Quito, 28 jun (PL) El ministro de Defensa de Ecuador, Miguel Carvajal, calificó hoy de historia triste la antigua Escuela de las Américas a cuya versión actual este país no enviará más a miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía.
En declaraciones a un canal televisivo local, Carvajal se refirió a esa decisión gubernamental respecto al Instituto del Hemisferio Occidental para Cooperación en Seguridad (exEscuela de las Américas), de triste trayectoria en la formación de represores.
El canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño, explicó a la agencia Andes que la desaparecida escuela que funcionaba en Panamá y ante las denuncias de inculcar la violación de los derechos humanos, cambió de nombre y de sede.
Citó a Martin Meehan, senador demócrata por Massachusetts, quien comentó que si la Escuela de las Américas decidiera una reunión de exalumnos, reuniría a infames e indeseables matones del hemisferio.
Este martes, una delegación del Observatorio de la Escuela de las Américas (SOA -Watch), encabezada por el sacerdote Roy Bourgeois, llegó a Ecuador para solicitar al presidente Rafael Correa que no envíe a los militares a esa Escuela de golpistas.
Según la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI), hasta la fecha tres mil 600 militares ecuatorianos han recibo entrenamiento en esa Escuela de las Américas fundada en 1946 y rebautizada en el 2001 con el nombre de WHINSEC, por sus siglas en inglés.
El 2010, asistieron a dicha institución 31 soldados ecuatorianos y cuatro instructores; el 2011 concurrieron 36 nuevos estudiantes y tres suboficiales, según datos de SOA-Watch.
Se desconocen públicamente sus nombres, aclara ALAI, pues en los informes recabados por esta organización en instancias públicas de Estados Unidos se los ha omitido para evitar «que se los relacione con la violación de derechos humanos».
Desde que se fundó en 1946 la Escuela de las Américas, 64 mil uniformados han sido entrenados en técnicas de guerra y contrainsurgencia, operaciones sicológicas y técnicas de interrogatorios (tortura).
Muchos de ellos han sido acusados de cometer masacres (El Salvador, Guatemala, México), participar en la instauración de las sangrientas dictaduras del Cono Sur y de intervenir en golpes de Estado recientes (Venezuela y Honduras).
