Con la elección de Maduro

barometro070513-2Niko Schvarz

Al inicio de su gobierno “de calle”, el presidente Nicolás Maduro junto a sus ministros visitó el estado de Zulia y se refirió al sabotaje eléctrico que habían practicado las fuerzas opositoras antes de la elección del 14 de abril. Dijo que se había entregado a la Fiscalía a los presuntos responsables de estos actos criminales y que su gobierno se empeñaría en una reforma legal que castigue con el máximo rigor a quienes atenten contra ese servicio sagrado para el pueblo.

Por otra parte, la Asamblea Nacional resolvió designar una Comisión Investigadora sobre los crímenes y desmanes perpetrados a partir del 15 de abril, que se tradujeron en 9 muertos (entre ellos dos niños) y cerca de un centenar de heridos, incendios de locales electorales y del PSUV, de centros médicos (CDI, Centros de Diagnóstico Integral), de mercados populares (Mercal) y de viviendas, todo ello a partir de la incitación del candidato derrotado, Henrique Capriles Radonski, que persiste en desconocer los resultados electorales. También fue hackeada la cuenta twitter del presidente Maduro, (así como la del PSUV). Al respecto la policía australiana anunció que había detenido al sureste de Sidney al supuesto líder del grupo de piratas informáticos Lulz Security.

Los resultados electorales mencionados han sido reconocidos unánimemente por cientos de técnicos y observadores de todo el mundo, con el agregado de que había testigos del sector de Capriles (MUD) en cada una de las mesas electorales. Además,  en la noche misma de la elección se practicó la auditoría del 54% de las mesas electorales, con la presencia de los miembros de la misma y de los testigos de los propios candidatos. Esa verificación se repite tres días después de las elecciones, con la participación de los técnicos de los partidos. Es lo que también se hizo en este caso, de manera impecable a juicio de todos los involucrados, sin ninguna excepción. Incluso el técnico electoral del grupo de Capriles, Vicente Bello, admitió que “para nosotros no existe duda de que lo que se deposita en las cajas de resguardo sale bien en el acta de escrutinio y de totalización. No tenemos dudas”.

Sin embargo, Capriles reclamó que se hiciera un recuento, voto a voto, de toda la elección. Cuando el Consejo Nacional Electoral resolvió que practicaría, además de la ya realizada, una auditoría referida al 46% de las cajas que no habían sido auditadas el 14 de abril, dijo que él no participaría y que denunciaría toda la elección ante el Tribunal Supremo de Justicia. Es evidente su propósito de mantener y exacerbar un clima de confrontación y de violencia, como el que ya provocó muertes y destrucciones, y que procura reeditar lo acontecido en el golpe de estado de abril 2002, que lo tuvo como uno de sus principales protagonistas, pistola en mano en el asalto a la embajada cubana.

La Coordinadora Simón Bolívar, que condujo la campaña electoral en alianza con otros 13 partidos que configuraron el Gran Polo Patriótico, dice en un comunicado: “Frente a esta situación en que la derecha intenta otro golpe de estado, esta vez mediante la insubordinación contra el resultado electoral y ante las amenazas de la injerencia externa que atenta contra la soberanía popular, es necesario redoblar los esfuerzos para defender y respaldar la Revolución Bolivariana. Salvar la Revolución en Venezuela es también salvar la construcción de la Patria Grande Nuestramericana”.

 

El panorama de Nuestra América

Efectivamente: la victoria de la izquierda en Venezuela fortalece y apuntala al conjunto de las fuerzas de izquierda y progresistas, democráticas avanzadas, antiimperialistas y socialistas, que protagonizaron al frente de sus pueblos el cambio de época que está viviendo América Latina y el Caribe a partir del nuevo siglo y milenio, según la acertada definición del presidente ecuatoriano Rafael Correa. Piénsese en la tremenda retrogradación que hubiera significado una victoria, aunque fuera por un voto, de la opción derechista y fascistizante representada por Capriles, para Venezuela y para América. Razón de más para que todas las fuerzas progresistas del continente ratifiquen su apoyo solidario y fraterno a la democracia venezolana, con el máximo vigor.

