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Tal día como hoy, hace 67 años, el Araguaney (Tabebui Chrysanta) fue declarado Arbol Nacional de Venezuela. Se trata de una especie autóctona de nuestro país, cuya altura oscila entre 6 y 12 metros, de tronco recto, cilíndrico y de unos 60 centímetros de diámetro. Su floración se produce entre los meses de febrero y abril, cuando se halla totalmente desprovisto de hojas. Las semillas están maduras al comenzar las lluvias, lo que permite la germinación de un gran número de ellas.

El «Aravanei», como lo bautizaron los indios caribes, es un árbol rústico, austero, desafía los suelos duros, secos, pobres en sustancias orgánicas y los climas cálidos; sin embargo, para lograr un buen desarrollo requiere de suelos livianos y con buen drenaje, no prospera en lugares pantanosos, e igualmente requiere de abundante luz. El nombre indígena de esta especie autóctona quedó registrado por primera vez en 1660, cuando al Sur de Píritu, estado Anzoátegui, se fundó la población de San Miguel de Araveneyenan, en honor a este árbol.

Se reproduce fácilmente por semilla; presenta crecimiento lento, pero tiene una larga existencia. Sus raíces son profundas, por lo cual es muy apropiado para embellecer jardines, parques, calles y avenidas; además es muy apreciado en el ramo de la carpintería, ya que su madera es dura, compacta, pesada, con textura fina, se conserva bien en lugares húmedos y no se resquebraja al ser expuesta a la intemperie. Se desarrolla espontáneamente en tierras cuya altura oscile entre 400 y 1300 m sobre el nivel del mar, alcanzando desde 6 hasta 12 m de altura.

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Luis Beltrán Prieto Figueroa, exministro de Educación, y Ricardo Montilla, exministro de Agricultura y Cría fueron los responsables de firmar el decreto. Ambos argumentaron que la elección de esta especie como árbol nacional fue determinada por “ser uno de los árboles más hermosos y autóctonos de nuestros bosques, tener un área de distribución circunscrita al territorio nacional y ser propio de todas las zonas y climas”.

Dicha sentencia fue decretada el año 1952, donde Marcos Pérez Jiménez decidió establecer en cada estado del país un árbol emblemático. Para ello, tomaron en cuenta su valor histórico y económico; todo esto con el objetivo de que este fuese la imagen cultural del lugar y a su vez embelleciera y creara conciencia conservacionista.

En la actualidad, existen diversos organismos e instituciones que se encargan de organizar planes de recolección y reforestación en áreas degradadas, para conservar la especie y rescatar las zonas naturales del territorio.

Misión Árbol: sembrando cultura ambiental en el país

Es una iniciativa del Gobierno venezolano para fomentar la participación de la comunidad en el aspecto ambiental; enfocando a la conservación y uso sustentable del medio ambiente.

La Misión Árbol ha creado varios programas para preservar y mantener diversas especies de árboles y plantas; entre ella el Araguaney.

Entre sus proyectos, la Misión Árbol cuenta con un vivero institucional en la autopista Gran Mariscal de Ayacucho, después del Distribuidor Metropolitano, el cual sirve para la distribución de árboles y semillas en las distintas comunidades, edificios, escuelas e instituciones que deseen adornar sus espacios con hermosa vegetación.

En ocasiones, el vivero no posee semillas de Araguaney ya que su recolección es un tanto complicada (hay que hacerle cacería al brote del fruto), debido que estas surgen en lo alto, y cuando caen, vuelan como hélices. Sin embargo, integrantes de la misión siempre se encuentran realizando jornadas de recolección.

La Misión Árbol no solo se encarga de recolectar y donar semillas, sino también realiza operativos de reforestación de varias especies a lo largo y ancho del territorio nacional, con el apoyo de las gobernaciones y alcaldías.

Espacios para darle color y vida a la ciudad

En una ciudad llena de constante ruido y caos, como Caracas; era necesario establecer la creación de un proyecto, donde se lograse recrear a la población y al mismo tiempo rescatar la parte natural de la zona.

Actualmente, existen diversos proyectos para lograr llevar a cabo esta necesidad, pero el de mayor relevancia sería el de transformar el aeropuerto de la Carlota en un parque urbano. El cual ofrecerá a los ciudadanos la oportunidad de disfrutar de un espacio al aire libre, lleno de una amplía ecología.

El proyecto ha ido tomando forma. La propuesta se concentra en tres aspectos principales: unir la naturaleza, la recreación y actividades sociales en un solo lugar.

Es importante resaltar que el Araguaney es un elemento de suma importancia en la creación del parque, ya que en base a él y algunos elementos arquitectónicos se desarrollará la construcción y la elaboración del diseño. De igual forma, es importante mencionar que muchos de los hangares y edificios existentes se convertirán en centros culturales y educativos.

Con informacion de:
http://pgr.gob.ve/
http://www.noticias24.com/