre todo entre la población joven, que muchas veces no encuentra trabajo, no consigue entrar en un estudio que la habilite a trabajar y que, por tanto, encuentra en la delincuencia una forma rápida de seguir adelante, económicamente.

Así, para nosotros, la agresión que yo sufrí fue una buena ocasión para convocar a todos los que están trabajando positivamente con los más jóvenes. Principalmente, para crear condiciones de reconocimiento mutuo, de desarrollo de capacidades, de una autoestima que ayuda a descubrir los propios valores.

Sobre los responsables, lamentablemente, no hay eficacia a la hora de descubrir y detener a los agresores. En mi caso, nunca la Policía consiguió identificar y detener a los responsables. Fueron dos casos, con diferencia de dos meses. En el primero, fueron cinco personas que entraron en la Parroquia, y en el segundo, solamente dos. Sin embargo, pienso que en las inmediaciones, había otra persona que veía lo que pasaba.

2015_12_legenda 3_entrevista bonavía_adjoripr
Bonavía defiende que la educación es una de las grandes herramientas liberadoras de los más pobres, siendo ella, y el trabajo, las mejores políticas sociales.

Adital: Volviendo al tema del gobierno, ¿cómo analiza la figura de José «Pepe” Mujica?

Bonavía:Yo diría que Mujica es alguien que conquistó la confianza de muchos ciudadanos en Uruguay, porque a pesar de una historia anterior de participación en la violencia de la guerrilla, después de un período de más o menos 14 años, salió con toda una concepción, una filosofía de vida, que todo el mundo reconoce como positiva, como sana, como generadora de encuentro, de justicia, de no violencia. Además, él tiene un estilo de vida personal que le da mucha credibilidad. En un momento en que, a nivel de la clase política latinoamericana, la corrupción es cada vez más conocida y aparentemente crece, él es un hombre sobre el que nadie puede decir nada sobre la sobriedad conque vive, su generosidad a la hora de compartir su salario, que un gran porcentaje de su salario él lo dedicó a lo social, y por toda una presencia que habla de eso, sobriedad, simplicidad, austeridad, pero dentro del clima de alegría, no del sacrificio autoimpuesto.

Él piensa que no es pobre, porque él tiene más de lo que necesita para vivir, y que la clase política debería tener el mismo nivel que los ciudadanos pobres de su sociedad, en vez de pretender hacer de la política una vocación de enriquecimiento personal. Y esto no es solamente lo que él dice, él lo practica. Entonces, creo que lo bueno de Mujica es que es una palabra que tiene autoridad moral, porque está respaldada por una manera de ser y de vivir.

También es verdad que, políticamente, es una persona muy hábil, aunque no siempre logró poner en curso lo que pretendió. Por eso, tal vez la mayor crítica que se le hace tiene que ver con los límites de su gestión. Su proyecto era muy ambicioso, como sus objetivos políticos también lo eran, pero no es tan fácil ser eficaz en la gestión, porque intervinieron otros intereses políticos, muchos intereses económicos. No siempre logró actuar como había querido. En más de un discurso, me acuerdo de uno durante una reunión internacional en Bolivia, dijo que su necesidad de generar trabajo lo llevó a buscar inversiones, y buscar inversiones estuvo acompañado de facilitar ciertas condiciones, para que las inversiones fueran beneficiosas para el capital que llegaba. Y muchas veces eso lo llevó a actuar de una manera que él sabía que alimentaría un sistema, una mentalidad consumista, mercantil. Bañada en una mentalidad egoísta, que, por un lado él cuestionaba, pero por otro, en la vida real, tuvo que admitir ese juego de intereses políticos y económicos del país. Dicho de otra manera, tuvo que dar entrada a capitales con intereses que simplemente realimentan un sistema mercantil, cuando su opinión es que esto lleva a un tipo de vida individualista y consumista, que nos deshumaniza. Entonces, por un lado, decía que estamos viviendo en una sociedad que nos deshumaniza, él personalmente trata de vivir bajo otros valores, pero como era presidente de un país y tenía que tomar decisiones en un mundo que es capitalista, que se mueve por intereses corporativos y con mucha presión, en la práctica muchas veces tuvo que dejar entrar esos intereses de la dinámica de la sociedad.

2015_12_legenda 4_entrevista bonavía_reproducao
La mejor solución para superar la violencia, según Bonavía, sería crear espacios educativos en los cuales las personas se sintieran reconocidas en sus potencialidades y tuvieran elementos para desarrollarlas.

Adital: Y el actual gobierno de Tabaré Vázquez, ¿cómo es evaluado y cuáles son las expectativas?

Bonavía:Estamos todavía en los primeros momentos, pero hay expectativas en relación con su gestión, porque cambió la realidad internacional, sobre todo a nivel económico. Los primeros 10 años del Frente [Partido Frente Amplio] coincidieron con el precio alto de los commodities, de los productos que Uruguay exporta, y esto produjo un fuerte crecimiento del país, que permitió una redistribución social como desde hacía mucho tiempo no había. Este momento es el que llamamos «viento de cola”, viento que viene de atrás e impulsa hacia adelante, pero ya no lo hay. Estamos en un momento en que las economías se retraen, la región en que vivimos prácticamente ya no tiene crecimiento, donde cada país busca proyectar su economía. Por lo tanto, la gran pregunta es cómo continuar siendo un gobierno que permita una mayor redistribución en un tiempo en que sabemos que el crecimiento se está desacelerando.

