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Por Oscar Rotundo

En Venezuela la Revolución Bolivariana ha significado un salto cualitativo sobre las reivindicaciones históricas de los trabajadores en general y los obreros en particular.

La Constitución de 1999 consagra legalmente la construcción de una sociedad inclusiva que garantiza a los trabajadores las posibilidades de desarrollarse en el ámbito laboral. Desde el título tercero, Derechos Sociales, los artículos 87 al 97 garantizan una serie de beneficios en cuestiones laborales que se refuerzan ahora con la implementación de la Nueva Ley Orgánica del Trabajo.

La nueva Ley Orgánica del Trabajo, Trabajadoras y Trabajadores (LOTTT), se caracteriza por la amplia cobertura que brinda a la condición humana del trabajador, lo protege al incluir nuevas condiciones para la inamovilidad laboral que  incluye la extensión de la misma a dos años, para la madre y  padre que les nazca un hijo o a los padres de niños adoptados y a los que tengan hijos en condiciones especiales o con discapacidad.

La mujer está protegida y no podrá ser despedida desde el momento que notifique su embarazo. Su pareja (esposo o concubino) también estará protegido con inamovilidad, la cual se extenderá, para ambos, hasta que su hijo cumpla dos años de edad, en el caso las parejas que adopten niños menores de tres años, también quedan amparadas por la inamovilidad especial que les otorga la LOTTT. En estos casos, la protección del empleo será de dos años, contados desde el momento de la adopción.

Otra condición de estabilidad laboral, prevista en la Ley del Trabajo, es para aquellos trabajadores que tengan hijos especiales o con alguna discapacidad, que les impida valerse por sí mismo. Si bien el texto no especifica por cuánto tiempo se mantendrá la inamovilidad, en esta situación, se entiende que es indefinida, al menos hasta que el niño logre superar la discapacidad o de acuerdo a la evolución del tratamiento, si la discapacidad es superable.

También se ven beneficiados por inamovilidad laboral los y las dirigentes sindicales mediante el llamado fuero sindical, hasta que cesen en sus funciones gremiales.

En la Ley Orgánica del Trabajo se prohíbe el despido injustificado. El marco legal trae una novedad resaltante en el sentido de que no se permite que sin ningún procedimiento previo y sin causas demostrables se proceda a un despido injustificado.

En los artículo 85,86 y 87, relativos a la garantía de los trabajadores se indica que el trabajador deberá permanecer en el trabajo sino no hay causas que justifiquen la ruptura de su relación laboral.

Si bien la estabilidad no es absoluta, la Ley del Trabajo contempla nuevas condiciones para preservar el empleo y ahora se invierte la carga de la prueba necesaria para proceder a despidos, pues es el patrono quien deberá demostrar que el trabajador cometió una falta que lo amerite, el texto no obvia causas o faltas por las que se puede despedir a un trabajador, pero elimina la posibilidad de que se efectúe arbitrariamente.

El despido injustificado tiene una excepción, se puede ejecutar siempre que el trabajador voluntariamente lo acepte y en consecuencia acepte la indemnización que será igual a la que le correspondería por sus prestaciones sociales, más la indemnización que negocie con la empresa. En este caso, el trabajador tiene potestad de negociar el monto a partir de lo que le estén ofreciendo.

En la Ley Orgánica del Trabajo, la protección del empleo forma parte de uno de los propósitos fundamentales del nuevo marco legal, que es la protección integral a la familia.

Toda esta exposición es necesaria, no solo para ampliar la difusión de un logro tan meritorio para la revolución y los trabajadores, sino también para desmontar una nueva matriz de opinión que la derecha fascista está tratando de incorporar a la lista de justificaciones para seguir adelante con sus planes desestabilizadores.

Ahora, la derecha patronal, corporativista y monopólica, junto a lo más rancio del sindicalismo vernáculo,  ha soltado a rodar la especie de que el estado está despidiendo y acosando trabajadores en retaliación por el resultado electoral sin presentar prueba alguna.

No es casual que quienes ha hambreado al pueblo venezolano durante toda su historia, ahora se disfracen de populistas llamado a los trabajadores a una marcha para que exijan al estado un aumento de sueldo superior al planteado por el presidente Nicolás Maduro y que ellos Jamás darían, en el supuesto negado de que accedieran al gobierno.

Tampoco es casual que los dirigentes de la burguesía planteen irresponsablemente el tema de los despidos sin tener en cuenta que la revolución ha reducido sustancialmente el desempleo sin acudir al desmejoramiento de las condiciones laborales.

Pero no hay que ir muy lejos para saber qué es lo que realmente plantean estos adalides de la “democracia del progreso”, basta solo revisar el programa de la MUD en su complejidad y recordar los motivos que hicieron que diputados e integrantes de la Mesa de la Unidad Democrática, como el Diputado William Ojeda, rompieran con ella para las elecciones presidenciales del 7 de octubre de 2012.

No cabe duda de que todo este andamiaje de acusaciones forma parte de una provocación montada desde un libreto que nunca tuvo en cuenta la llegada al gobierno por la vía electoral.

La derecha jamás podría gobernar con una ley como la Ley Orgánica del Trabajo, Trabajadoras y Trabajadores (LOTTT), a la cual desconoce en su programa fantasma y de la cual, ninguno de los interlocutores de la oposición quiere hablar.

Este, es tan solo un argumento de los muchos que podríamos exponer para demostrar el carácter golpista de la maniobra desestabilizadora que pone en marcha la oposición desde antes de las elecciones y que, como todos sabemos, ha generado un saldo trágico, y sigue provocando ataques contra dirigentes del gobierno, como el perpetrado en las últimas horas contra la militante revolucionaria Lídice Navas quien se encontraba en un restaurante junto a su familia y fue golpeada bárbaramente por un grupo de comensales presentes en el lugar.

Es por esto y por todo lo que implica la revolución, que este primero de mayo no solo es un día de reivindicación obrera y socialista, es un día fundamentalmente antifascista, porque este, es nada más y nada menos que el enemigo que hoy nos toca derrotar.

oscar.rotundo.caracas@gmail.com
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