La presidenta del Legislativo ecuatoriano, Gabriela Rivadeneira, durante su intervención en la que criticó la actuación de la SIP. Foto: Asamblea Nacional
Quito, 28 oct (Andes).- La Asamblea Nacional de Ecuador no admitirá la «impertinencia» de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) de solicitar la derogación de la Ley de Comunicación, aprobada en junio de 2013, lo que implicaría desconocer la voluntad popular en beneficio de las corporaciones de la información, dijo este martes la presidenta del Legislativo, Gabriela Rivadeneira.
“La libertad de expresión está secuestrada por el mercado. No vamos a permitir la impertinencia de pedir la derogación de una Ley de Comunicación. Ninguna transnacional de la información dicta la agenda a este poder Legislativo y no podemos permitir sentar un precedente de este tipo en el continente”, dijo Rivadeneira.
Esta fue la respuesta que dio la legisladora a una comunicación de la SIP dirigida a la Asamblea en la que solicitó la “derogación inmediata” de la Ley de Comunicación por considerarla “atentatoria a la libertad de expresión”.
La legislatura ecuatoriana debate este martes en una sesión un proyecto de resolución para rechazar la posición de la SIP.
“Es claro que la SIP es la expresión de los intereses patronales del espectro mediático, es un conglomerado de los dueños de medios de comunicación que defienden sus intereses (…) Qué se ha dicho sobre su silencio cómplice en las violaciones de los derechos humanos en América Latina. La SIP es una patronal de grandes empresarios mediáticos, son parte fundamental en la desestabilización de los gobiernos progresistas, como el de Salvador Allende”, expresidente de Chile, declaró Rivadeneira.
“Este club de grandes empresarios de la prensa oligopólica nos pide ir en contra de la voluntad del pueblo ecuatoriano y pretende que deroguemos la Ley de Comunicación. ¿Cómo podemos irnos por la voluntad corporativa en contra de la decisión de nuestro pueblo?”, se preguntó.
Gabriela Rivadeneira recordó el “extraño” papel de la SIP en los intentos de desestabilización que han tenido lugar en el continente contra los gobiernos progresistas. En 2006, la SIP se pronunció en Bolivia porque supuestamente peligraba la libertad de prensa con la creación de medios comunitarios. En Venezuela, dijo, la SIP avaló el golpe de Estado en 2002 contra el presidente Hugo Chávez.
“La SIP no representa a los periodistas sino a una parte de los patronos de esos periodistas, a la prensa monopólica. El mismo esquema de antaño. En Argentina en contra Cristina Fernández, en Bolivia han actuado contra Evo (Morales), en Venezuela es evidente su papel en contra de la Revolución Bolivariana y en Ecuador han actuado en contra la Revolución Ciudadana. ¿Qué dijo la SIP sobre el intento de golpe de Estado en el 30-S?” en referencia al 30 de septiembre de 2010 en Ecuador, se cuestionó.
Y añadió: «Esta organización es por tradición apolítica cuando le conviene y cuando no, es abiertamente reaccionaria y ligada a la derecha más asesina de América Latina. No podemos ni vamos a claudicar porque nos asiste la verdad. Nuestro país no se somete a forma alguna de neocolonialismo, no vamos a recibir órdenes de cómo gobernar al país que no sean las órdenes que vengan del pueblo”, concluyó.
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