Por: Corandicol
En Colombia el conflicto por la tierra es ancestral generacional e histórico, entre el gamonalismo terrateniente y aristocrático, y la población indígena, campesina y afrodecendiente.
A diez cuadras del palacio de Nariño todos duermen, aun la burocracia no se quita de encima las cobijas.
Todavía no ha salido el sol, son menos de las seis de la mañana y ya dos indígenas, un hombre y una mujer, están con la espalda arqueada frente al lote que aran con azadones, preparando el terreno para sembrar la quinua y el amaranto, dos productos que hacen parte de la dieta ancestral de las comunidades indígenas de esta región de América de sur, al lado, en otra parte del lote, están las siembras de cebolla, cilantro, repollo, lechuga, a medida que va saliendo el sol, se va notando mas el reverdecer de los cultivos, paran un momento para recordar cómo; hace 10 años, este terreno era un gigantesco depósito de escombros y basuras, además de “cambuches” de habitantes de la calle y cómo ellos, (los deplazados), con su trabajo y organización, han transformado esta tierra.
Cuando llegaron a Bogotá, organizaron una asociación de desplazados y le pidieron a la asociación femenina “Migdonia Barón” que les arrendara una oficina y les permitiera en el lote sembrar hortalizas y legumbres para alimentarse, ya que el gobierno no hacía más que propaganda y promesas de atención a los desplazados, pero que en realidad lo que el gobierno de Uribe buscaba era quebrar la voluntad, la resistencia y la dignidad de los hombres y mujeres desplazados del campo. Hoy el lote de 2.500 MTS2, está sembrado de legumbres y hortalizas y esta cercado en malla de alambre gracias al trabajo de los desplazados que hacen jornadas, a veces los domingos, a veces en las primeras horas de la noche o como en este caso en las primeras horas de la madrugada, pues hoy trabajaran hasta las nueve de la mañana, después los hombres irán a trabajar en los que les resulte y ganar algo de dinero; y las mujeres a trabajar en las casas de familia donde son ocupadas para el servicio doméstico. Pero hoy, a esta situación, se suma una gran preocupación entre ellos; van a ser desalojados del lote que tanto trabajo les ha costado poner a producir.
Sofía Reyes, una aristócrata de la alta sociedad bogotana, se dedico a desmantelar la asociación Migdonia Baron hasta llegar a casi desaparecerla, para liquidarla y así, pasar el lote de la asociación a su propiedad privada, eso si contando con el concurso de jueces, abogados y oficinas del gobierno a los cuales maneja mejor que el jefe de la banda de ”los tierreros”, el cual también está intentando quedarse con el lote pero cayó preso por estafa con lotes y tierras del estado o privadas, entonces Sofía Reyes está aprovechando para sacar del camino a uno de sus contendores
“UNA COSA PIENSA EL BURRO Y OTRA PIENSA EL QUE LO ESTA ENJALMANDO”.
Cuando la catedrática Universitaria Sofía Reyes, familiar del general Freddy Padilla de León, miró por la ventana y observó la extensión del lote de 2.500 mts2, vio el reverdecer del pasto y su extensión plana, lo primero que expreso fue: “¡aleluya! un campo de golf” eso fue lo que le dijo a Arcelia, una mujer de edad avanzada que ha gastado la mayor parte de su vida enseñando obras manuales a las mujeres que llegan a la ciudad de Bogotá de lejanas regiones campesinas siendo víctimas del conflicto armado y en situación de desplazamiento forzado o buscando un mejor futuro.
Este episodio ocurría en el año 2002, cuando se agudizaba el conflicto armado y el gobierno de Uribe con su ofensiva militar y paramilitar, expulsaba campesinos de todas las regiones Colombia hacia Bogotá, pues iniciaba el “PLAN COLOMBIA”.
Sofía Reyes, una mujer perteneciente la aristocracia Bogotana, habitante del sector de “Altos de Chapinero” con propiedades (casas, apartamentos, Lotes, bodegas, etc) esparcidas por toda la geografía de Bogotá, ingresaba como presidenta a la asociación Femenina para el Bienestar familiar Migdonia Baron Restrepo, la llevaba allí la buena fe de las mujeres asociadas creyendo que ella con sus influencias y sus amistades en la alta sociedad y en el gobierno le conseguirían mejores ayudas a la organización para poder continuar con su trabajo social, pero La arquitecta Sofía Reyes igual que “la banda de los tierreros” ponía sus ojos en el lote de propiedad de la asociación y se imaginaba un conjunto residencial para el estrato seis (6) con un campo de golf al lado, y un gigantesco portal de entrada donde dos porteros con frac y quepis le darian la bienvenida a los recién llegados.
Hoy el conflicto por la tierra está planteado, Sofía Reyes llegará el 27 de Junio del 2014 a las 8 de la mañana a desalojar los integrantes de la asociación de desplazados CORANDICOL, que es quien tiene los cultivos y la posesión de lote. CORANDICOL tiene el apoyo de la comunidad que habita los alrededores del lote. Sofía Reyes está apoyada por jueces y fiscales, truculentos, policía y ejército y la influencia de la aristocracia en el gobierno. EL 28 de Junio sabremos que paso.
Hernan Durango
