santoscolombiaBogotá, 14 mar (PL) Las FARC-EP reaccionaron con escepticismo ante el reciente anuncio presidencial sobre la suspensión por un mes de los bombardeos a sus campamentos, medida que calificaron como una dudosa generosidad, señala un mensaje reseñado hoy por informativos colombianos.

La disposición dada a conocer por el mandatario Juan Manuel Santos será reevaluada al cabo de ese tiempo y su permanencia dependerá del cumplimiento de la tregua bélica decretada por el grupo insurgente involucrado en la confrontación interna, aclaró el gobernante.

Según ese movimiento, la continuidad e intensificación de las operaciones militares contra las guerrillas activas en el país, los obligará a responder las agresiones para ser luego culpados de violar el cese el fuego unilateral, instaurado desde el pasado 20 de diciembre por su comandancia.

Al excluir al Ejército de Liberación Nacional (ELN) de la disposición de no bombardeo, queda abierta la posibilidad de hacerlo contra nosotros, en la medida en que actuamos como organizaciones hermanas, la trampa está armada, subraya un comunicado de las FARC-EP, fechado en las montañas de Colombia.

En el texto el secretariado de esa agrupación rechaza las imputaciones contra Gilberto Becerro, uno de los líderes de la insurgencia, abatido el pasado lunes.

Mientras el comandante revolucionario es presentado ante los medios de prensa como un vulgar narcotraficante dado de baja en una operación policial contra bandas criminales, el cese ordenado de los bombardeos aparece como un gesto de conmovedora generosidad, que busca obligar a las FARC-EP al aplauso agradecido, agrega el documento.

Santos se ha visto obligado a reconocer la seriedad de las FARC-EP en las distintas etapas del proceso de negociaciones con su gobierno en La Habana, incluso funda sus presuntos gestos de desescalamiento o reducción del conflicto armado en la abrumadora sucesión de los nuestros, precisa la declaración.

Delegaciones de ambas partes beligerantes conversan en Cuba desde 2012 para terminar la guerra, que dura más de 50 años y perjudicó de forma directa a 6,8 millones de ciudadanos.

Pese a su discurso -añadió el pronunciamiento-, el jefe de Estado continúa ejerciendo la violencia y el terror contra nosotros y los distintos sectores populares y sociales en lucha.

Indígenas, mineros, reclamantes de tierras y defensores de derechos humanos son también hoy víctimas públicas de su gobierno, su generosidad no es por tanto creíble, finaliza la comunicación de las FARC-EP.

El pasado 10 de marzo eljefe de Estado ordenó detener los bombardeos contra los campamentos de esa organización, en cambio manifestó que la iniciativa no afectaría las operaciones contra el ELN.

Adicionalmente informó sobre la creación de una comisión asesora para la paz, la cual estará integrada por colombianos de distintos sectores y tendencias políticas.

Tales anuncios estuvieron precedidos por el acuerdo rubricado entre representantes gubernamentales y de las FARC-EP para iniciar un proceso de desminado en el territorio nacional, erradicación de explosivos improvisados y municiones sin detonar.

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