Por: Henry Pacheco*
En medio de un nuevo y álgido choque de la resistencia palestina con la ocupación del régimen israelí, no nos sorprende ver una vez más el triste papel de doble rasero y genuflexión al lobby sionista en los medios masivos y la política, agitando la teoría de los dos demonios. Queda claro que nadie quiere perder el trabajo o decir una palabra que pueda considerarse fuera de lo “políticamente correcto”.
En el marco de los graves sucesos desatados en Gaza y los territorios palestinos ocupados, que ya están mostrando una creciente proporción de bajas palestinas en contraposición a las resultantes de las acciones de la Resistencia contra la ocupación, no es de sorprender el rasgado de vestiduras generalizado de los medios masivos internacionales (sobre todos los Europeo) fomentando la teoría de los dos demonios.
Pero ante el peligro del lector incauto, de caer involuntariamente en el proceso de “colonización mental”, nos parece importante destacar que los tristes y sangrientos sucesos que estamos presenciando no son resultantes de una “guerra”, sino más bien son el tristemente esperable corolario de un brutal y cotidiano proceso de colonización y limpieza étnica al que viene siendo sometido el pueblo palestino desde hace más de siete décadas y que en los últimos años se ha acrecentado en forma exponencial mediante estrategias de opresión nunca vistas.
Pero claro que el incauto y el neófito podrán argumentar que desconocen ese colonialismo y opresión que se ha mencionado, puesto que todo ello ha venido sucediendo frente al absoluto silencio de los medios hegemónicos occidentales y la llamada “Mundo civilizado o la comunidad internacional” (OTAN-dependiente), esa que siempre está lista para salir a vociferar grandes discursos en favor de la paz, pero sin incluir una sola palabra en favor de la justicia.
Es por ello, que hoy hemos visto en los medios internacionales y en las redes, un desfile de invitados, “especialistas” y opinólogos difundiendo en forma expresa la visión del ocupante opresor y no hemos visto la utilización de un solo segundo de aire para escuchar la voz del oprimido.
Por eso, si bien desde esta medio, afirmado una y mil veces nuestra oposición a toda agresión y derramamiento de sangre, entendemos la gravedad de estos episodios en el marco de una reacción de los grupos de resistencia ante la asfixiante opresión del ocupante (muy especialmente los repetidos abusos contra sitios sagrados religiosos), pues está claro que frente al colonialismo y la limpieza étnica, la resistencia es un legítimo derecho de los pueblos.
Mientras observamos las terribles represalias contra el pueblo palestino y seguimos con atención el desarrollo de otro triste episodio en la historia de la lucha de este noble pueblo por sostener sus inalienables derechos y recuperar su tierra arrebatada, seguiremos escuchando los alaridos del “mundo civilizado” condenando la reacción del oprimido y nos seguiremos ensordeciendo con su estruendoso silencio frente al cotidiano escarnio que lleva a cabo el opresor.
Aquí definimos: Mundo civilizado, a los países que pertenecen (OTAN-dependiente), Y el resto del mundo como la comunidad Internacional no perteneciente a la OTAN-dependiente.
Toda excusa es válida para continuar dando rienda suelta a la limpieza étnica y la aniquilación del pueblo palestino en su tierra ocupada, especialmente en la cercada franja costera. Mientras tanto, la “comunidad internacional” llama a detener la escalada entre “ambas partes”. Donde una la comunidad Internacional y otra es lo que occidente llama Mundo civilizado.
La última operación de criminal agresión del régimen israelí sobre el pueblo palestino cercado en Gaza, llevada esta semana, dejó un saldo de 44 civiles muertos, entre ellos 15 niños y cuatro mujeres. Otros 360 palestinos resultaron heridos.
Mientras el pueblo palestino se recupera de la destrucción causada por el bombardeo de mayo de 2021, en el que 2.000 unidades quedaron completamente destruidas y 15.000 en forma parcial, por estos días presenciamos una ebullición diplomática en la que los gobiernos del mundo han reclamado la detención de las agresiones, equiparando el brutal poder de fuego de la milicia del régimen israelí con los cohetes lanzados desde Gaza por el movimiento de resistencia Yihad Islámica.
Muchos estados del mundo han expresado su posición de principios, en favor de la pacificación, la desescalada y el respeto de las resoluciones pertinentes de la Asamblea General de las Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad, en apoyo de negociaciones igualitarias en pos de una solución integral y duradera del conflicto de conformidad con el principio de dos Estados.
El régimen de Israel se implantó a partir de la ocupación de la histórica nación de Palestina. Hay un ocupante empoderado y sostenido por el mundo civilizado, -por ahora- primera potencia militar y política del mundo (Washington), que merced a ello, disfruta de una total impunidad para violar los derechos humanos en forma cotidiana y continuar con su proceso aniquilador del pueblo ocupado e ilegal anexión de sus tierras.
No se trata de dos fuerzas equiparables en conflicto
Está claro, que la violencia cíclica solo favorece a la maquinaria de guerra del régimen sionista israelí en su proyecto de sostenimiento de la ocupación bajo un status de apartheid y limpieza étnica orientada a la aniquilación del pueblo palestino y su resistencia, en un proceso que comenzó con la partición de Palestina.
Como señaló la Relatora Especial de la ONU para los Territorios Palestinos Ocupados, Francesca Albanese : “El derecho de los palestinos a resistir es inherente a su derecho a existir como pueblo. Un acto ilegal de resistencia no hace que la resistencia sea ilegal. Un acto ilegal de una ocupación ilegal hace que la ocupación sea más ilegal (y la lista en el escritorio del Fiscal de la Corte Penal Internacional es más larga)”.
Justicia internacional
Corresponde a la llamada “comunidad internacional”, misma que dio origen al problema, ofrecer e imponer las soluciones de acuerdo a la legalidad internacional. Para ello es esencial que el máximo organismo representativo de dicha comunidad se reforme en forma estructural y recupere su poder de coerción y control para que su capacidad de acción sea real y supere el nivel de lo meramente declaratorio.
Resulta evidente que el criminal régimen de Israel, al amparo de los EEUU y con su anuencia, se ha transformado en una entidad paria e impune, ajena a las capacidades de coerción del concierto de las naciones. Es hora de revalidar el derecho a resistir al ocupante como primer paso esencial para la asistir a la recuperación de los inalienables derechos de libertad y autodeterminación del pueblo palestino, libre de las garras del régimen racista y agresor que ocupa su tierra milenaria.
*Henry Pacheco.
Investigador y analisata político venezolano

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