Por un lado, la economía invita a ser realista y a no prometer, como se dice, la piel del oso antes de cazarlo, o sea, no puedo señalar objetivos sociales que impliquen muchas inversiones, si no tengo, a su vez, un ingreso de recursos suficientes. Entonces, uno de los grandes objetivos, no sé cual será en Brasil, es que la educación llegue al 100%, y actualmente, está en el 4,5%. Es lo que se busca alcanzar hasta el final del gobierno. Si hay crecimiento, será un paso adelante, pero todavía estamos viendo qué condiciones existen para que eso sea posible.

Adital: ¿Vázquez ayudó en el diálogo sobre la frontera entre Colombia y Venezuela?

Bonavía: Sí, pero hasta donde sé él personalmente no tuvo un papel importante. Creo que Mujica, en aquel momento, sí tuvo un papel un poco más importante. Vázquez tuvo una presencia importante porque estaba al frente provisoriamente de un organismo internacional en aquel momento [presidente pro temporede la Unión de Naciones Sudamericanas, Unasur).

Adital: Sobre Amerindia, ¿cómo analiza usted la actuación y la importancia de este grupo?

Bonavía: Amerindia es una red de cristianos latinoamericanos que tiene grupos con núcleos en 17 países, más o menos, con una institucionalización muy linda. Concretamente, son sólo dos personas contratadas y una pequeña, simple y humilde sede en la ciudad de Montevideo. Y funciona principalmente gracias a la militancia generosa de muchas personas, que ofrecen textos escritos, que ofrecen espacios de encuentro, que permanecen conectadas entre sí, que están en actitud de abrir el camino para otros y otras.

Bueno, Amerindia logró conectar muchas comunidades, centros de reflexión, publicaciones, que permiten interconectar todas esas realidades. Lo que se pretende es mantener, hacer crecer y madurar la tradición eclesial y teológica latinoamericana, que nace en la Conferencia de Medellín en 1968, y que yo diría que tiene en la opción por los pobres un punto fundamental, pero que no debemos entenderlo como algo voluntario. La opción por los pobres es, antes que una obligación ética, una confesión de fe; queremos estar cerca del pobre y ser solidarios con él. Creemos también que esto da a los pequeños, como claramente ocurre en el Evangelio, una fuerza transformadora, liberadora, humanizadora, que solamente viene de ahí.

Adital: ¿Entonces, Amerindia sería la práctica del diálogo interreligioso?

Bonavía:Sí, también es un diálogo interreligioso. Yo diría que hay un macroecumenismo, existe un diálogo ecuménico, y existe una práctica eclesial católica que busca conectarse entre sí. De hecho, tengo que decir que Amerindia ha trabajado mucho más en el interior de la Iglesia Católica, apoyando esas instancias de compromiso con los más pobres y de discernimiento teológico de la práctica solidaria con los más pobres, y menos, hasta ahora, en la experiencia en el campo ecuménico y macroecuménico interreligioso.

2015_12_legenda 5 e capa 2_entrevista bonavia_reproducao
Bonavía explica que la «experiencia con el Espíritu” es reconocible en la relación con el prójimo mediante las acciones humanas, sobre todo con los más pobres.

Adital: ¿Qué significa la expresión «Experiencia con el Espíritu” y cómo se manifiesta en la práctica?

Bonavía:El Espíritu actúa dando vida, dando movimiento, abriendo posibilidades en el espíritu del otro. ¿Qué quiere decir? Que el Espíritu no es algo que podamos identificar como una presencia inmediatamente reconocible, sino solamente lo reconocemos mediante sus señales, sus frutos, su repercusión en la acción humana. Lo lindo es que, en la tradición latinoamericana, tenemos una especial sensibilidad hacia la acción del Espíritu entre los más vulnerables, hacia la acción del Espíritu en aquello que transforma la realidad de dominación, la realidad de reciprocidad y de solidaridad, y en aquello que permite recuperar la voz de protagonismo de la mujer, del indio, del afro-americano, del extranjero. Y también en lo que colectivamente nuestra sociedad pueda hacer en conjunto para abrir el espacio a los sectores más excluidos de la sociedad. En todo esto vemos la acción del Espíritu.

Y lo vemos en la alegría, en la capacidad de creación, que surge precisamente en los sectores que, en el campo económico o político, tienen menor poder. Es decir que hay una alegría de vivir, hay una capacidad de generar la comunión de lo diferente, que vemos muchas veces desarrollada precisamente en aquellos sectores que se sienten excluidos por un sistema que solamente premia el rendimiento del mercado.

*Cristina Fontenele
Periodista
Correo electrónico
cristina@adital.com.br
crisfonte@hotmail.com

pbolivariana@gmail.com