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Por Antonio Sánchez Jr.

Al Estado colombiano, en cabeza de todos los presidentes liberales o conservadores, jamás le importó lo que pasaba en el campo cordobés en materia de agricultura y ganadería. Pero sí se interesaron por repartirse los grandes baldíos de Córdoba. Uno de esos presidentes conservadores entregó miles de hectáreas baldías en la margen izquierda del río Sinú, por donde están las haciendas ‘Marta’ y ‘Magdalena’. Otro, que fungió como dictador, tuvo cientos de hectáreas de caña de azúcar por Berástegui y San Antonio. Y por último hubo uno que no le gustaba la tierra cordobesa, sino la fauna. Venía a la Ciénaga Grande, por los lados de Momil y Purísima, a matar patos y tomar trago. Ese ha sido como el único interés que hubo por Córdoba de parte de un Presidente.

Los políticos de Córdoba de aquella época, creían, equivocadamente, que con un desayuno o almuerzo privado solucionarían todos los problemas que le presentaban al Ministro de turno que les mandaban desde Bogotá. Eran demasiado decentes. Pero con el pasar del tiempo llegó una generación política que se dedicó a preocuparse más por ellos que por servirle a los demás. Es lo que todavía prima hoy por hoy.

Pero en aquella época, ante los ojos de esa elitista clase política, se empezaron a arruinar los arroceros, sorgueros, maiceros, algodoneros y plataneros. No había salida para nuestros agricultores. O los acababan los intereses del crédito en la extinta Caja Agraria o los ‘ahogaban’ las inundaciones. A todo este lapidario panorama hay que sumarle la toma de Córdoba por parte de la guerrilla. Todo esto sucedía con la mirada complaciente del Estado y de la clase política de aquí.

Claro que hubo momentos en que el Estado se condolió de los cordobeses. En esos momentos de ‘dolor’ les mandaba migajas a los afectados. Con el fin de que siguieran arrodillados y no levantaran la cabeza y vieran que existía un horizonte. Los agricultores cometieron aquí un error garrafal del cual no se han recuperado. Se acostumbraron a estas ‘migajas asistencialistas’ y no pensaron en el futuro ni se prepararon. Creyeron que la única solución era la condonación de créditos. Despreciaron la tecnología. Y llegó el golpe de gracia en 1990 con la apertura económica del presidente César Gaviria e implementada por su eminente ministro Rudolf Hommes. Los agricultores recibieron ese garrotazo en 1990, pero fallecieron años después. Eran unos muertos en vida. Y la llegada de los TLC los cogió cadavéricos.

Y para más desgracia renunciaron a protestar en el llamado ‘Paro Nacional Agrario’, los llevaron a Bogotá, los atendieron unos ministros y viceministros, pero jamás se les ocurrió pedir que se firmara un acta de compromisos. Hoy ya no están quienes los atendieron y nadie se acuerda de qué hablaron. Qué Estado de faltón nos mandamos. La decencia de los agricultores de Córdoba de no protestar y tomarse las vías fue pagada por el Estado colombiano con una bofetada. Qué desgracia que en este país para que te pongan atención tengas que irte a las vías de hecho.

Pero creo que no todo está perdido para los agricultores cordobeses, siempre y cuando todos los congresistas de Córdoba, representantes y senadores, planteen al Gobierno Nacional la necesidad de crear una verdadera política agraria para Córdoba. Todo esto unido a que las universidades de la región, públicas y privadas, dejen de estar de espaldas al desarrollo de Córdoba. Por ejemplo, la Universidad de Córdoba, que tiene una Facultad de Agronomía, qué propone. Cómo transferir su conocimiento al desarrollo del campo cordobés.

Como cambian los tiempos. En aquellas remotas épocas ser agricultor era todo un honor y era una de las maneras más dignas de ganarse la vida. No importaba cuántas hectáreas sembrara, todos eran respetados y admirados. Pero hoy, decir que se es agricultor es una vergüenza. Los hijos de agricultores, cuando les preguntan qué hace su padre le inventan una profesión u oficio, porque les da pena decir que son agricultores. Pero esta desgracia de nuestra gente no les importa a los presidentes y políticos de Colombia.

¿Ustedes creen que al Estado colombiano y al Gobierno Nacional les importa qué están haciendo los miles de jóvenes que dejaron de recoger algodón este año? Les importa un carajo. Los tiene sin cuidado, si se fueron para las bandas al margen de la ley o para la delincuencia común. A este indolente y abandonador Estado no le interesa que en Córdoba haya un cambio de mentalidad y de búsqueda de desarrollo, les servimos más cuando estamos matándonos entre nosotros y están los campos llenos de matas de coca. Porque así habrá una región a la que culpar de los males de este país y quienes mejor que los cordobeses.

No me canso de decirlo, en estas situaciones de oscurantismo y de persecución es cuando aparecen los grandes hombres y líderes, que son los que abanderan las posibles soluciones o salidas a las crisis, como la que está viviendo Córdoba. Tenemos que pensar qué Córdoba es la que queremos para el futuro. Si una Córdoba que se olvide de su vocación agraria o ganadera o una Córdoba más urbana e industrializada, o la unión de todo lo anterior. Pero tenemos que definir rápido qué queremos ser como región. Yo no tengo esa respuesta, ni pretendo darla, pero sé que las universidades, los gremios y los economistas nos pueden ayudar a encontrar ese norte. Si queremos ver tiempos de prosperidad tenemos que definirnos rápido en lo que queremos, pero aferrados a la investigación, ciencia y tecnología.

Para que conste 1. Una pregunta pública a la Fiscalía. Por qué el ‘silencio’ en el caso del ‘Carrusel de la Fiduprevisora’ con respecto a Lorica. Si fue en este municipio donde más se autorizaron pagos por parte de jueces. Lo de Planeta Rica es una ‘caja menor’ frente al tumbe que hubo en Lorica. ¿Será que en Lorica están comiendo mucha ‘mermelada’?

Para que conste 2. Y siguiendo con el tema del ‘Carrusel de la Fiduprevisora’, cómo es posible que magistrados, jueces y demás operadores judiciales estén siendo amenazados por los sindicados en estos procesos y no pase nada. Y eso no es todo. Al Palacio de Justicia llegan a cada rato pasquines que son repartidos con toda ‘libertad’ en oficinas y pasillos por funcionarios de la rama judicial. Cipote de solidaridad la de estos operadores judiciales. Yo no sé quién es más infame, si quien lo escribe o quien lo lee o el que lo reparte.

Para que conste 3. Carlos Gómez, el asesor jurídico de la Gobernación de Córdoba, se ha dado a la tarea de defender al Departamento en todas las demandas que le ponen. Por qué no se pone a la tarea de rescatar 10 hectáreas de tierra que se le quieren robar al Departamento en Planeta Rica, por la zona de El Pital. Más ahora que está de moda esta Ley de Tierras. ¿Se pueden imaginar un gran complejo deportivo y con biblioteca en esas 10 hectáreas para los niños, niñas y jóvenes de Planeta Rica?

Para que conste 4. El concejal de Puerto Libertador, Isaac Delgado, pretende ahora que la empresa Gecelca les dé lo que ellos jamás le han dado a su municipio: bienestar y desarrollo. Este concejal es quien paga la gasolina de los mototaxistas y compra las camisetas e incita y pide a la gente de Puerto Libertador que se vayan en contra de esta empresa que ni siquiera ha generado, todavía, un kilovatio en su planta.

Hernan Durango / Redacción Bogotá