El cambio de época de América Latina comenzó a gestarse precisamente a partir del acceso a la presidencia de Hugo Chávez en 1998, por decisión de su pueblo. En ese momento el único gobierno de izquierda en América era el surgido de la revolución cubana del 1º de enero de 1959. Ahora, el pasado sábado 27 de abril, el presidente Maduro viajó a Cuba, mantuvo una extensa entrevista con el líder histórico Fidel Castro y firmó una serie de acuerdos con el presidente Raúl Castro para reforzar la alianza estratégica entre ambos países creada 12 años antes por Chávez y Fidel. Esos acuerdos se tradujeron en 2012 en 47 programas por un monto de 1.600 millones de dólares. “Firmamos los acuerdos de la nueva etapa de cooperación en salud, educación, deporte, para ratificar la alianza estratégica con el gobierno socialista de Cuba”, declaró el presidente Maduro en esta segunda salida al exterior desde su elección. La primera había sido para participar el 19 de abril en la Cumbre de UNASUR en Lima, Perú, que proporcionó un unánime y sólido respaldo al nuevo gobierno venezolano.

Siguieron a aquella elección de Chávez a fines del siglo pasado las victorias electorales de Lula y después Dilma Rousseff (que volverá) en Brasil, de Rafael Correa en Ecuador (renovada recientemente), de Evo Morales y el MAS en Bolivia, del FSLN en El Salvador con Mauricio Funes (y la próxima candidatura de Salvador Sánchez Cerén), la reconquista del gobierno por parte de los sandinistas con Daniel Ortega en Nicaragua, en el Perú con Ollanta Humala, en Argentina con los Kirchner, en Uruguay con Tabaré Vázquez y luego Pepe Mujica. En ese envión se ganaron también para la izquierda y el centro izquierda los gobiernos de Chile con la Concertación Democrática y Michelle Bachelet (que puede volver), en Guatemala con Álvaro Colom, en Honduras con Manuel Zelaya (ahora quien está en primer plano para reconquistar posiciones es su esposa Xiomara Castro), en Panamá con Martín Torrijos, en Paraguay con Fernando Lugo que terminó con medio siglo de gobierno incompartido del Partido Colorado, 35 de ellos bajo la dictadura de Stroessner. Fue un cambio fenomenal a lo largo de todo el continente. Reiteramos que el punto de partida se situó en la Venezuela de Chávez.

Varios de esos gobiernos de izquierda y centro-izquierda (disímiles, pero con muchos rasgos en común) se mantuvieron. Otros sufrieron el impacto de la contraofensiva de las fuerzas de la derecha y el imperio, que se lanzaron a la batalla por todos los medios con el intento de evitar que ese nuevo curso se volviera irreversible. Apelaron para ello mayormente al golpe de estado, como el verificado en Honduras con el secuestro de Zelaya, en Paraguay con el golpe de estado con disfraz parlamentario contra Lugo, además de intentos golpistas fracasados en Ecuador contra Correa  y en Bolivia contra Evo, en este caso con el agregado de maniobras secesionistas. En Chile por vía electoral ganó el derechista Sebastián Piñera, en Panamá el gran empresario Ricardo Martinelli, en Guatemala el general Otto Pérez Molina.

La victoria venezolana vuelve a colocar a América Latina sobre sus rieles. Vigoriza el gran caudal de las fuerzas democráticas y de izquierda, ancladas profundamente en las grandes masas de nuestros pueblos, que las ven como artífices de un mejor destino colectivo al que están contribuyendo decididamente desde el gobierno de sus respectivos países. Hace retroceder al golpismo y a los sectores pro-imperialistas que sirven de sostén a la injerencia de EEUU contra la soberanía nacional. Venezuela retoma el papel que asumió desde el inicio de este proceso liberador, tres lustros atrás. Ante los nuevos desafíos que están en curso para fechas próximas, se abre ahora una perspectiva esperanzadora, en la que está en juego nuestro común destino soberano e independiente.

nikomar@adinet.com.uy
barometrointernacional@gmail.com